SHALOM

El Arte en tiempos de Covid-19: una manera de sentir y expresar

Por Daphne Dionizis

¿Quién no disfruta al ver un hermoso cuadro que logra cautivar la mirada? ¿Cuántos de nosotros no nos alegramos al escuchar una buena canción? ¿A cuántos nos gustaría tener un don artístico desarrollado?

Uno de los grandes cambios que trajo consigo el confinamiento, fue la imperiosa necesidad de buscar en las diferentes disciplinas artísticas, una forma de liberar la ansiedad y estrés. Si bien, siempre representaron una vía de expresión, hoy más que nunca, juegan un papel fundamental para canalizar emociones.

Conversamos con dos artistas emprendedoras que, a raíz de la pandemia, hicieron crecer aún más sus talentos: Leslie Wurman, creadora de Cantakids, y Esther Federic, con sus obras en @Esther_fineart.

Cantakids

Es una escuela de canto y música online para niños mayores de cinco años. Está formada por un equipo de profesionales en el área, en donde promueven el desarrollo de habilidades vocales y musicales a través del aprendizaje de técnicas vocales.

¿Cómo nació este proyecto?

Mi emprendimiento nació ya que soy fonoaudióloga y también profesora de canto. Tuve mucha demanda de papás que querían tomar clases de canto a sus niños en esta pandemia y cuarentena, y me quedé sin horarios disponibles para seguir tomando alumnos particulares. Fue en ese momento cuando decidí formar un equipo de profesoras especializadas en clases de canto para niños para que trabajaran conmigo. Hoy también contamos con clases de piano, guitarra y batería. Así nació CantaKids.

 ¿Qué fue lo que te motivó a emprender con este proyecto?

Me motiva todo lo que se logra desarrollar en los niños a través del canto y la música.

No solo aprenden a cantar, sino que desarrollan sus habilidades sociales, su autoestima y se sienten capaces de hacer cosas increíbles.

¿Cómo funciona?

Nuestras clases son por Zoom una vez a la semana, en las cuales enseñamos a nuestros alumnos técnica vocal, mediante ejercicios de vocalización, y de esa manera pueden preparar su voz para cantar. Luego, revisamos el repertorio musical, de acuerdo a las recomendaciones de nuestras profesoras y a los gustos de los niños.

Tenemos clases para niños a partir de los 3 años de edad en adelante. Entre los 3 y 4 años 11 meses, desarrollamos un programa de estimulación musical para papás  y mamás con sus niños, y luego a partir de los 5 años de edad ya son clases de canto individuales.

¿Se puede realmente aprender a cantar desde pequeño o es necesario nacer con esta virtud?

Cualquier persona puede aprender a cantar.

No es necesario nacer con un buen oído musical o tener la habilidad innata. El canto y la musicalidad se desarrollan a través de la práctica, y eso hace que las personas vayan mejorando día a día, vayan logrando encontrar su estilo propio, y a su vez, puedan experimentar y cantar cosas más complejas a medida que sigan cantando.

Los niños sin lugar a dudas fueron uno de los más afectados con la pandemia. ¿Cómo crees que influenció Cantakids en ellos?

Fue justamente gracias a la pandemia que nació este emprendimiento. El desarrollo de aplicaciones como Zoom nos ha permitido llevar nuestras clases a los hogares de nuestros alumnos sin necesidad de moverse de sus casas, y con absoluta seguridad en términos de cuidar su salud. Gracias a eso y a que la conexión a Internet ha ido mejorando, también porque hoy en día es necesaria para continuar con actividades básicas como el teletrabajo y los estudios, nuestras clases han funcionado perfectamente.

Además en estos tiempos de pandemia hemos sido una gran solución para los papás que están en busca de actividades para sus hijos. Nuestras clases no se suspenden, ya que funcionamos en formato online. Es una de las pocas actividades en las que los niños han podido tener continuidad durante este año.

Tienen un programa de estimulación musical para el niño junto a sus padres. ¿Qué beneficios trae realizar este tipo de actividad en familia?

Las clases de estimulación musical para papás con los niños son maravillosas. Se desarrolla una complicidad increíble a través de la música y los sonidos.

Los padres son una especie de extensión nuestra a través de la pantalla, y con ellos como co-profesores vamos incorporando elementos básicos de la música como el ritmo, la duración y la frecuencia de los sonidos. Es una instancia de juego y conexión entre los niños y sus papás/mamás muy enriquecedora.

