B´NAI B´RITH

Boris Kisiliuk, nuevo presidente de B’nai B’rith “El devenir de la sociedad es hacia mayores formas de solidaridad”

Boris Kisiliuk Crutchik, nuevo presidente de B’nai B’rith Chile, es descrito por quienes lo conocen como un miembro “resuelto en ideas” y “sostenedor del buen humor, lo que le permite rápidamente conciliar”. Bien conocido en el espacio bnaibritiano por su participación en diversas instancias de liderazgo interno, revista Shalom conversó con Kisiliuk a pocas horas de iniciada su cadencia, ésta fue nuestra conversación:

Acorde a las circunstancias y restricciones sanitarias, más de un centenar de miembros de la conocida fraternidad judía votó para elegir a Boris Kisiliuk, casado, tres hijos y miembro de la filial Shalom, para suceder a Jaime Fuchs, quien presidía desde 2016 el capítulo chileno de la institución judía de servicio más antigua en el mundo. Lo hace en un tiempo excepcional en lo social, político y financiero.

El desafío le entusiasma a Kisiliuk, quien posee un largo historial de servicio comunitario judío en base a más de treinta años de actividad en B’nai B’rith.

En lo biográfico, el nuevo presidente es parte de una conocida familia que tuvo como base la ciudad de Copiapó. Boris es parte de esa generación de jóvenes judíos educados en provincia, y que hoy residen en Santiago.

El sello del Norte chico le distingue en su modo abierto de entender las relaciones humanas y la vinculación al medio. Su padre Paul, nacido en Rumania y su madre Cecilia, de profesión profesora, se mudan a Copiapó en la década del 50. Allí nace Boris y sus otros dos hermanos. Su padre fallece cuando él tiene apenas 9 años, dejando en quienes le conocieron, la impronta de persona correcta y solidaria, de grandes habilidades comerciales.

La integración con la sociedad sería parte de su cotidianeidad. Participó en los Boys Scout, en la Cruz Roja, incluso buscó integrar una kvutzá de Hanoar, junto a los otros hijos de familias judías radicadas en la ciudad de Copiapó, como los hermanos Jashés y hermanos y primos Navarro.

Los hermanos Kisiliuk finalizaron sus estudios en Santiago, el recuerdo sincero para su madre “quien, volcada a trabajar en el negocio familiar, de forma cariñosa nos impulsó a finalizar nuestros estudios en Santiago. Ella hizo todos los sacrificios de visitarnos, a veces solo por el día”.

Miembro de la hermandad desde 1985, en la actualidad es miembro de la filial Shalom, espacio fraternal que comparte junto a su esposa, Viviana Barta.

¿Cómo describirías el proyecto de familia que han construido?

– Creo que puedo decir que es un éxito. Desde un inicio dulce y feliz, aunque no se crea, con mi esposa nos conocimos de modo fortuito camino a Viña del Mar. Coincidimos comprando en la sala de ventas de Dulces ISSA, la tradicional tienda de dulces chilenos de Curacaví. Desde ese momento inicial ya han pasado más de cuarenta años, y hemos podido ver como nuestros tres hijos se han desarrollado tanto en sus pasiones como sus profesiones.

La B’nai B’rith en transición y en sintonía con la sociedad chilena

¿Qué explica tu elección en la Convención de la B’nai B’rith?

El 2020 ha resultado ser un tiempo difícil para toda organización voluntaria, también para B’nai B’rith, que ha debido ajustar su presupuesto sin abandonar su compromiso con tareas de ayuda y filantropía.

– Entiendo que mi larga trayectoria en B’nai B’rith, así como experiencia en casi todas las instancias de liderazgo de esta Fraternidad, deben haber facilitado la honrosa propuesta que se me hizo.

¿Cuál es el valor de pertenecer a una hermandad?

He construido una familia extendida con las buenas personas que forman esta hermandad.

– Un ejemplo, en 1985, recién ingresado se me acercó el hermano Beny Pilowsky (ZL), me preguntó si era hijo de Paul. Se refería a mi padre, y confirmada la relación, pasó a relatar de forma sincera y emotiva sobre la amistad que los unió durante su juventud, en Valparaíso. Podrán deducir lo valioso y trascendente que eso fue para mí.

