Por Daphne Dionizis
Hace un par de años que venimos escuchando sobre esta disciplina, que cada vez más, toma fuerza y lugar en personas, empresas y comunidades. Hoy, existe la primera escuela de coaching con bases en el judaísmo, International Kosher Coaching Academy & School (IKC), y también la plataforma virtual con coaches yehudim: Coaching Kosher (CK).
Conversamos con Estrella Mizrahi, argentina, Senior Coach Ontológico y directora de International Kosher Coaching. Desde su infancia se destaca por su capacidad de liderazgo y su pasión por la danza. Es guionista, directora teatral, actriz profesional y practitioner en PNL.
Hoy podríamos decir que estamos frente a una nueva generación: los coaches. ¿Nos puedes explicar en qué consiste el coaching? ¿En qué áreas se puede utilizar?
– Sí, creo que lo definiste muy bien. Estamos ante una nueva disciplina superpoderosa. El coaching ontológico es una técnica en la que un coach, entrenado en escuchar a su coachee y que ha desarrollado las competencias, conoce muy bien las distinciones, desde donde trabaja indagando, desafiando y abriendo espacios para que su cliente piense lo que antes no había pensado, descubra y se re diseñe, para poder hacer lo que antes no hizo. Estas acciones podríamos enmarcarlas bajo el título de “proceso de aprendizaje”.
Podríamos definir al rol del coach, como alguien que acompaña a su cliente o coachee, en un proceso de aprender y re diseñarse, para realizar acciones que lo lleven a transitar el camino hacia sus metas.
Esto puede abarcar el área personal, familiar, en los vínculos sociales, objetivos empresariales o proyectos comunitarios (con o sin fines económicos).
¿En qué se diferencia el coaching de la psicología?
El coaching no es terapia, ya que no diagnosticamos ni abordamos tratamientos.
– Podemos acompañar a nuestros clientes a transitar cambios, lo que tal vez puede llevar más de una sesión. Pero nunca es extenso ni utilizamos recursos que no tenemos para abordar patologías o trastornos. Hay indicadores a los que estamos muy atentos en casos en los que nos declaramos incompetentes, haciendo una derivación inmediata a un terapeuta.
¿Cualquier persona tiene el don de ser coach?
– El estar siendo un coach, no se trata precisamente de un don. Es una formación. En la primera parte de la carrera los estudiantes aprenden desde lo que nosotros llamamos los tres dominios del ser: cuerpo, lenguaje y emoción. Lo que significa que no solo se aprenden las distinciones y conceptos, desde lo que leemos en un libro: las transitamos, utilizando las herramientas en lo cotidiano (trabajo, familia, empresa, espiritualidad). Es algo integral. Desde ese lugar el aprendizaje está atravesado por la emoción y se convierte en algo que transforma al estudiante. Lo transforma en alguien que ve nuevas cosas, siente y percibe su propia realidad desde otro lugar, lo que lo hace pensar otras opciones y accionar con más posibilidades.
Por eso decimos que el primer año es transformacional. Durante la segunda parte, cada alumno es acompañado individualmente por nuestro equipo (por lo menos así trabajamos tanto en Iad Coaching, como en International Kosher Coaching, que son nuestras dos escuelas (www.internationalkoshercoaching.com) para desarrollar y activar las competencias que un coach deberá desplegar para poner al servicio y disposición de sus clientes, en las conversaciones de coaching.
¿Cómo ves el futuro del coaching en unos años más?
– Me gusta mucho esta pregunta.
Veo que es una profesión que está en constante movimiento y construcción. Eso habla del impacto que tiene en el hombre y la mujer de hoy. En todos los espacios vivos hay cambios, y los cambios son movimiento y construcción. El coaching como disciplina, que nos invita a preguntarnos y a pensarnos, a re acomodarnos para luego volver a atravesar el proceso de desaprender y aprender cosas nuevas. Sin ir más lejos, mirá cómo todos nos hemos entrenado en utilizar la tecnología con mucha más fluidez de lo que hubiéramos imaginado, porque la pandemia nos movió de la presencialidad, nos llevó a campos nuevos, y aprendimos.
Todo el tiempo estamos reconociendo nuestros espacios de ceguera y buscando ver lo que antes no veíamos.