Los niños juegan también haciendo distintos sonidos con sus voces y van descubriendo a través de vocalizaciones y canciones, lo que son capaces de hacer con su propio cuerpo, ¡que finalmente se transforma en un instrumento musical!

 ¿De qué manera contribuye el canto en los niños?

A través del desarrollo de sus talentos, en este caso del canto, los niños se ven muy beneficiados. No solamente aprenden a cantar, sino que refuerzan su autoestima y aprenden a equivocarse y seguir esforzándose para lograr sus objetivos. Se sienten capaces de hacer cosas que nunca pensaron que podrían. Es maravilloso y sirve, no solo en el ámbito musical, sino para la vida en general.

¿Consideras que es una faceta artística que se promueve en los colegios?

Creo que ahora está más desarrollado que en mi época. Sobre todo porque en los colegios empezaron a hacer “musicales”. Lo maravilloso de eso es que los niños cantan en grupo. La amistad, sentido de responsabilidad y colaboración que se produce entre ellos a través del canto, el trabajo en equipo, y además la admiración que se tiene por los compañeros, hace que sea un espacio único y de crecimiento maravilloso para los niños.

¡Si tienen posibilidad de cantar en un coro o ser parte de un musical, se los recomiendo absolutamente!

¿Qué es lo que más disfrutas de cantar?

Para mí cantar es como respirar, no podría dejar de hacerlo. Es la forma en la que mejor puedo expresar mis emociones y sentimientos. Lo que más disfruto es la sensación de bienestar y libertad que me produce cantar. Soy feliz y afortunada de poder dedicarme a esto y poder enseñar a mis alumnos y a quienes quieran aprender. Cantar es una bendición.

Color esperanza

“La pandemia fue un momento de mucho estrés y las actividades creativas generan bienestar y relajación”, asegura Esther Federic, artista creadora de la cuenta en Instagram @Esther_fineart. Cada uno buscó su propio refugio, ella lo hizo a través de los colores y los pinceles.

¿Quién es Esther Federic?

Soy una mujer judía religiosa. Vivo en Santiago con mi esposo e hijos.

Soy profesora de Educación Básica, en lo que trabajé algunos años dándome cuenta que no era mi vocación en la vida. Actualmente me dedico a la pintura, lo que combino (en mis redes sociales) con otros de mis intereses como humor, cocina, podcasts, lectura, Jasidut, entre otros.

¿Cómo nació tu amor por el Arte?

No diría que un día nació mi amor por el arte. Siempre me gustó dibujar, desde que iba al Gan. Cuando salí del colegio entré a estudiar arquitectura y siempre consideré que disfrutaba de lo estético. Hace unos años estuve en la casa de una amiga que había recientemente adquirido una pieza hermosa de arte judío, que me hizo pensar que quizás yo también podría crear algo así de lindo eventualmente. Al día siguiente, fui a comprar los materiales básicos, contacté a Virginia Cordero- quién sería mi profesora y nos pusimos las pilas.

Han pasado algunos años de mi tardía carrera profesional, me han salido algunas arrugas… pero acá estoy, tratando de dar lo mejor de mí, reconociendo lo que he logrado y cuánto tengo por avanzar.

¿Cuál es tu técnica artística?

Estilo figurativo. En general pinto con óleo sobre tela, pero de todas formas me encanta experimentar con médiums. Últimamente he estado probando con pasteles, lo que me encanta. Creo que es fácil, flexible y siendo rápido de terminar logra ser refrescante. Además me he estado adentrando también en lo que es el arte digital. Creo que si bien es algo distinto, es entretenido y jugar con fotos me ayuda a salir de mi rigidez y estructura natural, me permite tener una mirada más “out-of-the-box”.

Las cuarentenas nos llevaron a buscar distintas maneras de sobrellevar el encierro. Algunos desarrollaron sus talentos culinarios, aprendieron idiomas y otros se cobijaron en el área artística. ¿Qué crees que brindaron las Artes en esta situación?

Me parece que todo lo creativo (entendido ampliamente) ayudó a las personas a sobrellevar el agobio del encierro y de una rutina tediosa en la que cada día era prácticamente idéntico al anterior. El arte nos saca de nuestra rutina y nos permite (con la mente) visitar nuevos lugares, conocer a nuevas personas. Todos hemos experimentado este fenómeno cuando leemos una buena novela, nos sentimos transportados. En la época más extrema de la pandemia, explorar alguna actividad artística o creativa nos permitió a muchos un respiro de aire fresco, la posibilidad de “salir” un poco del encierro en el que nos encontrábamos. Además, la pandemia fue un momento de mucho estrés y las actividades creativas generan bienestar y relajación.

