

Por Miguel Borzutzky W.
Con motivo de Rosh Hashaná, Revista Shalom entrevistó a tres profesionales de distintas profesiones, pero lo que las une es la preparación de este plato en sus distintas formas.
El pescado relleno o Gefilte Fish como se le conoce en yiddish es un plato símbolo de la gastronomía judía asquenazí. Nuestras abuelas y bisabuelas que llegaron a Chile ya fuera de Alemania, Polonia, Rusia o Ucrania, o cualquiera de los países del Norte de Europa, trajeron consigo la receta de este plato en su ADN y se la enseñaron a las nuevas generaciones.
El Gefilte Fish consiste básicamente en pescado molido (que a su vez puede ser una mezcla de dos o más especies) con cebolla, zanahoria, perejil, sal y pimienta, que se suele cocinar horneado en forma de bastón o hervido en forma de albóndigas. Originalmente la mezcla se introducía en el cuerpo vacío del pescado.
En sus inicios se le consideraba como la comida de los pobres porque se comía de los raspados de la piel y la cabeza del pescado, o como también se podría llamar en Chile “las sobras” la que comían los judíos pobres de la Rusia Blanca o Zarista, por ejemplo.
Se suele servir en las comidas de Shabat y en las Festividades de Rosh Hashaná y de Pésaj.
Revista Shalom entrevistó a tres conocidas mujeres judías que se devuelven en distintos quehaceres profesionales, pero la cocina ha pasado a ser un pasatiempo fundamental de su vida en el caso de dos de ellas y en otro es de una chef profesional.
La profesora
La primera es Jaffa Lewitt Cifras, Morá de Masoret (Tradición) y Jaguim (Fiestas) y enseña hebreo a los niños del primer ciclo, desde un Play Group hasta cuarto básico en el Colegio Hebreo de Viña del Mar.
¿Cómo lo prepararas tú con tu experiencia de vida? y ¿Cuáles ingredientes recomendarías para hacerlo diferente?
– Mi receta de Gefilte Fish es a la antigua. Mi abuela siempre decía que el verdadero gefilte era con el pescado raspado y con mucho cariño. En mi casa siempre se preparó con corvina y merluza, huevos, matzá, zanahoria, cebollita, sal y pimienta.
Cuando veía como lo preparaban, me parecía horrible que guardaran las cabezas de los pescados. Hasta mucho tiempo después entendí que la sopa para cocinarlos toma un sabor increíble y con el paso de los años me empezó a gustar mucho la cocina, influenciada por mi abuela que hacía un disfrute de ello y sobre todo de la cocina judía que está llena de historia y tradición.
Así entonces aprendí que nunca pueden faltar las cabezas de los pescados para la sopa, que siempre hay que sellar los bollitos antes de ponerlos en la olla. Quizás para algunos es difícil cambiar las recetas originales que evocan tantos recuerdos, pero hay infinitas alternativas, quizás una de las más ricas a mi parecer, es añadir nueces y cilantro picado. Es un cambio sutil, pero las nueces le dan un sabor diferente y conservan la textura.
Tu judaísmo viene por el lado Lewitt y Cifras: ¿Cómo lo preparaban tus abuelas?
– La verdad es que mi abuela paterna me enseñó a cocinar y su receta no era diferente de las que salen en los libros o revistas, lo que hacía distinto todo a lo que ella preparaba era que siempre cuando estaba en la cocina, disfrutaba cada cosa que hacía, seguramente por eso, sus preparaciones eran todo un espectáculo.
¿Qué diferencia existe entre lo que comían nuestros abuelos y lo que comemos hoy?
– Es probable que con los cambios de la vida, fuimos viviendo rutinas que hicieron que nuestra forma de cocinar y comer cambiaran. Aún recuerdo ver a mi abuela pasar muchas horas en la cocina preparando kreplaj, cogotes rellenos, gefilte fish, etc. Pero hoy nuestros tiempos son mucho más acotados y por supuesto que no alcanzamos a hacer preparaciones muy elaboradas. Seguramente por eso la alimentación cambió tanto y por ello, también, se han ido perdiendo ciertas recetas que ya no se preparan en honor al tiempo y a la complejidad.
A diferencia de nuestros abuelos simplificamos las cosas para optimizar los tiempos.
Hay que recordar también que hoy tenemos una gran cantidad de ingredientes nuevos y cosas que vienen listas para calentar. Por eso hoy disfrutamos de comidas más sencillas.
