Por Daphne Dionizis
Padre de dos hijos, bajo perfil y apasionado por el tenis. Así es Daniel Remenik, investigador del Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile y Doctor en Matemáticas Aplicadas, quien este año recibió dos destacados premios internacionales: MCA Prize 2021 del Mathematical Council of the Americas y Rollo Davidson, de la Universidad de Cambridge.
Su amor por las matemáticas lo acompaña desde que estaba en el colegio. Al egresar del Instituto Hebreo, decidió seguir su intuición científica y optó por la carrera de Ingeniería Matemática de la Universidad de Chile, para luego seguir sus estudios en Estados Unidos realizando un Doctorado en Matemáticas Aplicadas en la Universidad de Cornell y posteriormente un Postdoctorado en la Universidad de Toronto, Canadá.
Conversamos con Daniel, quien nos explica sobre su contribución a las matemáticas en el área de las probabilidades y nos ayuda a entender un poco más sobre su vida como investigador.
Fuiste el único latinoamericano galardonado con el premio MCA Prize 2021, que entrega el Mathematical Council of the Americas. ¿Cuál fue tu contribución?
– Mi área particular dentro de las matemáticas es la teoría de probabilidades. Uno de los fenómenos que aparecen en probabilidades, y también en la física, es que hay clases grandes de fenómenos que en principio son distintos, pero cuyo comportamiento macroscópico es el mismo. El típico ejemplo es lo que a veces se conoce como la campana de Gauss, el Teorema Central del Límite que se ve en cualquier curso de estadística. Esta distribución estadística es universal, en el sentido de que tiene propiedades particulares que hacen que aparezca en muchos contextos distintos. Ese es el caso más sencillo, pero hay otras clases de fenómenos que están descritos por otras distribuciones.
Un problema importante dentro de las probabilidades es tratar de entender de dónde vienen estas descripciones estadísticas comunes, y qué modelos están descritos por una cierta descripción o por otra. El tema en el que trabajo se conoce como KPZ, y corresponde a una clase grande y diversa de modelos que provienen principalmente de la física y que están unidos por una descripción común que en cierto sentido es bien misteriosa. Algunos ejemplos son estudiar la aleatoriedad inherente en el crecimiento de una colonia de bacterias, o en el frente de combustión que avanza al quemar un papel.
Era un problema abierto el poder describir esa distribución común. Había algunos casos muy particulares donde se había logrado, pero en general, no se había podido demostrar ni explicitar. Una de mis principales contribuciones, junto con colaboradores, fue encontrar esta descripción universal, y construir lo que correspondería a la campana de Gauss en este otro contexto. Esta es un área de investigación muy activa tanto en matemáticas como dentro de la física.
¿Qué sientes al haber descubierto esto?
– Lo principal fue asombro de que sea cierto, en particular porque la descripción es súper bonita y sorprendente desde un punto de vista matemático.
Es la sensación de haber descubierto algo inesperado que estaba ahí y eso es sorprendente.
¿Qué fue lo más difícil?
– En mi área, por un lado, es mantener la motivación porque si bien no es un trabajo solitario, es aislado, lento, y a veces, uno puede demorarse mucho en ver los frutos. Pero lejos lo más difícil es mantenerse haciendo las buenas preguntas, tratar de entender bien cuál es el siguiente paso.
Hay un componente necesario de creatividad, de ver qué hacer, tener la intuición de si irse por un camino u otro, saber cuándo detenerse, etc.
¿Qué significa para ti y tu carrera haber recibido estos premios?
– Es una alegría y satisfacción de ver que este esfuerzo, que no es solo mío, y que a veces es tan focalizado y quizás no muchas personas pueden entender, es reconocido. Es ver que esto tiene un impacto que va más allá de mi círculo inmediato.
¿Cuál es tu próxima meta?
– Mi principal motivación sigue siendo la misma, que es seguir avanzando en mi área de investigación, porque todavía hay cosas que tenemos abiertas y trabajamos día a día en eso. Otra motivación más reciente que tenemos con colegas en la U. de Chile, es tratar de traspasar algunas de estas ideas que vienen de las probabilidades o del área de la física, en entender los algoritmos que se están utilizando en inteligencia artificial. Este es un desafío muy grande que hay actualmente en las ciencias matemáticas.
Ampliando el conocimiento científico
Hace aproximadamente 10 años que Daniel trabaja en su línea de investigación. Y hoy, luego de mucho esfuerzo, su contribución es reconocida de manera internacional.
“Lo que rescato del proceso de esta investigación, es la importancia de la perseverancia. Este sí fue un trabajo donde hubo que perseverar harto. Si bien la película general estaba clara desde el comienzo, llegar a los detalles fue súper complicado y requirió mucho trabajo”, nos cuenta.
Desde el año 2012, eres Profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas e investigador del Centro de Modelamiento Matemático, CMM. ¿Cómo es un día de investigación de Daniel Remenik?