De igual modo pasa con la filial a la que pertenezco. La filial Shalom, tanto para mi esposa como para mí, es parte importante de nuestra vida cotidiana. Allí están los amigos cercanos, las actividades sociales habituales. Los considero sin dudar verdaderos hermanos. Los Shalom compartimos valores y nos acompañamos tanto los momentos felices como en los tristes.

¿Qué has aprendido de tu experiencia “bnaibritiana”?

– He aprendido a reconocer que un miembro de B’nai B’rith es judío las 24 horas del día, todos los días.

He practicado el cultivar el respeto a la opinion diversa, a comprender que la tolerancia y la aceptación del otro diferente no es una idea abstracta, sino una práctica real.

Les doy un ejemplo, no tengo reserva en admitirlo. Cuando ingresé a B’nai B’rith, tuve la posibilidad de tener muchas y diversas conversaciones. Me di cuenta que había vivido en una burbuja, y comprendí lo que había pasado en dictadura, y que, siendo difícil, debía integrarlo a mi existencia. Esa aceptación no significaba abandono de mis ideas políticas, por el contrario, me permitió madurar en ellas.

¿Con qué ideas o proyectos llegas en carpeta?

– En lo inmediato, realizar los ajustes presupuestarios necesarios para sustentar nuestra operación el 2021. Al mismo tiempo, la crisis actual nos obliga a poner foco en las necesidades emocionales y materiales de todos los miembros y familias de nuestra institución.

Luego de esto, el deseo compartido de integrar a la vida activa judía, a personas alejadas por razones no deseadas. Sabemos de decenas de familias judías en provincias impedidos de participar de forma activa por razones de distancia obvias, o aquellos otros, que tienen dificultades económicas. Para ellos, buscaremos los mecanismos necesarios para acoger e integrar.

¿Cuál es tu apreciación de los desafíos de los judíos en Chile?

– En años recientes hemos apreciado dificultades para la vida judía. Un ejemplo son las expresiones no deseadas que a veces toma esta era digital. Nuestro país como el resto del mundo, se ve influenciado por estas conductas perjudiciales. Expresiones como las fakenews o la actividad de elementos radicales de la amplia comunidad palestina chilena, se convierten en un desafío monumental para nosotros.

La pregunta que busca su respuesta, es cómo lograr desenvolver nuestro apego a la patria, nuestra acción en torno a la solidaridad, nuestra atención y respeto de los Derechos Humanos, sin que seamos cuestionados o ser agredidos por ello.

En mi apreciación, debemos perseverar en participar del debate nacional con los valores y principios del judaísmo, como lo son la libertad y la democracia, entre otros. Por eso me gustaría vernos en los debates que vienen como referentes de estos temas. Garantizar que estos principios estarán reflejados en la nueva Constitución.

No dudo que B’nai B’rith estará presente, informando y buscando colaborar con todos aquellos constituyentes que sean afines a estas ideas. Tiendo a creer que los judíos en la diáspora, siempre hemos actuado de forma definida sobre estos temas, independiente de nuestras diferencias políticas.

El espacio del ciudadano y del voluntario ha estado presionado por un contexto mundial que impone exigencias que dificultan el voluntariado. En ese sentido, ¿cuál es el futuro de las organizaciones voluntarias judías?

Tengo la convicción que el voluntariado sigue estando vigente, más aún, el devenir de la sociedad es hacia mayores formas de solidaridad.

– Algunos podrán pensar que soy naive; pero estoy convencido que, en el mundo, hay más buenos seres humanos que malos, en consecuencia, el camino correcto debería ser redoblar los esfuerzos en asociarnos con otros grupos con los que compartimos ideas. También persistir en participar en la vida nacional.

¿Pero, cómo llevamos a la práctica este deseo?

– Haciendo nuestro máximo esfuerzo en mostrar a los miembros de nuestro yishuv los beneficios de activar, participar y cooperar del quehacer nacional. Por supuesto, cada uno desde su habilidad, interés o institución. El resultado no será otro que develar nuestra diversidad y riqueza.

Para el caso específico de la B’nai B’rith el trabajo voluntario es y seguirá siendo el modelo que orienta.

En ese sentido debemos potenciar o desarrollar aquellos proyectos específicos que nuestra hermandad hagan suyos. Y por supuesto, visibilizarles sin vergüenza o temor.

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