¿Qué crees que hace especial al Gefilte Fish de otros platos judíos en Rosh Hashana?
– El gefilte fish en Rosh Hashaná es una invitación a pensar y si no me equivoco es la única receta que nació dentro de las cocinas judías, pura inspiración de una yiddishe mame. Recordemos que cuando lo preparamos también utilizamos las cabezas de los pescados para recordarnos y enseñarles a nuestros niños que siempre hay que ser cabeza y no cola, imaginen que tremenda enseñanza que recordamos cada año con esta preparación.
Hoy tiene un lugar tan especial, que me es casi imposible visualizar alguna fiesta judía sin gefilte en la mesa, con excepción de las que permiten sólo lácteos…
Es por eso que el gefilte fish es y será una fuente inagotable de historias, tradiciones, enseñanzas y cariños.
Siendo morá en el Colegio Hebreo de Viña del Mar: ¿Cuál es la receta que les enseñas a tus alumnos?
– La cocina judía es una hermosa herramienta para la educación, ya que a través de ella vemos un mundo de enseñanzas y conocimiento, cada jag (fiesta) del calendario judío tiene una comida especial y en torno a la mesa se reúne la mishpajá (familia).
Es por eso que en el colegio, la primera receta que enseño es preparar la Jalá, ya que ésta preparación encierra un mundo de experiencias y conocimientos, porque Shabat nos ha mantenido unidos por miles de años y es el alma de la vida judía.
Recordemos que el Colegio Hebreo en Viña no tiene sólo alumnos judíos y es todo un desafío crear interés en las materias judaicas, pero la cocina es un lenguaje diferente, es mágica y hace que la gente se entienda, porque puedes expresar mucho sin decir una sola palabra.
La chef
Ivy Lehmann, es una conocida nuestra, emprendedora desde hace muchos años. Ivy estudió cocina en el INACAP y ha trabajado como chef desde el primer año de estudio. Su apego o amor por la cocina no viene por la historia de la abuela o la mamá que cocinaba, porque según ella no tiene esa “hermosa” historia para contar. Ella destaca que su vocación se dio de manera espontánea.
Cuéntame un poco: ¿Por qué te inclinaste por hacerte chef o por cocinar?
– Fue una decisión rápida, estaba estudiando arquitectura y me sentía muy mal con esa elección, en un dos por tres me di cuenta que quería estudiar cocina, fue un cambió difícil, explicarles a mis padres que ya no quería seguir estudiando arquitectura y que me cambiaba a cocina… fue hace veinte años. Eran otros tiempos.
¿Qué te atrae de la cocina judía?
– Nunca fui cercana a la cocina judía como se conoce acá en Chile, es más bien europea. Soy cercana al gourmet israelí, que es más de oriente (tales como el humus, maluaj (salado), guisos, etc.) Que no tienen que ver con la que hoy se conoce como “comida judía”.
A este tipo de platos en particular, me acerqué por circunstancias de la vida y el camino que me llevo a ello, me gusta mucho, me gustan mucho preparar masas.
¿Cómo lo prepararas tú con tu vasta experiencia de chef? y ¿Qué ingredientes recomendarías para hacerlo distinto?
– Las masas con harta sazón, buen relleno y de buena calidad.
Tú tradición judía viene por ambos lados ¿Cómo lo prepara tu mamá y cómo lo hacían tus abuelitas y bisabuelitas?
– Por ambos lados, la verdad no conocí bien a mis bisabuelas y como viví en Israel, tampoco estuve cerca de mis abuelos. Existen recetas de mis bisabuelas y son con muchos ingredientes, llenos de calorías (se ríe).
La abuelita de mi marido, la Abu, que es con la que más tuve relación por que la visitábamos mucho y cocinaba harto y rico, hacia unos brownies exquisitos, pero utilizaba como veinte huevos para prepararlos.
Preparo fideos rellenos, maravillosos con mermelada y harto pan rallado frito encima, pero tienen muchas calorías. Hoy la cocina es más sencilla, menos calórica, con menos ingredientes por todo lo que vivimos y por el poco tiempo que tenemos, ha sido un cambio radical en la preparación de estos platos.
Por eso hoy la gente prefiere comprar estas comidas hechas, porque requieren de mucha elaboración y ya no es tan frecuente como antes que se pasen la receta, a como ocurría antes de generación a generación.
