

¿Cómo la comunidad está trabajando para mantener sus actividades durante la pandemia del COVID-19?
– A fin de marzo tuvimos la oportunidad de estar en NYC y Washington en la reunión AIPAC donde estuvieron presentes 20.000 participantes y ya se habían tomado medidas de distanciamiento social y alcohol en gel en todos los espacios.
Cuando vimos lo que pasaba en EEUU nos dimos cuenta inmediatamente que en Chile debíamos adelantarnos para poder prepararnos para lo que venía.
Es así que llamamos desde allí para empezar a comprar alcohol en gel para los espacios de la comunidad y pedimos a nuestro encargado de comunicaciones que vaya preparando varios materiales para tenerlos listo en el momento oportuno.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos en la adaptación a la nueva rutina de trabajo?
– Nosotros nos planteamos tres espacios indispensables para seguir adelante: El espiritual, el educativo y los vínculos sociales.
La pregunta básica fue ¿Cómo seguir haciendo comunidad y seguir haciendo NBI de la manera que hacemos siempre en esta nueva realidad?
Es por eso que muy tempranamente pasamos los servicios de la semana a virtual, preparamos un Pre Kabalat Shabat, que llamamos Hajaná LeShabat, y comenzamos a hacer Havdalot online.
Mantuvimos nuestros cursos habituales y sumamos más propuestas apuntando a volver al básico.
Por último, establecimos un programa de voluntarios para contactar a toda nuestra gente y más allá para ver cómo estaban y si necesitaban algo. La oficina paso a trabajar remotamente.
El mayor desafío es no poder estar en el mismo espacio, vernos cara a cara y no por medio de pantallas para poder compartir la vida.
¿Cómo podemos mantener la espiritualidad y el contacto con D´s en marcos como shabat o mismo, encerrados en nuestras casas y sin el contacto físico con nuestra comunidad?
– Estar en casa también nos permite poder hablar de espiritualidad con nuestros hijos y poder estudiar más.
Nos permite tener el tiempo para hacernos las preguntas importantes sobre la vida, cuales son las prioridades y que cosas son superfluas.
Es increíble lo que dicen las estadísticas: en algunas ciudades, 7 % más de personas declaran tener fe.
Entender el sentido de estar distanciados socialmente, también nos hace pensar en la vulnerabilidad de la existencia, de un día a otro todos lo que parecía imposible ocurrió.
Dejamos de viajar, dejamos de consumir cosas innecesarias, y nos quedamos en casa. Un marco oportuno para mirar hacia adentro y hacia afuera y descubrir lo divino.
¿Hay alguna respuesta del judaísmo al respecto de un minian virtual?
– Nuestro Movimiento tenía una responsa clásica: Si hay 10 personas que rezan juntas en un lugar y alguien se conecta desde afuera se puede por ejemplo sumar a decir Kadish.
En esta nueva realidad el comité de leyes y normas de la asamblea rabínica propuso que 10 personas juntas en un espacio virtual también podían considerarse Minian.
No es una opinión única, aunque si aceptada.
Nosotros estudiamos el tema con el Rab. Pablo Gabe y decidimos que si teníamos alguna Shiva, invitaríamos a los Aveilim (los deudos) a decir Kadish ya que sería la única oportunidad que tienen y así lo hicimos, orientados entre otros por el Rab. Eliezer Melamed de quien estudiamos por años en Shajarit su obra halájica.
Sabemos que mucha gente necesita apoyo emocional en tiempos de crisis. ¿Cómo la NBI trabaja para estar cerca de esta gente?
– Los Rabanim y los líderes de la NBI, desde el día uno nos pusimos al teléfono para contactar a nuestra gente.
Nos dimos cuenta que era importante dar una vuelta más, y armar un equipo de voluntarios que periódicamente sigan haciendo esta tarea.
Ahora tenemos una aspiración mayor que es sumar más voluntarios, sintiendo que todos somos voluntarios, y también armando equipo de profesionales para dar los ¨primeros auxilios¨.
Siempre se habló mucho que la tecnología nos ayuda en muchas cosas, pero que muchas veces nos alejaba de las personas y hacía que cada uno estuviera cerrado en su propio mundo. Ahora, justamente, es la tecnología lo que nos hace estar más cerca. ¿Cómo crees que podemos encontrar un equilibrio para el futuro?
– La tecnología ha sido una bendición.
Sin las plataformas de video conferencia esta situación la estaríamos pasando muy diferente.
Claro que hay que ser cuidadosos y recordar que no puede reemplazar el encuentro real, y reconociendo que también puede haber saturación de pantalla.
Siempre hablamos de las cosas malas del Coronavirus. ¿Crees que existe algo bueno en toda esta crisis?
– Si pensamos en términos místicos, todo lo bueno tiene algo malo, y todo o malo tiene algo bueno.
Yo creo que en este momento valoramos muchas cosas que dábamos por obvias y esto nos demostró lo importante que eran… desde un abrazo hasta mirarnos a los ojos.
También como comunidad nos enseñó que, como dijimos desde el día uno, no somos un edificio. La NBI es un concepto, poniendo el vínculo con la gente por sobre todas las cosas.
Ninguna barrera, si hacemos el esfuerzo, nos puede derrotar.
¿Cómo la comunidad piensa el post “Corona”? ¿Cuáles son los desafíos para después, cuando todo eso pase?
– Estamos trabajando en escenarios post Corona.
Sabemos que habrá un proceso de retorno lento, y estamos pensando en todas las alternativas para que podamos volver con seguridad y confianza a disfrutar de la NBI.
También pensamos que hay cosas que van a permanecer, como el acceso remoto a algunos espacios de estudio y de tefilá.
Pero por sobre todas las cosas estamos preocupados en cómo acompañar a las familias que por culpa de esta pandemia queden en situaciones de vulnerabilidad y la comunidad pueda blindarles su apoyo.
Para eso necesitaremos creatividad, el apoyo y la solidaridad de todos tanto en esfuerzo como en recursos.