Por Daphne Dionizis
Así lo asegura Alejandro Pardo, quien con solo 31 años y una reciente carrera profesional, ya está generando una gran diferencia en la calidad de vida de varias personas.
Uno de sus casos de éxito con fines no lucrativos, ha sido lograr junto a su equipo, integrado por sus socios Jaime Silva y Hernán Quiroz, la adquisición y entrega por parte de FONASA y del Ministerio de Salud, del fármaco Trikafta para una menor que padece Fibrosis Quística, estando en peligro de muerte a causa de esta enfermedad, y sin poder costear el tratamiento por sus propios medios.
Abogado y actual socio de la firma Quiroz Abogados, Alejandro se considera una persona sencilla, alegre y pragmática. “Sueño con tener una vida equilibrada tanto en lo personal como en lo profesional. Uno de mis miedos es que perdamos como sociedad, la sensibilidad, empatía y el sentido de la realidad que nos rodea, y lo que realmente necesitamos para ser felices”, nos cuenta.
Alejandro ¿Qué te motivó a estudiar Derecho?
A los 17 años uno no tiene las mismas convicciones o argumentos que podría tener hoy para contestar esa pregunta. Lo cierto, es que para un alumno de cuarto medio, destacado en ramos humanistas, una carrera tradicional y con empleabilidad razonable, era Derecho. Lo pensaba sin imaginar la magnitud de la decisión de estudiar leyes.
Hoy puedo decir que mi motivación para ejercer esta profesión, son las herramientas que utilizamos los abogados para impulsar cambios en las vidas de las personas, evitando controversias y solucionando conflictos. Desde la prestación de un servicio que sea un aporte, a un proyecto comercial o personal, hasta la posibilidad de asesorar o defender a quienes realmente lo necesitan.
En ambos casos se siente la gratitud del cliente y eso, sin duda, es una motivación. Contar con la confianza para asesorar y gestionar sincronizadamente distintas aristas de negocios ajenos, muchos de ellos íntimos, reconforta y te impulsa a seguir creciendo como profesional.
Con tan solo 31 años ya eres socio de un estudio de abogados. ¿Qué significa para ti este logro?
Más que un logro, lo veo como una evolución en mi carrera profesional que, si bien no es muy extensa, sí tiene diversos episodios con momentos dulces y agraces. Afortunadamente los meses post-pandemia han sido revitalizadores para una oficina a la que llegué como abogado asociado a mediados de 2020, y que, a medida que se fueron levantando restricciones sanitarias y reactivando la economía, hemos construido las bases de un proyecto sólido. A comienzos de 2022 me invitaron a integrar en calidad de Socio, lo que fue reconfortante, pues lo sentí como una retribución a todo el trabajo realizado en los últimos años, pero más que nada, es un voto de confianza a mis aptitudes tanto profesionales como personales y por mi parte, una apuesta para desarrollar a través de Quiroz Abogados un concepto personalizado, cercano e integral en la industria de la abogacía, distinto a lo que podemos ver en estudios jurídicos de mayor tamaño.
¿Cuáles son las mayores satisfacciones que has tenido en tus años de carrera?
Tengo muy buenos recuerdos de los meses en que realicé mi práctica profesional en la Defensoría Penal Pública. En ese lugar, uno se da cuenta de la necesidad que tiene cada persona de poder ser defendida en juicio por un abogado, poder recibir una asesoría jurídica a tiempo y de calidad, conocer los derechos que la ley les garantiza y especialmente, que somos todos inocentes hasta que se presuma lo contrario.
Digo lo anterior porque independiente del caso concreto para el cual se requiera un abogado, nunca hay que perder la empatía por el cliente, sus necesidades y manejar bien sus expectativas en virtud de los resultados que pueden obtenerse con las herramientas legales que tiene a disposición, pero que solo las puede ejercer a través de un abogado que lo represente.
Una nueva esperanza
La Fibrosis Quística es una patología hereditaria, en donde las células que producen moco, sudor y jugos digestivos, se ven alteradas, generando así que estas secreciones se vuelvan pegajosas y espesas, creando graves complicaciones para quienes lo padecen.
En la actualidad han mejorado los programas de detección temprana y los tratamientos paliativos, y desde hace pocos años están en venta medicamentos que sanan por completo esta enfermedad, como el caso de Trikafta, sin embargo, a un costo muy alto, cercano a los 212 millones de pesos anuales.
Alejandro y su equipo, están contribuyendo para cambiar este escenario y permitir que más personas, sobre todo menores de edad, puedan acceder a este medicamento de manera gratuita y curarse de esta patología.
Recientemente obtuvieron un fallo a favor en la Corte Suprema, donde representaron a una menor a la que se impedía por parte del Estado, el acceso al medicamento Trikafta. ¿Qué sientes tras haber logrado ayudar a esta familia?
