Hoy he comprobado cuanto se puede llorar de alegría.
Sí, de alegría, ya que he recibido el mayor premio que la vida me podrá haber dado; fuera de mis hijos, por supuesto.
Para que me entiendan estas palabras introductorias, deberé retroceder en el tiempo.
En octubre del 2001 tuve un grave accidente como consecuencia de muchas malas decisiones personales que causaron un desastre matrimonial y el quiebre familiar. Por ende, quedamos a la deriva, literalmente en la calle, mis hijos y yo.
Un día un amigo me habló de una institución que se estaba formando y que apoyaba a las personas de la comunidad que estuvieran en problemas. Desde la primera vez que vi a Geraldine Preminger, quien apareció con esa primera ayuda, comenzó mi estrecha relación con RESHET.
A través de esta RED no solo recibí apoyo en mercadería y lugar de alojamiento, ayudas que continúan hasta el día de hoy, sino que también han sido mi familia y diaria compañía convirtiéndose así en la mano amiga que he necesitado en las distintas etapas a través de estos años… como vencer un cáncer y la pérdida casi definitiva de mi caminar (secuela del accidente que sufrí en el 2001).
Lentamente estas limitaciones me fueron dejando encerrada. Primero en el Hogar Beit Israel (antiguo de la calle Villagra), y luego en el Beit Naomi de Reshet, donde estoy actualmente.
Para coronar toda esta situación, llegó finalmente otra: el CORONA de apellido VIRUS, que me deprimió aún más, convirtiéndose todo esto en una larga cuarentena…
Siempre rogando a Hashem que me permitiera salir en forma independiente, me escucharon sus ángeles y hoy, a través de Gaby Feldman, directora ejecutiva de Reshet, y de Rosi Bitrán, Rosh Beit Naomi, las alarmas de la FUNDACION ALEPH se encendieron y me han entregado una maravillosa silla eléctrica nueva.
Este 23 de agosto ha sido la gran ocasión de haber dado cumplimiento a este sueño que lo creía imposible.
Debo agradecer a todos los que están día a día conmigo… Patty De Mayo y el equipo de auxiliares de esta casa, mis ídolos: Jackie, Mariela, Lucy y María Elsa y mis recuerdos a Rosita y otras más…
¡GRACIAS! Y que Hashem los cuide.
Viviana Arueste R.