¿De qué manera te ayudó a ti, pintar los cuadros?

Siempre me gustó mucho la comunicación tanto verbal como no verbal. Sentía que tenía algo (igual que todos) por compartir con el resto, pero siendo tímida nunca me atreví a hacerlo. Pintar y publicar mi trabajo en redes sociales me ayudó a abrirme, me dio un espacio de compartir lo que tenía para dar, lo que me venía guardando por años. Es por eso que trato de complementar las fotos con textos inspiradores y personales. Tratar de iluminar en mi humilde forma el mundo con arte y palabras.

¿En qué te inspiras al momento de pintar?

Muchas veces elijo temas influenciados por la contingencia, una canción o en realidad cualquier tendencia que esté en voga, lo que yo estoy viviendo, un shiur que me inspiró, un personaje que sienta que guíe mi vida, etc.

En todo caso no todo mi trabajo está inspirado en temas densos o profundos. Muchas veces pinto lo que llamaríamos temas “anecdóticos”. Crear algo que me dé placer de pintar, placer de observar.

No solo uso la pintura como un medio de expresión, sino que pintar por el simple hecho de pintar, pintar para distraerme de la intensidad de la vida.

Según tu experiencia profesional, ¿Consideras que pintar puede ser una herramienta para canalizar emociones?

De todas formas. Muchas veces pinto lo que estoy sintiendo, lo que Am Yisrael está sintiendo, etc. Pero más profundo que eso, otras veces logro adquirir consciencia de lo que estoy sintiendo a través de lo que pinto. O sea, a veces elijo temas sin pensar mucho y mientras los trabajo me doy cuenta que elegí eso porque es lo que estaba en mi subconsciente.

¿Notaste algún cambio en tus obras o en trabajos de niños producto de la pandemia?

No sé si vi un cambio en mi trabajo propiamente tal, pero sí evidentemente en el ritmo de trabajo. Con los niños en el colegio tenía mucho tiempo para instalarme en mi estudio a dibujar, pintar y generar contenido para redes sociales. La verdad es que debo reconocer que era bastante productiva y lograba crear mucho. Naturalmente con los niños en la casa, este tiempo se hizo bastante escaso, no lograba “producir” lo que estaba acostumbrada. Tuve que bajar mi estándar de cantidad. Lo que fue frustrante, estaba acostumbrada a rendir más… No obstante, procesando estos últimos años tan intensos que nos tocó vivir, creo que el aprendizaje que me llevo es que no todo el crecimiento en la vida es cuantificable. Sí, probablemente el 2019 pinté más que el 2020, pero quizás la experiencia de pintar a pesar del estrés, la incertidumbre y el poco tiempo, es un logro más valioso.

¿Cómo consideras que está la educación artística en los colegios?

La verdad es que no estoy muy encima y por qué dar mi opinión respecto a algo que no sé. O sea, sí opino que los colegios deberían invertir más en darle espacios diversos de auto expresión y desarrollo de la creatividad a los alumnos y sé que el judaísmo prescribe que nuestra forma de servir a D-s, es explotar al máximo nuestros talentos individuales y usarlos para ser embajadores de luz, amor, Torá y mitzvot en el mundo.Y me consta que instituciones educacionales como el Maimonides School o el Instituto Hebreo, que velan por estos valores judaicos, sí se preocupan, dentro de sus capacidades humanas, en darle a cada alumno y alumna un espacio para destacar.

RECUADRO:

Son muchas las personas que han tomado este camino a lo largo de la pandemia, uno de los casos más cercanos, es nuestro Presidente de la revista Shalom, Leopoldo Drexler: “Aún consciente del drama que significó y significa el COVID 19, puedo señalar que me ayudó a redescubrir mi habilidad para pintar acuarela. Durante la cuarentena era necesario con optimismo descubrir las oportunidades que trae la adversidad. Comencé a pintar, perfeccioné la técnica a través de clases virtuales, me incorporé a grupos de acuarelistas y terminé formando parte de varias asociaciones mundiales donde fui aceptado. Incluso me animé a participar en concursos y tuve la satisfacción de ser seleccionado en tres concursos de los cuatro donde envié obras”, asegura Leopoldo.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *