

Por Daphne Dionizis
Muchos seguimos buscando una respuesta que nos calme y oriente respecto a esta pandemia. Sabemos lo que plantea la ciencia, pero ¿existirá alguna respuesta en el judaísmo?
Si con un virus estamos así, no quiero imaginar lo que fueron las 10 plagas en Egipto. ¿Cuál será el “plan divino” en este caso? ¿Será que existe uno realmente?
Conversamos con el Rabino Alejandro Bloch de la NBI quien nos da la visión desde la Torá, y con Mario Saban, destacado investigador y profesor de Cábala a nivel internacional, quien profundiza en el significado de lo que estamos viviendo según la Cábala.
Según la Torá…
¿Cuál será el origen a nivel espiritual de este virus?
En uno de los medios electrónicos tradicionales de Israel, “Kipa” y “Srugim”, el Rab Yuval Cherlow, quien es una autoridad en tema éticos, en una brillante presentación dijo que es muy pronto para poder explicar qué significaba esto desde el punto de vista espiritual. A su vez, mencionó que la profecía, de acuerdo a nuestra y tradición concluyó en el Bait Sheini, que se destruyó en el año 70, lo que no quiere decir que existan aprendizajes. Por ejemplo, para muchos de nosotros la experiencia de la pandemia y la reclusión, nos permitió revisar nuestras prioridades, revalorizar el hogar, los vínculos familiares y personales, y el lugar de la fe y el judaísmo en nuestro desarrollo interior.
¿Cuál será el mensaje que nos está enviando Dios? ¿Habrá efectivamente un mensaje?
R.A.B: En lo personal creo que debemos ser muy humildes en nuestra respuesta, poder responder qué piensa Dios es algo muy pretencioso. La tradición judía no cambia por la pandemia, las enseñanzas judías profundas estaban antes, durante, y después de esta. Lo que ocurre es que alguna de esas enseñanzas emergen con más fuerza, toman mayor significado. Por ejemplo, la de vivir una vida más simple, menos consumista, con más conciencia de nuestra responsabilidad planetaria, con mayor solidaridad.
El mensaje es el mismo, pareciera ser que ahora estamos un poco más capacitados para entenderlo, posiblemente porque mucho del ruido de la vida cotidiana se ha acallado. El desafío es seguir escuchándolo cuando volvamos a la vida normal. Un mensaje concreto que sí está claro, que emerge de nuestra tradición, es que la ciencia es una forma de conocimiento que D’s comparte con el ser humano. Muchas de nuestras luminarias rabínicas han sido médicos y científicos. Aquellas enseñanzas que la ciencia nos entrega deben ser escuchadas.
La Halajá, la ley judía misma regula eso, se ve al médico como autoridad y se sigue su consejo. En los países, en las zonas y grupos en los cuales inicialmente no prestaron atención a las advertencias de las ciencias, con todas sus limitaciones, sufrieron más que los que no lo hicieron. El judaísmo no ve a la ciencia como una amenaza, sino como una bendición.
¿De qué manera podemos cambiar este decreto divino?
R.A.B: No creo que esta pandemia sea un decreto divino. No creo en un Dios cruel que mata personas para que cumplan con su voluntad. Creo que hay responsabilidad humana, en la propagación, en la información, en que todos tengan acceso a los tratamientos.
Hace muchos años escuché una enseñanza muy profunda de quien fuera decana de la facultad de medicina de la Universidad Nacional de Cuyo. Ella dijo, Dios perdona siempre, el hombre a veces, la naturaleza nunca. Estamos jugando con la naturaleza y creemos que nada ocurrirá, estas pandemias nos demuestran lo frágiles y vulnerables que somos.
¿Existe alguna relación de esta pandemia con la llegada del Mashiaj?
R.A.B: En el conjunto de opiniones sobre el significado, un grupo muy minoritario habla en esos términos. Yo quiero remitirme a quien tal vez ha sido el más grande de los pensadores judíos de todos los tiempos, el Rambam. Al final de su libro legal, Mishné Torá, el Hiljot Melajim, leyes de los reyes habla del Mashiaj. Para mí él establece la doctrina básica del Mashiaj.
Primero, dice que el mundo seguirá su curso natural, no debemos buscar a Dios en las interrupciones de la naturaleza, sino por el contrario, en sus regularidades. En segundo lugar, dice que no debemos dedicar tiempo a investigar cuándo llegará el Mashiaj, muchos sabios y profetas antes de nosotros han hablado del tema en forma ambigua a propósito, para que nadie se ocupe en demasía en estos temas, y se dedique a lo que sí es importante.
Se supone que “Gam zu le tová”, que todo lo que Hashem hace es para nuestro bien. ¿Cuál sería una correcta visión judía frente a esto?
R.A.B: Gam Zu letova puede interpretarse de muchas maneras. Una de las más interesantes y profundas para mí, es aceptar que contra la realidad no se puede luchar, lo que sí se puede hacer, es cambiar la forma en que reaccionamos frente a esta.
Todos conocemos personas que atravesaron situaciones límites y respondieron de manera diferentes, unas amargándose y amargando la vida de quienes los rodean, otras sacando aprendizajes profundos y siendo más sensibles con otros que están viviendo lo mismo.
Gam Zu letová también puede querer decir: ya que estoy viviendo esto ¿Cómo lo transformo letova? ¿Cómo hago que esto, este dolor, esta pérdida, sirva la tová, para algo bueno?
¿Cómo podemos fortalecer nuestra Emuná y conexión con D’s hoy en día?
