

En estos últimos meses, aprendiendo desde casa, conocimos a varios abuelos que participan de la vida escolar de sus nietos, ayudándolos con sus tareas o acompañándolos en sus clases online. Una ayuda que, tomando los recaudos necesarios y respetando las medidas sanitarias establecidas, beneficia a todos: padres que trabajan todo el día, talmidim que pasan un lindo y significativo momento en familia, y abuelos que ejercitan su memoria, incorporan nuevas herramientas digitales y se sienten orgullosos de contribuir en estos momentos.
Entrevistamos al moré Shlomo Elmaleh, abuelo de Josefina y Benjamín, (8º y 6º Básico), y Raquel Golubowicz, abuela de Rafaella y Benja (1º Básico y Guimel). Ellos participan activamente en la educación de sus nietos y nos cuentan cómo ha sido su experiencia.
¿Qué es lo que más les ha gustado de las clases online? ¿Qué aspectos positivos destacan?
Shlomo:
Cuando llegué a Chile después de la Segunda Guerra Mundial, mi segundo hogar fue el Instituto Hebreo.
– Allí brindé clases por cuarenta años y di mi alma por los talmidim. Si me remonto a esa época y alguien me hubiese dicho que las clases iban a ser por Zoom, jamás lo hubiera creído: es algo completamente impensado. Pero entiendo que, dada la contingencia, es la forma más adecuada y segura de hacerlo. Por eso creo que las clases deben seguir:
En especial me refiero a los morim de hebreo, que no deben dejar de transmitir a los niños nuestra lengua, religión, cultura, y por supuesto, el amor por la Torá.
No pertenezco a esta era tecnológica y me sorprende ver que ahora son mis nietos quienes me enseñaron a mí, así como yo les enseñaba a ellos hebreo y Torá al comenzar el Gan.
Raquel:
Es una experiencia fabulosa aprender junto con los niños. Ver cómo se manejan con tantos adelantos tecnológicos: sobre todo en las clases de 1º Básico, me pareció excelente. Seguiré apoyando cada vez que mi hija me lo pida, es maravilloso poder participar activamente en la educación de los nietos tratando, obviamente, de no interferir en la labor de los padres.
¿Cómo creen que pueden ayudar a sus hijos en esta si-tuación tan particular que estamos viviendo?
Shlomo:
Como abuelo siento felicidad y amor por poder enseñar hebreo y Torá a mi nieta y ayudar a mi nieto en el proyecto Shorashim, un tesoro que quedará en la familia para siempre. Era hora de actualizar y digitalizar nuestra historia familiar.
También estoy muy pendiente de qué necesitan los niños, vivimos al lado y los llamo por teléfono regularmente. Además, me genera felicidad saber que, al ayudar a mis nietos, también estoy ayudando a mi hija, que es morá de inglés del colegio, y que necesita calma y tiempo para dar sus clases y no bajar la guardia para que los alumnos sigan estudiando y no interrumpan su aprendizaje.
Me emociona ver que nuestra vida familiar ha sido en torno al Hebreo: ya son tres generaciones que han pasado por el colegio.
Yo como moré, mis hijos como alumnos y hoy mis nietos. Me llena de orgullo poder ayudarlos a transitar este momento.
Raquel:
El desconfinamiento familiar ha sido lento y debemos cuidarnos, entonces la mayoría del tiempo hemos visto a los nietos en el exterior.
Me fascina estar involucrada en el aprendizaje de los niños, siempre he tratado de apoyar a mi hija dentro de mis posibilidades, ya sea llevándolos al doctor o a otros lugares.
No tuve la suerte de tener abuelos. Por eso mis seis nietos son el regalo más grande que D’s nos dio.
Ellos están fascinados de estar con nosotros y sentir el tremendo amor incondicional que tenemos por ellos. Quiero decirle a los morim ¡kol hakavod!, pienso que han tenido una tremenda pega y que lo han hecho con mucha dedicación y cariño.