Sin duda febrero es para muchos el mes del amor, que se expresa en regalos, cenas románticas y diversas manifestaciones. Sin embargo, ¿cómo se vive este sentimiento en las personas mayores? El amor, en su sentido más amplio, se expresa en todas las edades y contextos, pero cuando nos referimos a la relación de pareja, el amor llamado “eros”, que es propio de las relaciones sentimentales, pareciera ser lo más característico.
Esta forma de amar experimenta muchos cambios con el paso del tiempo, pues para un número importante de los adultos mayores la expresión de su afectividad y sexualidad está condicionada por las características contextuales en las cuales se encuentren: experiencias de viudez y soledad, presencia de enfermedades, cambios corporales, ausencia de espacios de intimidad, entre otros.
Aunque a simple vista pareciera ser que la manifestación del amor erótico es limitado en las personas mayores, esto en gran parte, responde a que la sexualidad aun sea un tema tabú para nuestra sociedad, o bien que existe la representación social del adulto mayor como ser “asexuado”, incluso tendemos a decir que “vuelven a ser como niños”, lo cual es un mito, pues sabemos que es una dimensión que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida, y que no expira con el paso del tiempo, o incluso con la presencia de enfermedades.
Es cierto que muchos enviudan y con ello la relación marital se frena, sin embargo, un porcentaje importante de personas mayores con o sin pareja estable siguen manteniendo una vida sexual activa y una afectividad enriquecedora. De acuerdo al Estudio Nacional de la Dependencia en las Personas Mayores (SENAMA, INTA y Microdatos de la U. de Chile, 2009), la mayoría de los adultos mayores tiene una vida sexual activa (64%) y la evalúan igual o mejor que la de sus pares (79%). Este mismo estudio destaca que ser hombre y estar en pareja eleva las probabilidades de mantenerse sexualmente activo; más cuando se tienen ingresos más altos y habilidades sociales.
Ahora bien, más allá de estos datos, ¿cómo es la vida sexual de las personas mayores? Un primer aspecto a considerar es que en la vejez no solamente la genitalidad tiene un rol importante, sino que con el paso de los años, la “intimidad” alcanza la integración entre el disfrute del placer corporal con la significación que las personas le dan a la experiencia sexual, en tanto un espacio de encuentro entre dos personas que se quieren. En términos generales, ya no es tanto el “sexo como deporte”, sino que el placer va acompañado de afectos, o bien, la relación sexual es en sí más que antes una expresión de amor y encuentro.
Muchas personas mayores, pueden gozar de la intimidad que significa el no tener ya a “los niños en casa”.
Por ejemplo, quienes viven en sus domicilios y que han superado positivamente el llamado “nido vacío”, pueden incluso incrementar su experiencia sexual, al tener más tiempo y privacidad para la vida de pareja, más aun cuando ésta ya no tiene la función reproductiva que inherentemente está en edades inferiores, lo cual puede permitir explorar con mayor libertad.
Sin embargo, es evidente que el cuerpo cambia con los años no sólo en lo estético, sino en el funcionamiento de sus diferentes órganos y sistemas, lo cual repercute en la vida y frecuencia sexual, se sabe que en general esta última disminuye con los años, pero no por ello las personas son menos plenas en esta dimensión. En cuanto a los cambios que se experimentan en la actividad sexual como tal, se deben mencionar que la fase de excitación suele ser más lenta en ambos sexos, ya sea por disminución de la lubricación y elasticidad vaginal, como también que el hombre tarda más tiempo para alcanzar la erección. Sin embargo, hoy en día más que antes, el avance de la ciencia y una mayor cantidad de productos en el mercado, permiten compensar estos aspectos con múltiples adaptaciones.
A su vez, una persona mayor demanda mayor tiempo y estimulación para alcanzar el orgasmo, el cual también puede durar menos tiempo, y por otro lado, la fase de resolución para una nueva actividad sexual suele ser mayor, llegando a durar incluso días. De ahí, por ejemplo, la disminución de la frecuencia sexual.
Se debe considerar también que la administración de algunos fármacos puede tener efectos en la disminución de la libido o en la respuesta sexual.
Más allá de estos cambios físicos, algunos esperados y otros producto de condiciones de salud o emociones, se debe considerar que aunque en esta etapa de la vida la preponderancia está en la dimensión afectiva por sobre la corporal, ello no significa que no se integren ambas y que las personas de mayor edad no sean capaces de buscar asesoría y adaptaciones que les permita vivir la sexualidad de una manera creativa, sin tapujos y abierta a los cambios, en concordancia con lo que ha sido la historia y relación de pareja a lo largo de los años, o bien el inicio de nuevas relaciones, como se da en muchos adultos mayores que se vuelven a encontrar con el amor, ya que la edad no es limitante para amar ni tampoco para el placer.
En toda etapa vital, incluida la vejez, las personas que se quieren buscan nuevas formas de disfrutar del contacto íntimo, lo cual se manifiesta en nuevos espacios en el cual se vive el amor, así como echar a volar la imaginación para cumplir deseos, aprovechando con mayor intensidad cada momento.