Lo que ocurre exactamente es que la Fibrosis Quística es una enfermedad incluida en el Plan Auge y en la Ley N° 20.850 (Ricarte Soto), es decir, cuenta con cobertura estatal para el tratamiento a quienes lo requieran y así fue con los medicamentos paliativos que existían. Hace unos años se empezó a comercializar un nuevo medicamento llamado Trikafta, el cual no era paliativo, sino que sanaba a los pacientes que adolecían de esta terrible enfermedad. El Estado arbitrariamente niega el acceso a este medicamento, exclusivamente por su alto costo, perturbando gravemente el derecho a la vida de nuestra representada y el legítimo ejercicio de sus derechos a la protección de la salud y a su integridad física y psíquica, que nuestra Constitución garantiza en sus artículos 19 N° 1 y 9, porque estando en peligro de muerte a causa de una enfermedad que no puede tratar por sus propios medios, el Estado se rehusaba a utilizarlos, aún teniendo los recursos para financiarlos.
Tras un arduo trabajo en equipo y en una gestión encabezada por mi socio Jaime Silva y cuyo alegato lo sostuvo mi otro socio, Hernán Quiroz, logramos a través de un Recurso de Protección presentado ante la Corte de Apelaciones de Arica (Rol 2259-2022), la adquisición y entrega por parte de FONASA y del Ministerio de Salud del fármaco TRIKAFTA.
Esto es un tremendo logro para nuestra oficina, Quiroz Abogados, pues ha sido el resultado de trabajo en equipo, sincronizado y con fines no lucrativos, lo que ha sido muy gratificante y
nos abre las puertas para seguir ayudando a familias que necesitan de un apoyo estatal para poder llevar una vida un poco más digna.
¿Existen muchos casos como este?
La verdad que sí. La fibrosis quística tiene la particularidad de que hasta hace pocos años no tenía medicamento que la sanara, sino solo tratamientos paliativos, y es por eso que no es aceptable que el Trikafta no sea entregado por el Estado simplemente porque no lo tenían en sus cálculos al incluir esa enfermedad en el Plan Auge o GES.
Actualmente tenemos otros cuatro recursos presentados, de los cuales hay dos con orden de no innovar concedida, esto significa que mientras se tramite el recurso, el Estado igualmente deberá proveer de este medicamento.
Estamos trabajando en un programa de difusión para que ninguna familia pierda la oportunidad de obtener el remedio de esta enfermedad por esta vía, y estudiando otras enfermedades o condiciones, cuyo tratamiento se pueda acceder mediante una intervención judicial en la que una sentencia obligue al Estado a financiarlo y cumplir con su mandato constitucional.
¿Qué crees que falta para que cambie este escenario?
La salud en Chile tiene un grave problema de gestión de recursos. El Estado no los administra de manera eficiente, y para la ciudadanía es normal ver noticias acerca del despilfarro de recursos no justificados, hospitales que aún no abren a pesar de estar listos, compra de medicamentos de marca y no su bioequivalente, etc.
Con el presupuesto utilizado en la construcción de uno de los hospitales que llevan años cerrados a pesar de estar listos, podría el Estado comprar Trikafta para todas las personas -en su mayoría niños- que sufren en Chile de fibrosis quística.
Si tuvieras la posibilidad de elegir algún caso histórico o mediático en el cual haber participado ¿Cuál elegirías y por qué?
No tengo ninguna fijación en particular al respecto, pero reconozco que cada vez que surgen casos mediáticos de investigaciones por delitos cometidos por empresas (cohecho, lavado de activos, colusión, etc.), me entusiasma la idea de colaborar con el desarrollo de un modelo de prevención de delitos y compliance del acusado, para evitar que vuelvan a suceder hechos que los expongan de esa manera ante la sociedad y naturalmente ante los tribunales de justicia. Estos casos pueden ser fatales para una empresa, y más allá de que se acredite o no su culpabilidad, el daño mediático es enorme, por lo que es crucial tener un modelo de cumplimiento normativo y ético consolidado con anterioridad, para prevenir estos hechos.
Sin perjuicio de que lo ideal es prevenir estas situaciones mitigando los riesgos de cada negocio, los golpes mediáticos y judiciales, también pueden ser vistos como una oportunidad de crecimiento y para desarrollar protocolos preventivos con procedimientos establecidos y conocidos por todos sus colaboradores, capacitación de trabajadores, implementación de un canal de denuncias, y en general, desarrollar una cultura corporativa de cumplimiento integral. Todas estas acciones finalmente le dan un valor agregado a la empresa, una mejor reputación y una auspiciante proyección en el largo plazo. Un ejemplo es SIEMENS, que, tras una crisis por temas de corrupción a principios de este siglo, hoy son un modelo ejemplar en compliance y buenas prácticas.
¿Qué consejos les darías a jóvenes universitarios que están cursando la carrera de Leyes?
Yo les recomendaría aterrizar los conocimientos adquiridos con casos prácticos. Discutirlo entre compañeros y profesores. Imaginar cómo se resolverán en el mundo real y no en una sala de clases. No es fácil dimensionar cómo tantos manuales, códigos y libros, se aplican en situaciones que se viven día a día en todas partes, pero no solo sucede, sino que además tienes que complementar esos conocimientos con habilidades blandas que necesariamente se perfeccionan en el ejercicio de la profesión y no en la Universidad.
El Derecho es una cosa. El ejercicio de la abogacía es otra.
¿Cuáles son tus objetivos como profesional en 5 años más?
Mi objetivo como profesional actualmente es hacer un postgrado en el extranjero, especializarme y volver con más fuerza a aportar mi grano de arena para que vivamos en un mundo en el que todos puedan sentirse representados en el ejercicio de sus derechos.