Para aprender lo que antes nos era desconocido. Es el paradigma de esta profesión. Vivir en aprendizaje y construcción permanente. Esta profesión sigue tomando forma en la medida que nosotros nos vayamos moviendo y hagamos nuestra construcción ontológica de lo aprendido. Si fuera una profesión estática, nos cerramos a la maravillosa posibilidad de seguir creciendo y sumando saberes, y estaríamos contradiciendo la coherencia ontológica, una de nuestras competencias como coaches. Seguramente hay mucho más por aprender, eso nos genera entusiasmo y abre grandes puertas a nuevas posibilidades de acompañar a otros. Actualmente muchos coaches nos hemos formado en otras disciplinas para sumar a las conversaciones, siempre enmarcadas el modelo de las 7 competencias (como la PNL, arquetipos universales, metodologías ágiles, etc.)
¿Cómo nació tu motivación por esta carrera de coach?
– ¡Qué lindo que me des la oportunidad de recordarlo!
Era el año 2005 y tuve un accidente en el ligamento cruzado y eso me obligó a estar un año sin actividad física. Parece algo bastante negativo, pero… algo ocurrió. Un Rab con quien estudiaba Torá en ese momento, me dijo “ya que vas a estar un año en quietud, podrías estudiar PNL y coaching”. Obviamente me interesó lo que me dijo, y comencé a buscar un lugar, si era posible, el mejor. Y lo encontré. Mis compañeros no pertenecían a la Comunidad, había gente que venía de empresas del mundo de la política, etc., y yo me sentí muy respetada.
¿Qué es lo que más te gusta de ser coach?
Lo que más me gusta de ser coach es la posibilidad que m dio esta carrera de trabajar mis midot, mis cualidades personales.
– Siento que mi capacidad de percibir los escenarios que Hashem nos pone son para aprender, para sacar lo mejor de nosotros. Y en verdad somos tan valiosos e inmensos, que ni nos imaginamos. Si aprendemos a gestionar la emocionalidad y a pensar cosas que no estábamos pensando, podremos abandonar la actitud de víctima que muchas veces sostenemos, y sentirnos protagonistas de la vida que habitamos.
Poder acompañar a otros en este descubrir, es como verlo renacer más iluminado y más fuerte. Es algo muy hermoso. Lo veo en las conversaciones individuales y también lo veo en las empresas u organizaciones. Cuando ingreso a trabajar como coach, empiezan a pasar cosas que antes no pasaban, porque lo poderoso que tiene la pregunta de un coach es que te hace mover del lugar para ingresar en zonas que permiten ver otras cosas, y construir otros planes. Poner en acción al otro es poner a su disposición el lápiz con el que escribirá su propia historia. Este es un poder humano que D-os nos otorgó y no nos han enseñado a usarlo.
Despertadora de talentos dormidos
Así se define Estrella, quien ha acompañado como mentora a cientos de personas y equipos, en esta búsqueda por alcanzar objetivos y alcanzar el máximo potencial de cada uno.
“El coaching es un proceso muy intenso y profundo. Es una decisión, es atravesar ese sendero de transformación y de profundidad, auto-conociéndose, para después poder acompañar a otros como coach”, nos explica.
Eres directora de la escuela International Kosher Coaching Academy & School, IKC, primera escuela que tiene sus bases en el judaísmo. ¿Nos podrías contar un poco más sobre esta?
– Siempre lideré grupos: de danzas y de teatro, y registraba mi capacidad de potenciar mis habilidades y las de los demás, pero no sabía cómo lo hacía. Me salía naturalmente y entraba en espacios de mucho disfrute. Sería un “lo que sé que sé”, y ahora había llegado el momento de aprender una manera, un “cómo” paso a paso.
Nadie daba clases los días de semana, solo se cursaba los sábados (en aquella época). Para mí siendo una mujer observante de la Torá y guardando Shabat, me era imposible. Pero de pronto surgió una posibilidad y todo cambió. Me formé con los mejores entrenadores que actualmente son parte de la Aacop (Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional). Después de dos años me convertí en la primera mujer religiosa judía que recibió su certificación como coach. Después estudié PNL.
En esa época, Matias Duek, era el director comunitario de Ajdut Israel (la comunidad del Rab Oppenheimer) y como hicimos algunos trabajos comunitarios juntos, desde mi mirada de coach, para mí era bien claro que Matías tenía una capacidad de liderazgo inmensa. Le insistí bastante hasta que lo convencí y se inscribió en la carrera. Así fue que también se certificó, dos años después y unos años más tarde surgió la posibilidad de armar grupos de estudio, primero solo para mujeres. Luego nuestros grupos empezaron a crecer, y nosotros seguimos formándonos y obteniendo postítulos que agregaron valor y herramientas a nuestra profesión.