R.A.B: Emuná es una de las palabras más hermosas de nuestra tradición. Es una actitud de confianza interior en la que se afirma que la vida y la realidad tienen sentido. Quien vive con emuná, no tiene garantizado que no sufrirá, sino que tiene herramientas para poder sobrellevar el sufrimiento. Despertarnos cada mañana debería despertar en nosotros la gratitud por un nuevo día, y eso fortalecer nuestra Emuná. En cuanto a la conexión con D-s, una de las enseñanzas jasídicas que más amo, que la elabora el Meor Einaim, el Rebe Menajem Najum de Chernobil, entre otros, dice que las mitzvot son conectores: los conectores con el Mekor Jaim, la fuente de la Vida. Hacer las mitzvot con kavaná, es conectarnos con el mismo D-s.
Y la Cábala, ¿qué dice?
¿Cómo se puede entender lo que es una enfermedad desde la Cábala?
Mario Saban: Es un desequilibrio de energía. Nosotros tenemos un mapa del alma humana, lo llamamos el árbol de la vida en hebreo Etz Hajaim. Este árbol tiene 10 dimensiones llamadas Sefirot (energías) y tenemos un sistema de 22 consonantes hebreas de conexión entre estas 10 energías. Cada una de estas 10 Sefirot tiene que estar equilibrada. Una enfermedad aparece cuando en realidad en algún punto, estamos desequilibrados en alguna dimensión. Y para corregir esto, se debe estudiar el árbol de la vida y se establece dónde hay baja energía.
¿Entonces podríamos decir que cuando arregla esa baja energía en esa Sefirá, la persona se cura?
M.S: No, no se cura. Una persona se podría llegar a curar si se percata de eso a tiempo, pero si la enfermedad llega al cuerpo, aunque uno equilibre la Sefirá, el cuerpo ya tiene la enfermedad. Lo que se debe hacer es equilibrar las energías antes de que la enfermedad llegue al cuerpo. Hay que entender que todo desequilibrio emocional e intelectual, puede terminar afectando al cuerpo, y nuestro trabajo es preventivo.
¿Cuál crees sea el mensaje que nos está enviando D-s?
M.S: Yo te contestaría con otra pregunta. ¿Cuál crees que es el mensaje de D-s cuando envió las 10 plagas en Egipto? ¿Con solo una no era suficiente? Los egipcios lo entendieron a la décima plaga, ¿cuál era ese mensaje para ver si lo podemos entender ahora?
Al comienzo del Covid-19 faltaban mascarillas en algunos países. ¿Crees que el mundo puede funcionar cuando los países pelean y se roban las mascarillas entre sí? Claramente la respuesta es no, entonces nos merecemos otra plaga porque no aprendimos. Ninguna nación se solidarizó con la otra por las mascarillas. Esta plaga nos muestra la falta de solidaridad que tenemos y como no hemos aprendido, yo profetizo otra plaga.
¿En serio? ¿Otra plaga?
M.S: Sí, profetizo una segunda plaga y lo más probable es que sea una inundación a gran escala en el deshielo. No sabemos lo que puede pasar, tal vez otro virus o mutación hasta que aprendamos, y si no aprendemos, vendrá una tercera plaga y nos pasará como a los egipcios. Puede ser que al final de esta, los gobiernos se unan internacionalmente y no venga una segunda, pero yo no lo veo.
¿Cuál será el Tikún que debemos realizar? ¿Qué deberíamos corregir?
M.S: Te podría escribir todo un libro. Pero resumiendo, en primer lugar nuestro ego, somos muy soberbios. Segundo, la falta de solidaridad, no solo a nivel personal sino social. En tercer lugar, la sencillez, no somos personas sencillas, estamos seducidos por la idolatría de las cosas materiales. Tenemos que ser austeros, no necesitamos tanto. Hay una lista muy larga para corregir pero hay que comenzar por algo, por cambiar al ser humano.
Considerando que el virus afecta principalmente el sistema respiratorio… ¿Podríamos decir que hay alguna explicación sobre la relación entre los órganos que afecta el COVID y la Cábala?
M.S: Cuando el sistema respiratorio está afectado, está afectado el “Abir” la línea media del Árbol de la Vida, que se representa en la letra hebrea Alef, que simboliza la unidad. Está afectada la unidad del mundo.
La letra Alef simboliza el aire, y está compuesta de dos partes: una “yod” en el superior de la Alef (mundo espiritual), y una “yod” en la parte inferior (mundo material). Cuando hay un problema en el centro del Árbol de la Vida, una división en la Alef que es el problema del aire, hay una desvinculación entre la mente y el cuerpo. No estamos hablando de una división a nivel individual, sino que de una energía cósmica que se ha quebrado, es decir que ha pasado de la unidad a la dualidad. La materia ya no está al servicio de la espiritualidad.
El sistema respiratorio tiene que ver con el Ruaj, con la conciencia emocional, y lo que tenemos que corregir es nuestro equilibrio emocional, en el nivel de la Tiferet, en el nivel del amor.
¿Cómo será “el día después” según la Cábala? ¿Cómo seguirá esto?
M.S: Depende de si aprendimos o no. Si no aprendimos seguirá todo igual. ¿Y cómo hacemos para que todos sepan que tienen que cambiar? Todos deben saber si sus energías están correctamente situadas, si profundizan en su alma a través del mapa del Árbol de la Vida, van a poder saber si están poniendo las energías correctas o incorrectas.
Mario Saban es doctor en Filosofía (Universidad Complutense de Madrid, 2008), en Antropología (Universitat Ramon i Virgili de Tarragona, 2012), en Psicología (Universitat Ramon Llull, 2015), en Historia (Universitat de Lleida, 2016), Teología (Universidad de Murcia, 2018) y en Matemática Aplicada (Universidad de Alicante, 2018).