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Jésed al alcance de todos: Guemajim en Chile

Por Daphne Dionizis

Es común escuchar y sentir que, dentro de nuestra Comunidad Judía, uno siempre podrá encontrar ayuda y apoyo. Cierto, ¿no? El jésed siempre ha sido una característica de nuestro Pueblo; muchas veces actuamos como hermanos sin necesariamente conocernos.

Si escuchamos que un yehudí tiene una necesidad, comunidades e instituciones completas, buscan la manera de poder contribuir.

Una expresión de este Jésed son los Guemajim. ¿Escucharon hablar de ellos?

En esta nota les contamos qué son, cómo funcionan, qué tipos existen y su historia acá en Chile.

La magia de dar

La palabra Guemaj está conformada por las primeras sílabas de Guemilut Jasadim, traducido como “hacer actos de bondad”.

Un Guemaj es un fondo de préstamos sin intereses. Antiguamente se destinaba solo a ayuda financiera, sin embargo, hoy existen Guemajim para todo tipo de cosas. ¿Sabían que en Chile contamos con muchísimos Guemajim?

¡Sí, así es! No es necesario estar en Israel, Estados Unidos o en países con una comunidad inmensa para poder aportar y/o recibir ayuda de un Guemaj.

De este lado de la cordillera contamos con una gran cantidad de guemajim para todo tipo de necesidades.

Cada Guemaj tiene un encargado que se dedica voluntariamente al cuidado de éste. Cada Guemaj se va construyendo a través de donaciones, ya sea monetarias o de productos, de muchas personas que en vez de botar un producto en buenas condiciones, lo dona para que otra persona pueda disfrutarlo.

De esta manera, podemos decir que actualmente existen en Chile Guemajim de: remedios, vestidos de novia, vestidos de fiesta, Jalot, artículos para guaguas, decoración para Brit Milá/ Bar-Bat Mitzvá, floreros, préstamo de dinero, libros, maletas, computadores, ¡entre muchos otros! Lo único que necesitas es comunicarte con el encargado del Guemaj y retirar lo que quieras. Cuidarlo y luego de que terminas de utilizarlo, devolverlo para que otra persona pueda usarlo una próxima vez.

Stefy Cuchacovich, fue partícipe de uno de los primeros guemajim que se crearon en Chile. Con tan solo 14 años dedicaba una tarde por semana a ayudar a la formación de este. Conversamos con Stefy, quien recuerda ese momento junto a nosotros.

¿Cómo nació la idea de crear un guemaj en Chile?

Cuando mi mamá fue a Israel el 2000, no tenía coche para mi hermana que era guagua y se metió a las páginas amarillas y se encontró con muchísimos guemajim, por lo que decidió armar varios en Chile.

El primero fue uno de ropa donde participábamos todas las mujeres del Kolel de Providencia; luego creó el de novias y después vino el de artículos ortopédicos. El motor era mi mamá, Rina Francos, y yo ayudaba.

¿Cómo recuerdas que fue la inauguración y el comienzo? ¿Le entusiasmó la idea a las personas?

El primero, el de ropa, surgió como una necesidad comunitaria. Todos los miércoles íbamos a ordenar la ropa para poder abrir una vez al mes, ahí la organizábamos y seleccionábamos. Todo tenía que estar en excelente estado. Nos juntábamos el primer miércoles del mes y servíamos queque, nos sentábamos con ellos y les dábamos un momento de atención. Invitamos a la gente y se fue pasando el mensaje de que estábamos repartiendo ropa. La gente nos pedía que le reserváramos ciertas prendas que necesitaban y cuando llegaban se las guardábamos.

¿Existe actualmente ese guemaj?

Después pasó a ser parte de Reshet y también se llevaba al Bikur Joilim. Mi mamá sigue juntando ropa de hombre para el Bikur hasta el día de hoy. Actualmente sigue en funcionamiento el guemaj de vestidos de novias y el de cotillón de matrimonio.

 Actualmente contamos con muchísimos guemajim de diferentes cosas. ¿Qué sientes, al saber que después de tantos años, tu esfuerzo y dedicación dio este fruto?

Mi mamá dice que es parte de lo que construimos, no solo guemajim, sino la comunidad entera, todos trabajamos para formar esto: una comunidad en la que nos preocupamos de aquellos que lo necesitan.

La comunidad aprendió a ser solidaria y ese es el valor que tiene.

Es muy lindo cuando en una comunidad trabajan los unos por los otros.

Nada como una novia feliz

Todo aquel que se ha casado o ha acompañado a una amiga en este día, sabe que el ítem más importante de todos es el tan soñado vestido de novia. Muchas mujeres sueñan con este desde que son pequeñas; la textura, color, caída, velo, entre muchos otros detalles.

