Bajo esta premisa y con una amplia visión a futuro, Jennyfer trabaja para encontrar soluciones tecnológicas israelíes que permitan a empresas chilenas, llegar a un nivel más alto.
Teniendo siempre como foco que Israel es un país pionero a nivel mundial, Jennyfer junto a su equipo de 4-Techs, traen soluciones tecnológicas a diferentes necesidades en las industrias chilenas. Experta en lo que respecta a Innovación, asegura que los desarrollos de Israel pueden ser un aporte para la industria local.
En esta entrevista, Salvo nos explica en más detalle qué lugar ocupa Israel como líder en innovación tecnológica, cómo estamos a nivel país en esta área y qué oportunidades podemos encontrar en nuestro entorno.
Muchas personas se reinventaron al llegar la pandemia. Tú creaste la empresa 4-Techs cuando Chile atravesaba su primera cuarentena ¿Nos podrías contar cómo surgió?
– Mi consultora, Softpower Connections tenía un 2020 bien planificado. Entre otras cosas, haríamos tres misiones presenciales a Israel con empresas de Chile y Perú. De pronto, todo al suelo. Después del shock, reconvertimos las propuestas a su versión online, pero siempre conscientes de la necesidad que tenían nuestros clientes locales de soluciones tecnológicas relevantes para sus problemas. Empezamos a hacer scouting y en ese proceso, detectamos productos que nos parecían muy interesantes pero que aún no tenían cliente claro. En paralelo, me reencontré con un amigo empresario, que también buscaba alguna energía nueva para canalizar la frustración de la pandemia. Sumamos fuerzas y así nació 4-Techs.
Comercializan tecnología 4.0 principalmente de Israel hacia América Latina. ¿Nos podrías explicar en qué consiste la tecnología 4.0?
– “Industria 4.0” se refiere a la cuarta revolución industrial. Es un concepto acuñado en 2011 para referirse a aquellas tecnologías que están haciendo que las industrias sean “inteligentes”. La Internet de las cosas, la inteligencia artificial, la big data… que va permitiendo que las máquinas trabajen de manera coordinada, ajustándose y comunicándose constantemente.
¿Y qué trae 4-Techs?
Yo diría que en 4-Techs buscamos tecnologías sustentables, amistosas con el medio ambiente, que aporten a resolver necesidades de los chilenos.
Por ejemplo, durante años, los científicos han hecho sonar la alarma porque pasamos demasiado tiempo encerrados, lejos del aire libre, y la vida en espacios cerrados está provocando una serie de enfermedades crónicas, incluyendo alergias, asma, depresión, síndrome de intestino irritable y obesidad. Más recientemente, expertos en diversos campos han comenzado a estudiar por qué los edificios, incluso aquellos diseñados para estar lo más libres de gérmenes posible, son vectores de enfermedad, incluso del COVID-19. Nosotros estamos trayendo la respuesta a esta problemática. Bloomberg News la calificó en diciembre pasado como una revolución porque restaura el equilibrio de ambientes interiores con un sistema automatizado único que dispersa probióticos ambientales en el aire creando una capa protectora de flora beneficiosa. El resultado es que virus, bacterias, ácaros, moho, incluso el COVID-19, mueren; pero a la vez se fortalece el sistema inmunológico humano. Esto lo creó un emprendedor serial israelí, cuyo familiar contrajo una infección intrahospitalaria. Pasó seis años investigando una respuesta y como resultado desarrolló “Better Air”.
También hemos traído a la empresa ONE, que es la número 1 en ciberseguridad de Israel; estamos testeando una tecnología que extrae hidrógeno del amoniaco y lo almacena en un tipo de batería que puede sustentar una oficina… identificamos necesidades, buscamos soluciones y las presentamos.
¿Por qué Israel?
– Porque es un país singular, surgido de una épica como es la determinación del pueblo judío por construir su nación, que se crea en un pantano, en condiciones adversas y con gran pobreza de recursos naturales.
En 70 años, Israel logró alcanzar un nivel de desarrollo de primer mundo. Es el número 21 en términos de ingreso per cápita.
La mitad de su oferta exportable es tecnología y casi 20% del empleo nacional está en ese sector. Es reconocido mundialmente como el StartUp Nation. Es el 3er país en cantidad de empresas cotizando en Nasdaq y NYSE, después de Estados Unidos y Canadá.
Es una sociedad de inmigrantes. De los 9 millones, 6,8 son judíos y la mitad ni siquiera nació en Israel. Qué duda cabe, es una sociedad compleja, con una fusión de mentalidades, de experiencias vitales cruzadas por los viajes después del ejército, que les han permitido conectar ámbitos y perspectivas que los enriquecen y potencian.
Permíteme un ejemplo. La cámara que se usa para las endoscopías surge de unos amigos que trabajaban en Rafael (la empresa de misiles) y que se van de año sabático. Les toca un vecino gastroenterólogo que les comenta las dificultades de ver las células más pequeñas.
Israel ocupa el 3º lugar mundial en publicaciones científicas per cápita, y en transferencia tecnológica. Está entre los países que más invierten en R+D, solo superado por Corea del Sur. Qué más puedo decirte, son un paradigma.
¿En qué áreas Chile está invirtiendo en tecnología israelí?
El comercio bilateral entre nuestros países es bajo. El 2019 el intercambio alcanzó US$ 250 millones. Chile exporta principalmente salmón y semillas de sandía. Israel nos vende manufacturas vinculadas a seguridad, electricidad, filtros de agua, paños de limpieza, algo de medicamentos… Evidentemente, estamos muy por debajo del potencial. Afecta la distancia, las diferencias culturales y la ausencia de un tratado de libre comercio que impulse el comercio bilateral.