Sin embargo, nuestra comida judía, que es muy variada, y las recetas que tenemos de nuestros ancestros es muy preciada, tenemos el deber de cuidarla para que no se pierdan.
¿Qué crees que hace especial al Gefilte Fish de otros platos judíos en Rosh Hashana?
– Yo creo que tiene que ver con la tradición más que nada, es un plato emblemático de la cocina asquenazí, que sea de pescado y represente tan bien la comida judía. Las croquetas, el guisado, la mezcla de sabores y que finalmente es de un producto “económico” que surge de una época que no había dinero, y que logramos hacer una maravilla. Se hacía con el cuero del pescado y luego fue mutando hasta la croqueta que se prepara hoy, pescado molido con pan, perejil y huevo, a algunos les gusta frito y a otros solamente cocido.
¿Le has enseñado a preparar el plato a las nuevas generaciones?
– ¡La verdad que no! Pero podría ser un buen propósito de aquí en adelante, enseñar cocina judía a las nuevas generaciones para que esta tradición no muera.
¿Por qué se come Gefilte Fish para Rosh Hashaná específicamente, más que para otros jaguim?
– El gefilte se come harto en Rosh Hashaná y también en Pésaj.
Simboliza una tradición de nuestra mesa.
La empresaria
Carol Sobocki, es emprendedora y dueña de Insólito Producciones nos cuenta de su experiencia con el Gefilte Fish.
Cuéntame un poco: ¿Por qué te gusta cocinar?
– No soy chef, ni tengo estudios en cocina, aprendí sola, soy autodidacta porque me gusta y siento pasión por esto. Pero te digo más, mi abuela, Frida Cañas trabajaba vendiendo comida judía y haciendo eventos. Yo tengo una productora de eventos llamada Insólito Producciones y empecé a trabajar con ella en algunos eventos. De a poco, me fui metiendo en la cocina ayudándola y de esta manera me adentré más en el mundo de las comidas. En el año 2015, me ofrecieron la cafetería chica del Estadio Israelita Macabbi y la idea era vender la comida de mi abuela, por eso lleva su nombre… un tiempo después, mi abuela dejó de trabajar y me quede yo con sus clientes.
¿Qué te atrae de la cocina judía?
La comida judía es tradición… Son sabores, olores y recuerdos de la infancia que ojala pueda trasmitir a mis hijos.
¿Cómo lo prepararas tú el Geflite Fish con tu vasta experiencia de cocinera? y ¿Cuáles ingredientes recomendarías par hacerlo distinto?
– La preparo con la receta de mi abuela. Con corvina y merluza, un poco de cebolla frita, harina de matzá. Pienso que la comida típica judía hay que hacerla como es. Sin ingredientes diferentes para no perder los sabores.
Tú tradición judía viene por ambos lados: ¿Cómo lo prepara tu mamá y cómo lo hacían tus abuelitas y bisabuelitas?
– Sí, efectivamente ambas familias son judías. En la casa de mi abuela paterna eran askenazim y los hacían todo cocido y medio dulce. Lamentablemente no alcancé a cocinar con ella y no aprendí de sus recetas. En cambio, en casa de mi abuela materna existe una mezcla de sefaradí con askenazí, en donde se comen: bollos, burrecas, beigalej, varenikes, creplej y los guefilte son un poco fritos, y después cocidos en el caldo del pescado, se preparan salados.
¿Qué diferencia existe entre lo que comían nuestros abuelos y lo que comemos hoy?
– Para mí son iguales, es la misma receta.
¿Qué crees que hace especial al Gefilte Fish de otros platos judíos en Rosh Hashaná?
– Creo que es la tradición de comerlos en pocas ocasiones, sólo se acostumbra a comer el plato en Pésaj, Rosh Hashaná y después de romper el ayuno de Iom kipur, entonces lo hace un plato especial que comemos solamente tres veces en el año y los esperamos con ansias.
¿Le has enseñado a preparar el plato a las nuevas generaciones?
– No, todavía mis hijos están muy pequeños para eso, pero empezare con mis sobrinas.
¿Por qué se come Gefilte Fish para Rosh Hashaná específicamente, más que para otros jaguim?
– Es por el “rosh shel dag…” (la cabeza de pescado), entonces acostumbramos a comer pescado por ser la cabeza o el comienzo del año.