Sin embargo, lamentablemente la mayoría de los vestidos tienen un precio muy elevado. Algunas novias deciden endeudarse para conseguirlo, otras renuncian a sus preferencias para poder costearlos, algunas consideran que es una locura invertir tanto en un vestido, y actualmente, muchas optan por modificar alguno usado por alguna amiga o familiar. A todas aquellas novias que están en este escenario tan complejo de decisión, les traigo la buena noticia: ‘nuestra Comunidad cuenta con un Guemaj de vestidos de novias! Pueden ir a probarse, llevarse a sus casas para realizar arreglos o modificaciones, usarlo, lavarlo y devolverlo como si fuese nuevo al Guemaj para que otra novia pueda disfrutarlo.

Diana Portman, nos cuenta su inolvidable historia con su vestido de novia.

¿Cómo fue tu experiencia en el Guemaj de México?

Estaba de novia de un mexicano y fui a México para nuestro compromiso.

Me puse a investigar cómo modernizar un vestido, o hacerlo más moderno con una costurera, pero todas las opciones no me hacían sentir la princesa que quería ser, o no me sentía tan linda y no podía acceder a todos.

Estando en México para el compromiso, mi novio me comentó que había un Guemaj llamado Yad LaKalá que ayudaba a todas las novias y que era una buena posibilidad. Fuimos y el Guemaj quedaba en una casa, linda, lujosa. En la entrada había una placa de vidrio con frases que mencionaban la importancia de ayudar y dar a los demás. El lugar era muy femenino y recuerdo que me recibieron varias mujeres sonriendo. El Guemaj era un salón inmenso lleno de vestidos de todo tipo, zapatos, velos, coronas, todo ordenado en diferentes pasillos.

Para probarte el vestido te ponían en un lugar rodeado de espejos ¡parecía Hollywood! Nunca vi algo así. Me probé uno y me quedó perfecto, solo debía ajustar un par de cosas. En ese momento les conté que mi matrimonio sería en Chile y que, a pesar de no tener una fecha definitiva aún, conseguiría con algún invitado mexicano que devolviese el vestido al Guemaj. Las encargadas me miraron y me dijeron, ¡el vestido es tuyo! No me dejaron pagar absolutamente nada por él, e incluso me regalaron un libro de rezos para la novia.

¿Por qué decidiste acudir a un Guemaj?

Por dos motivos. En primer lugar porque yo no tenía las condiciones financieras para conseguir un vestido de novia de verdad bonito, en el cual me sintiera especial en el día de mi boda. Y segundo, porque me surgió la oportunidad y entendí que era un regalo de Di´s.

Si yo me hubiese quedado con mi orgullo de no usar algo de un Guemaj, no hubiese podido tener la oportunidad de vivir ese momento tan especial en el Guemaj, y principalmente en mi matrimonio, sintiéndome la princesa que quería ser con esta nueva oportunidad que Di´s me estaba dando. Sin la ayuda que me dieron, yo hubiese tenido un matrimonio bonito y significativo, claro que sí, pero tal vez tendría una sensación de que faltó algo en mi feminidad y vanidad de novia. El Guemaj me hizo este cariño y fue impresionante.

Dar no es solo material

Si tuviesen que elegir crear un Guemaj ¿Cuál sería?

Doris Wasserman y Joyce Kuperman, no dudaron al pensarlo: ¡un Guemaj de libros! Más de 250 personas han disfrutado de este Guemaj y han podido acceder a más de 500 libros en español, inglés y hebreo. Todos relacionados con el judaísmo, pero de diversos temas como biografías, festividades, novelas, historia judía, familia, shoá, misticismo, mujeres, etc.

Cuando mis hijos eran chiquitos compré algunos excelentes libros de judaísmo sobre la educación de los niños. Después de leerlos, pensé que sería muy bueno que más personas los aprovecharan, así es que decidí ofrecerlos. Con el tiempo fui sumando más libros de otros temas, no solo de educación. Algunas personas se entusiasmaron con el proyecto y ayudaron pasándome libros para prestar, donando dinero para comprar más libros, haciendo flyers, guardando libros en sus casas, creando la página web, entre otros. Así nació el Guemaj”, nos cuenta Doris.

¿Cómo ha ido evolucionando este Guemaj?

En un principio teníamos un registro a lápiz y papel con los poquitos libros que teníamos para prestar, y se los ofrecíamos a nuestros conocidos. Luego preparamos una lista más grande en Excell y la mandábamos a más gente. Con el tiempo fuimos teniendo cada vez más libros en diferentes idiomas y nos dimos cuenta que necesitábamos un sistema más fácil para que la gente pudiera visualizarlos, escoger y pedir, y también para que más personas pudieran hacer uso del Guemaj de Libros.

Es por eso que nació www.guemajlibros.com, una página web muy amigable para poder ver y pedir los libros.

 ¿Qué significa para ustedes poder ayudar a otras personas a través de este guemaj?

