Texto: Directiva La Casa Kehila
IG:@lacasa_kehila
“¿Por qué esta noche es distinta a todas las demás noches? Porque esta noche es la primera vez que realizamos, de manera presencial, un Séder de Pésaj en nuestra querida comunidad La Casa, y ¡qué más emocionante que hacerlo en compañía de 100 amigos y amigas! Bienvenidos a todos y todas”.
Así partía la noche, leyendo el mensaje de bienvenida en nombre de toda la directiva de La Casa Kehilá, Rene Arriagada: “Hemos ido consolidando un hermoso grupo de personas a través de los últimos años, un marco de pertenencia lleno de amor y de tradición, abrazando a todos los que quieran sumarse a celebrar con nosotros los momentos más importantes del calendario y de la vida judía”.
Desde el mismo nombre, La Casa, se quiere comunicar algo distinto y único en Chile.
“Creemos en un judaísmo abierto e inclusivo, reflejo de una comunidad vibrante, llena de vida y juventud. Venir a La Casa, desde las mismas palabras, nos habla de algo informal, cercano, íntimo y hogareño, y así es como vivimos el judaísmo en nuestra comunidad”
Nos explica Matías Taub, otro de los directores del proyecto que ofreció también una de las 4 copas en el Séder.
Y claramente eso fue lo que se pudo ver la noche del segundo Séder de Pésaj, el sábado 16 de abril en el salón principal del Centro Lyon de la B’nai B’rith, un evento de lujo para 100 personas lleno de amor y cariño, en un ambiente familiar y relajado, lleno de jóvenes, niños, coches, abuelos y de todo, todos celebrando juntos y participando activamente de todos los pasos del Séder.
El Séder reunió a grandes personajes de la comunidad judía, personas muy cercanas y presentes en las actividades de La Casa. El ex Director de la CJCh Yonathan Nowogrodski, quien condujo el Hatikva al final del Séder, Michelle Hafemann, reflexionando sobre injusticias y esclavitud, la familia Jusid Preminger con los hermanos Galia activista feminista en la COFEJJ y Natan Vice Presidente de la FEJJ, a Tammy Benquis, Presidenta del CPJ Meretz Chile, a Sigal Bogdanic, Pehila de Hashomer Hatzair, y a Andrés Aguilera, Director de Lazos Chile, quien reflexionó sobre la importancia que exista un lugar en la comunidad judía en Chile donde podamos vivir nuestro judaísmo como queramos, como seres humanos libres y empoderados, y sobre “la importancia de que cada uno pueda elegir su comunidad. Yo ya lo hice, y es esta, La Casa”.
Boris Kisiliuk, Presidente de B’nai B’rith Chile, no quiso estar ausente y concurrió a ver cómo el Centro de Eventos de la Institución, cerrado desde comienzos de la pandemia, se llenaba nuevamente de vida judía joven, diversa y plural, tal como ha buscado desde hace ya 85 años la institución en nuestro país.
“Es muy lindo ver cómo La Casa reúne a tanta gente de tantos orígenes distintos, ya sea de comunidades conservadoras o de marcos más laicos, juntos en un espacio nuevo y fresco, y eso se puede ver en la diversidad de gente que reunimos, jóvenes y adultos de todo tipo de movimientos juveniles o comunidades, que buscan algo distinto, más auténtico, menos superficial y buscando fortalecer relaciones más profundas, a través de un espacio con más contenido y mucho más acogedor en todo sentido, incluso se puede ver desde la misma directiva, donde la mitad fuimos a movimientos religiosos como Bet El y Tikvá, mientras que la otra mitad fue a un movimiento laico como Hashomer Hatzair”, reflexiona Israel Ventura, otro de los directores de La Casa.
“Nuestra comunidad está abierta y busca recibir a muchos tipos de personas que buscan algo distinto en la comunidad judía hoy”.
La primera copa y kidush fue ofrecida por Nico Riethmüller, quien actúa como Rabino en La Casa. Alumno de cuarto año en el Instituto Iberoamericano de Formación Rabínica Reformista, Nico convoca un grupo diverso y cada vez sumando gente nueva. “En la directiva estamos felices, con cada vez más gente participando y con grandes expectativas para el futuro”, nos cuenta Matías.
La Casa se muestra como uno de los marcos judíos comunitarios más inclusivos y abiertos en Chile.
Enmarcándose de manera general en el judaísmo reformista, y con un estilo amigable abierto a cualquiera, es un proyecto comunitario que busca además abrir las puertas y darle un espacio a muchas personas en nuestra comunidad que se ven dejadas de lado: personas hijas de padre judío y madre no judía, personas judías LGBT, personas judías con una mirada progresista, o personas judías que se enamoran de personas no judías y quieren celebrar matrimonios y formar hogares con ellas sin exigirles la conversión, y por ende, para los hijos de estos matrimonios. “Estas personas son reales, y no porque no acojamos sus necesidades, el problema deja de existir, sino todo lo contrario. Acoger a matrimonios mixtos dentro de comunidades judías y de la vida judía, permitirá que estos matrimonios tengan más redes de educación judía para fortalecer su vida judía, y además, reducirá y combatirá fuertemente el antisemitismo. Cuando tengo el honor de celebrar un matrimonio judío entre una persona judía y una no judía, se puede ver que el lado no judío, la mitad de las personas presentes en el matrimonio, quedan encantadas y asombradas de lo modernos que somos los judíos, lo abiertos que somos, el lenguaje inclusivo que ocupamos, y la actitud acogedora que mostramos, es impresionante”, nos cuenta Nico sobre el por qué es necesario que haya una comunidad judía reformista en nuestro país que acoja estas necesidades de personas judías.
La última copa del Séder la hizo Shani Csaszar, la única mujer (por ahora) miembro del directorio de La Casa, quien reflexionó especialmente sobre la importancia que es para ella como mujer poder empoderarse en un rol de liderazgo central en esta nueva comunidad, construyendo desde sus orígenes un marco comunitario con perspectiva feminista y orientada hacia las diversidades de todo tipo. “Acá las mujeres no tendremos un rol simbólico o de adorno, esta vez, tendremos un rol central”, nos explica Shani.
“En La Casa vemos el judaísmo en un sentido moderno, donde prime siempre la dignidad del ser humano, el pensamiento racional y el sentido común, integrando lo judío y lo universal. Vemos en la Torá una fuente de enseñanzas para ser mejores personas, para aprender mejor a discernir entre lo bueno y lo malo, con el fin de desarrollar nuestra capacidad de amar y construir juntos una mejor sociedad”, una última reflexión que nos deja Nico sobre la visión de judaísmo que están llevando.
Pésaj es la fiesta de la inclusión. Gracias a todos los que lo hicieron posible, a todos los que participaron, a ROI Community por el auspicio que hizo este evento posible, a la CJCh por su aporte, a B’nai B’rith por ser dueños de casa, y todos los que nos acompañaron esta noche. Que vengan todos y coman, todos los que necesitan liberarse de lo que los mantiene esclavos en sus vidas. Que vengan todos los que necesiten ser parte de un marco comunitario como La Casa, una gran familia extendida que ya tiene un lugar en nuestro corazón.