Por un lado, Chile no mira a Israel. Israel por su parte, tiene los ojos puestos en mercados desarrollados, más grandes y competitivos. Por eso, hay que trabajar para estimular la conexión.
Y creo que encontrar esas oportunidades requiere un acto de imaginación. Hay que cruzar sus desarrollos con nuestros sectores, para ver dónde hay espacios de colaboración.
¿Nos podrías explicar un poco más sobre esta realidad?
– Israel no tiene minería ni es un sector productivo en el que esté investigando, sin embargo, sus desarrollos pueden ser un aporte a la industria local. Por ejemplo, nosotros estamos desarrollando en Chile la implementación de una tecnología israelí basada en partículas con alta energía y velocidad, que ellos venden para temas de seguridad fronteriza o desarrollo de infraestructura. La evaluamos técnicamente y la vemos como un aporte en la prospección de yacimientos mineros.
Además de las que ya están explotadas ¿Dónde crees que hay oportunidades en Chile para utilizar la tecnología israelí?
– Veo mucho potencial en la industria de alimentos, en la acuicultura, en los temas de ciberseguridad, de inteligencia, de seguridad nacional, en salud…creo que el potencial es gigante. Hay que destinar tiempo a investigar para hacer las conexiones, pero existen.
Permíteme decirlo al revés. Israel es líder mundial en innovación y emprendimiento, en transformación digital, en agritech, Fintech, ciberseguridad, en agua, en salud…Imagínate todo lo que contiene cada concepto. Estoy convencida que en cada categoría hay aportes concretos y valiosos para las necesidades chilenas.
Rumbo a la vanguardia
Tal como los humanos necesitamos del oxígeno para poder vivir, las organizaciones necesitan de la innovación para su existencia. Hoy no hay forma de desarrollarse de manera sostenible y efectiva en el tiempo, sin la adquisición de nuevos conocimientos, tecnologías, capital humano y soluciones innovadoras. ¿Estaremos como país desarrollando el músculo que nos permita llegar a este desarrollo que buscamos? ¿Tenemos una cultura de innovación realmente?
¿Cómo ves el desarrollo en términos de innovación en nuestro país?
– Creo que a Chile nos le va mal en el ranking regional. Sin embargo, si nos comparamos con las ligas mayores, estamos lejos. Hay pocos incentivos, mucha burocracia, una clase empresarial más bien conservadora, un sistema social jerárquico poco abierto a la diversidad.
Innovar requiere prueba y error, tolerancia al fracaso, paciencia y capital de riesgo.
¿Qué crees que nos falta para poder convertirnos en un país pionero en innovación como Israel?
– Muchas cosas…Creo que la pandemia nos ha permitido descubrir algunas de ellas. La necesidad de que la ciencia esté más cerca de la política. La comprensión de que la colaboración es crucial para enfrentar los grandes desafíos que tenemos como sociedad: desde el cambio climático, la inclusión, la pobreza, el hambre, la desigualdad.
La innovación en una manera de mirar y enfrentar la realidad, es crear valor y no simplemente inventar.
Para alcanzar una mejor posición, Chile necesita cambios culturales, ajustes en las políticas públicas. Y en esta materia, nuestra Comunidad tiene a un experto como es Eduardo Bitrán, que sigue luchando por impulsar los cambios necesarios.
Hay que lograr mayor sincronía entre la investigación académica y el mercado. Contar con capital humano especializado, y mejorar lo que Bitrán siempre menciona: el capital social. Es decir, cómo logramos colaborar para que prosperen las oportunidades. Cuando miramos a Israel, una de las claves de su capacidad innovadora es que la vivencia colectiva del ejército aplana las diferencias sociales, raciales, socioeconómicas. Se construyen vínculos de confianza entre gente diferente.
A lo anterior, hay que sumarle recursos. Chile invierte aproximadamente un 0,4% del PIB en investigación y desarrollo. Los países de la OCDE casi 3%. Lo mismo en el sector privado. El promedio OCDE es el doble que Chile.
¿Crees que podamos ser fuente de tecnología superior alguna vez?
– Creo que tenemos el potencial, pero hay camino que recorrer, situaciones políticas y sociales que resolver. La ruta es compleja y son tiempos muy desafiantes para enrumbar al país por el camino correcto. Fukuyama dice que vivimos el tiempo de la vetocracia. Es decir, que la mayoría tiene quejas, se manifiesta oponiéndose, pero que hay poco liderazgo propositivo.
¿En qué áreas crees que Chile podría desarrollarse y ser líder en su entorno?
– Empezaría por las áreas que le son más naturales. En minería, Chile es el principal productor y exportador de cobre, de litio. Ocupa el primer o segundo lugar en acuicultura, es líder exportador en más de 60 productos agrícolas. En tecnologías financieras es un referente en la Región.
Además, tenemos ciertas condiciones únicas: somos el país más largo y delgado del mundo, con 17 climas, una geografía que nos convierte en una isla fitosanitaria; tenemos la mayor radiación solar del mundo en el Desierto de Atacama…en fin, hay condiciones. El asunto es que no basta con las condiciones dadas, hay que sumarle el factor humano. Por eso miro a Israel. Como repiten majaderamente, ellos “no tienen recursos naturales, tienen cerebro”. Nosotros tenemos recursos naturales y hay inteligencia. La pregunta es cómo acelerar el cruce.