¿Cómo funciona actualmente?
Hoy en día somos parte de una escuela muy grande y prestigiosa, formamos coaches avalados nacional e internacionalmente.
Tenemos muchas sedes y docentes que nosotros mismos formamos. Un equipo de mentores que acompañan a los estudiantes y logramos llegar a los estándares requeridos por las asociaciones. Todos los años en marzo y en octubre se inician nuevos grupos. Además, la formación está avalada por el rab Daniel Oppenheimer, y muchos líderes comunitarios son parte de nuestro alumnado.
Nos sorprende que personas judías de todas las líneas participen de la formación. Muchos profesionales de la salud mental, abogados, médicos, etc., suman esta herramienta a su profesión. Tenemos alumnos de Colombia, Panamá, Venezuela, EEUU, Londres, Italia, Israel, México.
Tenemos también 3 maestrías (neuroliderazgo y neurociencias, mentor de empresas y ong y mentoría familiar), más 3 postítulos (sistémico, formador de coaches y mentor en procesos de coaching) estos últimos 3 tienen el aval de AACOP y FICOP. A su vez, ofrecemos talleres a la comunidad (algunos no arancelados y otros sí) para aquellos que no quieren formarse como coaches, pero están interesados en sumar recursos a su vida.
A raíz del éxito de IKC, creaste junto a tu socio la plataforma www.coachingkosher.cl ¿Qué te motivó a crear esta página?
– Con mi socio siempre decimos que si Hashem nos ayuda vamos para adelante. Y nos unimos al rab Richard Kaufmann, a Federico Pipman y a Daniel Garber (los tres residen en Israel) y armamos la plataforma, para que aquellos que busquen un coach kosher, es decir alineado a nuestro pensamiento y nuestros valores judíos, puedan contratarlo desde la página web (que brinda la posibilidad de hacer el pago por allí).
Es una forma de poner al alcance a los mejores profesionales de la comunidad, formados por nuestra escuela, y por otras también, en distintos idiomas. El cliente puede buscar a su coach de acuerdo al nicho. EJ; coach familiar, de empresas, liderazgo, motivación, nutricional, espiritual y poder trabajar con el profesional bien enfocado en lo que necesite.
¿Tiene el mismo impacto realizar una sesión online de Coaching en vez de manera presencial?
– Cómo te mencioné antes, la pandemia nos ha enseñado mucho. Ha sido una gran maestra. Aprendimos a estar disponibles y tan presentes con nuestros coachees, como si fuera de forma presencial. La pantalla ya fue superada y traspasada. Las emociones viajan con tanto poder que se ha logrado hasta capacitar a grupos de trabajo. Tuvimos que abandonar viejas conversaciones para lograrlo y ya está aprendido.
¿Qué ventaja existe en que el Coach sea yehudí?
– Hay un denominador común, incluso si es alguien observante o no de las mitzvot, siempre un yehudí va a tener una escucha con más conocimiento de muchas creencias culturales que nos identifican.
Incluso sucede que hay personas que están en una búsqueda espiritual y se contactan con un coach kosher, no para que le enseñe Torá, sino para que esa búsqueda sea genuina y sana, despejando aspectos sombríos. Para eso un coach kosher sabrá indagar sobre la sed de su alma. Otras veces sucede que un cliente está pasando por un divorcio, y sabemos que, dentro del marco comunitario, tiene aspectos difíciles de enfrentar. Un coach kosher escuchará sus emociones desde un lugar más empático. En el caso de las parejas o “shidujim”, los coaches tenemos muchísimas herramientas para escuchar mucho más allá incluso de lo que el cliente está diciendo.
¿Qué le aconsejarías a aquellas personas que sienten inseguridad de comenzar un proceso de Coaching?
– Les preguntaría varias cosas: ¿Cuánto creen conocer sobre ellos mismos? ¿Qué pasaría si supieran que todo lo que necesitan lo tienen?
Y los desafiaría a pedir una conversación e ir con un coach acompañándolos a encontrarse con esos recursos dentro de su ser y sorprenderse de la inmensa bondad de Hashem, que a todos nos brinda lo necesario para construir la mejor vida, familia, empresa o comunidad para habitar en este mundo y llenarlo de luz.