– Es una mezcla diría yo de la parte que tiene que ver con los estudiantes, ya sea clases o dirigir tesis, con la investigación y también un componente de cosas más administrativas o de gestión.
En mi caso en específico, le dedico bastante tiempo al Centro de Modelamiento Matemático, donde mi rol no es solo llevar adelante mi programa de investigación, sino que nos dedicamos a aplicaciones de las matemáticas y a ser una interfaz entre la gente que hace matemáticas y otras áreas, ya sea empresas privadas, el sector público u otras ciencias.
¿Cuáles son las cualidades que debe tener un investigador en el área de las ciencias matemáticas?
Lo esencial yo diría es motivación y pasión por el tema, es algo que te tiene que gustar.
– Definitivamente se necesita una dosis de algún talento innato, pero no necesariamente es lo más importante. También perseverancia, creatividad y paciencia, ya que es un área donde en general, uno debe aprender mucho antes de poder hacer un aporte.
Eres parte del grupo de Ciencias de Frontera de la Academia Chilena de Ciencias ¿En qué consiste este grupo?
– Este grupo de Ciencias de Frontera invita a científicos jóvenes con algún liderazgo en sus respectivas áreas, a ser parte de este grupo dentro de la Academia. La idea es que ojalá este grupo, que se renueva cada tres años, pueda realizar alguna iniciativa relacionada a las ciencias bajo el alero de la Academia. Es un honor grande en la carrera de un científico ser elegido como miembro de la Academia de Ciencias, entonces este grupo es como la versión más joven y por un tiempo acotado.
De todos los enigmas matemáticos que existen en el mundo sin resolución ¿Cuál te gustaría resolver?
– Hay muchos problemas abiertos importantes, que mucha gente ha trabajado en resolver, y muchos donde me encantaría poder aportar. Quizás lo que más me gustaría, sería poder avanzar en un problema grande en mi área, que es el problema de la universalidad en la clase KPZ, de alguna manera sería como poder llevar el trabajo que ya he hecho hasta el final.
¿Aplicas alguna teoría matemática en tu vida cotidiana? ¿Cuál?
– No diría que aplico una teoría matemática, pero sí aplico en mi manera de pensar las intuiciones que vienen desde las matemáticas, en particular de las probabilidades.
Las matemáticas te dan, por un lado, una manera bien rigurosa de mirar el mundo y por otro lado, muy sistemática.
Por ejemplo, para alguien que no está por así decirlo “entrenado” en probabilidades, puede haber algo en el mundo que lo sorprenda, mientras que quizás yo lo voy a interpretar como algo que no me parece sorprendente porque era algo esperable. Como ejemplo, si una misma persona gana dos veces la lotería, sale en los medios de comunicación y nadie puede creerlo. Pero desde otra perspectiva no es algo tan sorprendente, ya que si me pregunto cuál es la probabilidad de que alguna persona gane dos veces la lotería en los últimos cinco años, esa probabilidad es bastante alta. Entonces hay ciertos fenómenos que suceden, que uno interpreta de manera distinta por tener esta manera de ver el mundo.
¿Crees que falta fomentar carreras científicas en Chile?
– Yo diría que sí, pero falta más que eso.
Creo que también falta diversidad en la gente que hace ciencias en muchos sentidos, comenzando por el tema de género.
Yo creo que faltan más espacios para desarrollarse en Chile, porque por ejemplo se financian muchos doctorados para hacer en el extranjero, pero al volver muchos no encuentran trabajo. También creo que falta que la ciencia sea más parte de las decisiones del sector público, y también del sector privado, personas en una empresa aplicando la ciencia para desarrollar, innovar y solucionar problemas. Esto se hace más en otros países, pero nosotros en Chile tenemos problemas que son propios y necesitamos resolverlos. Y para todo esto se necesita tener formación, un ecosistema de científicos que sea importante.
¿Qué le aconsejarías a los alumnos que quieren dedicarse a carreras como la tuya?
– Primero, que se lancen a la piscina, porque uno puede tener el susto al comienzo de no saber si después les gusta o encuentran trabajo, pero yo no he visto eso. Al final creo que eso puede depender de las capacidades interpersonales de cada uno más que de otra cosa. Una de las ventajas que tenemos acá en Chile, es que a las personas que les gustan las matemáticas o físicas, las carreras de ingeniería son buenas para eso, en particular en la Universidad de Chile porque tenemos un plan común súper científico. Creo que cada vez más, la gente con formación científica, tanto por el conocimiento como por la manera de pensar, es súper bien valorada en la industria entonces hay un montón de espacio para ejercer.
Quizás mi mayor consejo es que uno debe hacer lo que le gusta dentro de sus posibilidades e informarse con personas que estén dentro de esas áreas para entender todas las alternativas.
