B´NAI B´RITH

B’nai B’rith: mi Israel, nuestra historia (¡comparte la tuya!)

Basado en un artículo de Charles O. Kaufman, presidente de B’nai B’rith Internacional

A propósito de la celebración del 73 aniversario de la independencia de Israel, B’nai B’rith quiere compartir contigo hoy tan solo una historia, e invitarte con ella al recuerdo, a volver atrás en tu propia vida, para sentir y compartir con tus cercanos, y con nosotros si así lo deseas, dónde estabas, cómo fue y qué sentiste en aquel momento en que Israel pasó a formar parte de tu historia. Del Israel que por primera vez conociste hasta hoy, en que seguramente algunas cosas hayan cambiado, más, el hilo que nos une eternamente como judíos a nuestra tierra, permanece intacto.

¿Recuerdas cuándo y cómo fue la primera vez que te conectaste con Israel?

Quizás tu primer recuerdo sea del 29 de noviembre de 1947, día de la votación de la Resolución 181 de las Naciones Unidas, aprobando la división del Mandato Británico de Palestina en dos estados, uno judío y uno árabe. Quizás tú, tus padres o abuelos estaban apiñados alrededor de la radio el 14 de mayo de 1948, escuchando a David Ben-Gurión declarar la independencia, quién ese día, se convertiría en el Primer Ministro de Israel. O quizás, te enteraste recién al día siguiente por medio de los diarios.

Tal vez, tu primer y más memorable recuerdo sea el haber llegado por primera vez al aeropuerto de Lod, el que desde 1973 conocemos como el Aeropuerto Internacional Ben-Gurión. Caminar por las playas de Tel Aviv, visitar el Museo de la Independencia, el Hotel King David, la primera Knesset en el edificio de la Agencia Judía o quizás visitar el Museo de Israel. Tus recuerdos tal vez están asociados a los aromas únicos de los mercados en los que paseaste comiendo shawarma, mientras compartías un untuoso y especiado plato de hummus.

Mi primer encuentro con Israel fue el año 1980, lugar al que llegué luego de una visita a El Cairo. Se vivían tiempos embriagadores, Israel y Egipto habían firmado recientemente, el 26 de marzo de 1979, el famoso tratado de paz que siguió a los Acuerdos de Camp David.

Junto a mi novia, recorrimos las pirámides y rápidamente descubrimos que ningún guía reconocía las identidades de los esclavos que las construyeron, los mismos que como judíos, recordamos durante miles de años en nuestro Séder de Pésaj.

Visitamos la sinagoga en el Antiguo Cairo y la magnífica, en ese entonces remodelada, sinagoga del sector del Nuevo Cairo. Grupos de turistas asistimos a los servicios de Kabalat Shabat el viernes por la noche. La seguridad era estricta, contaba con una caseta de guardia frente al enorme edificio y policías “secretos” vestidos de civil, se mezclaban con los asistentes al servicio. Experimentamos varios días polvorientos y caóticos en la ciudad, navegando por los estrechos pasajes del famoso bazar Khan Al-Khalili, fundado el año 1382. Recuerdo como los turistas estadounidenses entraban y salían de las tiendas, y se paseaban por la noche a través de los callejones oscuros del mercado, solamente para comerciar dólares en el mercado negro.

En ese momento, uno podía tomar un avión pequeño para visitar Sharm El Sheikh, en el extremo sur de la península del Sinaí, tierra que recientemente había regresado bajo control egipcio como parte de los Acuerdos recientemente firmados, según recuerdo, un punto magnifico a nivel global para practicar snorkel. El aeropuerto era un edificio mayoritariamente de bloques de cemento, el cual solamente recibía un vuelo de llegada y uno de salida al día. Cuando llegamos, observamos un batallón de paracaidistas, soldados grandes y altos, que rápidamente supimos que eran estadounidenses que se entrenaban con las fuerzas de mantenimiento de la paz en la zona.

El viaje de El Cairo a Tel Aviv estuvo lleno de emoción. En ese momento, era posible tomar un autobús a través del desierto hacia Israel. Volamos con Nefertiti Airlines, un vuelo chárter con tripulación internacional. También descubrimos lo que significaba un avión “sin marcar”. Sin banderas, sin números. Aun qué no lo crean, sin un plan de vuelo anunciado. Nada. Abróchate el cinturón y disfruta del vuelo. Y así lo hicimos, o al menos lo intentamos.

Poco después del despegue, sentimos un giro brusco a la izquierda durante el rápido ascenso del avión. En lugar de simplemente volar a través del desierto, en la distancia más corta, estábamos haciendo ingreso al espacio aéreo de Tel Aviv sobre el Mediterráneo.

Volar hacia el Aeropuerto Internacional Ben Gurión nos regaló una vista increíble. Cuando bajamos las escaleras de este vuelo de “siéntese y relájese, aunque no sepamos a dónde diablos vamos”, muy pronto me encontré bajando a la pista, cayendo de rodillas y besando la superficie del mágico suelo que pisaba. Gracias a D”s estamos aquí.

Ese es mi primer recuerdo de Israel. Por supuesto, el viaje a Jerusalén fue muy diferente al que podemos realizar hoy en día. Las carreteras eran distintas. Los camiones y tanques reventados al costado de la entonces estrecha carretera, producto de la Guerra de la Independencia de 1948 eran aún por esos días visibles. Las colinas cercanas a la milenaria ciudad, estaban en su mayoría sin desarrollar. A pesar de lo árido que era el paisaje en 1980, estaba más desarrollado que el Israel de 1959, días en los que mis padres, Stanley y Sondra Kaufman, hicieron su primera visita como parte de la primera convención de B’nai B’rith International en nuestra patria judía. Sus videos, de poca calidad, mostraban escenas de calles antiguas, el Puente Allenby, vistas lejanas de la Ciudad Vieja, la Cúpula de la Roca aún no estaba pintada de oro en ese entonces, y muchas otras imágenes tempranas de un país incipiente.

El milagro del acuerdo de paz entre Egipto e Israel, negociado por Anwar el-Sadat y Menachem Begin en Camp David el año 1978, continuó con el reconocimiento por parte de Jordania de Israel, y recientemente hemos sido testigos de otro milagro, la normalización de relaciones entre Israel y los Estados Árabes Unidos.

Este es un fragmento del recuerdo de la primera visita de Charles a Israel, recuerdo que junto a los de todos nosotros, construyen día a día la historia de nuestro pueblo.

¿Quieres compartirnos tu historia?, sigamos construyéndola juntos. Envíala al mail hermandad@bnaibrith.cl, con el título: “Mi Israel, nuestra historia”, publicaremos en nuestras redes sociales todas las que recibamos. Si te parece, puedes adjuntar tus fotografías, en rollo o digital, tu recuerdo permanece igual.

Sigamos celebrando siempre, ¡todos juntos!

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