A nosotras nos apasiona la lectura y existen tantos libros de judaísmo, de muchos temas diferentes, que nos ayudan a crecer, perfeccionarnos, aprender sobre nuestra historia y nuestra forma de vida, que nos da un gusto tremendo que más personas puedan disfrutar la sabiduría del judaísmo a través de los libros. Muchas veces no tenemos acceso a ellos porque no sabemos que existen, porque no los venden, porque son muy caros o porque simplemente no queremos comprarlos. Este Guemaj ofrece a las personas la posibilidad de leer sobre lo que les interesa del judaísmo, sin tener que comprar el libro, nosotros se lo prestamos.

Una mitzvá inigualable

Existe un Guemaj, que a mi modo de ver, es el menos conocido y uno que realmente puede cambiar la vida de una persona: el Guemaj de pelucas.

Sí, lo leyeron bien, pelucas. Aunque en la mayoría de los países se organiza por motivos religiosos, muchos de ellos también ayudan a mujeres que están pasando por alguna enfermedad y sufren la caída de su pelo.

Muchas de ellas pierden la esperanza de verse lindas nuevamente frente a un espejo, de sentirse femeninas y ellas mismas como siempre. Sin embargo, cuando acuden a este Guemaj, les vuelve la ilusión y la alegría, al saber que pueden adquirir una peluca de pelo natural y verdadero, sin costo y lucirla como si fuese de ellas.

Conversamos con Yael Miroschnik, encargada de este Guemaj  hace años, quien es testigo de muchas sonrisas gracias a la existencia de este.

Yael ¿Cómo nació la idea de crear un guemaj de pelucas en Chile?

El Guemaj fue creado hace muchos años por Shira Horowitz, cuando en Chile no había muchas mujeres que se cubrieran el pelo. No era algo muy conocido y fue creado porque ella quería que las mujeres que decidieran cubrirse el pelo, principalmente por religión, lo pudieran hacer con algo lindo.

¿Qué te motivó a ser encargada de este guemaj?

Desde muy chica que trabajé como voluntaria siento “clown hospital”, y veía cómo las niñas y mujeres sufrían por la caída del pelo. También veía cómo por no tener recursos, muchas veces se veían obligadas a ponerse algo nada que ver con ellas. Por otro lado, cuando fui a Israel, quedé fascinada con el concepto de Guemaj, no podía creer que existiera algo así y quise formar uno pero no sabía de qué, y cuando surgió la idea de pelucas, mi mamá me regaló un curso profesional de cuidado de pelucas para que yo pudiera hacerlo de forma profesional.

Volví a Chile y tomé el mando del Guemaj que había, que solo era para mujeres de la comunidad, y como yo tenía todos esos contactos en hospitales y fundaciones, y a la vez recursos, convertí el Guemaj en el banco central de pelucas de Chile.

¿Cuántas personas han sido beneficiadas con este guemaj?

Si contamos todas las formas en las que alguien se puede beneficiar, probablemente más de 500 personas.

En su momento, el Guemaj no solo daba pelucas, sino que también hacíamos talleres de autoestima en hospitales, clínicas y fundaciones, en donde se les enseñaba a las personas a mantener su peluca. También hubo una época en donde prestábamos pelucas a mujeres que necesitan para algún evento en especial.

¿Sirve donar pelo?

Hace unos años atrás junto a Miri Hasson decidimos abrir un Guemaj de pelo que maneja ella. Con este pelo arreglamos sin costo algunas de las pelucas que nos donan, lo cual nos permite contar con más y mejor stock. Y también se usa para arreglar pelucas propias de personas que no pueden pagar por el arreglo.

¿Qué significa para ti poder ayudar a otras personas a través de este guemaj?

Es maravilloso, por varias razones. Siempre es gratificante ayudar a quien lo necesita, pero este Guemaj tiene la particularidad que te acerca mucho a las personas y sus historias, entonces sin ser psicóloga, ni doctora, uno a través de la experiencia ayuda más que solo con una peluca. Y por otro lado, es darle un valor emocional y también espiritual, a algo tan material como el pelo.

¿Qué mensaje te gustaría decirle a aquellas personas que están pasando por alguna enfermedad y como consecuencia se les cae el pelo, y no se atreven a pedir este tipo de ayuda?

La manera en que cada mujer vive una situación de caída del pelo, es relativa. Hay mujeres que lo sufren mucho y hay otras que lo viven de forma más natural, que no necesitan sustituir su pelo con una peluca durante el tratamiento.

El Guemaj fue creado para dar apoyo, sin juzgar a nadie, y sin hacer preguntas sobre las razones que a una la llevaron a esa situación. Entendemos que hay mucha carga emocional involucrada y respetamos eso. Quien necesite de ese tipo de ayuda, debe estar tranquila que el Guemaj hará todo para proporcionársela.

Si deseas que te contactemos con algún guemaj en Chile, por favor escríbenos a revistashalom@gmail.com

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