

De una semana a otra, el Coronavirus nos presentó un inmenso desafío: diseñar un modelo digital que permita continuar con la formación académica a distancia y brindarle a los estudiantes y sus familias un espacio de contención para atravesar esta situación tan particular que estamos viviendo.
Sergio Herskovits, director del Instituto Hebreo, comparte en esta entrevista algunas reflexiones de esta transición hacia un modelo online que ha vivido el colegio y los aprendizajes que la comunidad educativa fue adquiriendo en el camino.
La educación a distancia, ¿nos encontró preparados?
– La educación a distancia es una herramienta que ya existe hace mucho tiempo. Pero la mayoría de las instituciones educativas estaban centradas y focalizadas en el encuentro entre el profesor y los alumnos, en el diálogo presencial. Eso cambió.
Y, lo más importante de todo, es el cambio cultural. Ese es el principal desafío.
¿Qué herramientas se están utilizando? ¿Cómo fueron recibidas por la comunidad escolar?
– En el Hebreo estamos utilizando Google classroom, Zoom o Meet, cualquier herramienta que permita encontrarse. También los morim son parte o preparan clases con videos y utilizamos plataformas virtuales como iTalam para enseñar Hebreo. Esto fue recibido por las familias muy bien, pero de nuevo, con las dificultades que implica el cambio cultural. Por ejemplo, debimos entender cuál era la cantidad o dimensión de actividades que los alumnos podían hacer desde casa. En algunos casos, mandábamos más de la cuenta, en otros casos menos, debimos ir encontrando el equilibrio.
Por otro lado, estamos aprendiendo que hay alumnos que disfrutan mucho más de este modelo que del modelo tradicional. Entonces, cuando volvamos a clases, vamos a tener que ver cómo aprovechamos todos estos aprendizajes para volcarlos a lo que sería la “normalidad”.
¿Un mensaje para todos quienes extrañamos volver a las kitot y nos ha costado un poco el proceso?
– Lo primero, es pedirle a todos que tengamos mucha paciencia. Siempre que uno aprende tiene que tener humildad y aceptar que no sabe y que tiene que aprender. La segundo que quiero transmitir es que estamos haciendo las cosas bien. Los papás, los alumnos y los morimos tuvimos que cerrar los colegios un viernes y el miércoles ya estábamos enseñando de nuevo como si nada hubiera pasado.
El día que volvamos a clase nos daremos un gran abrazo, sin este virus que tanto nos ha cambiado la vida.