Desde hace algunas semanas comenzamos a recibir Kabalat Shabbat al aire libre, una linda instancia que nace bajo la necesidad de cumplir con los aforos permitidos tras la pandemia que vivimos desde el 2020 y hoy se vuelve una necesidad tras manifestarse las variantes actuales y los altos contagios.
Sin embargo, este momento a través del tiempo se transformó en algo especial y de conexión con D´s y la naturaleza. Disfrutar de ese instante en donde estamos conectándonos con D´s, rezando y agradeciendo por la vida, se torna aún más emocionante con el ruido de los pajaritos de fondo y las hojas de los arboles moviéndose al ritmo del viento; un escenario ideal para hacer del recibimiento de Shabbat un momento especial y de conexión mientras rezamos.
“Cuando elevamos nuestras plegarias podemos observar el cielo que es simbólicamente hacia donde se dirigen nuestras tefilot” nos explica nuestro rabino.
Hoy, y ya con varios servicios al aire libre el staff administrativo junto a los rabinos tenemos claro las necesidades previas que conlleva montar todo para que salga de la mejor manera posible y que llegue a través de la transmisión en directo a quienes no pueden asistir de forma presencial.
“Durante todo el año estamos habitualmente encerrados entre cuatro paredes realizando nuestras actividades y también nuestros servicios religiosos. Hay algunas ocasiones que el calendario judío nos lleva a relacionarnos con la naturaleza como por ejemplo en Sucot cuando moramos una semana en la Sucá o en el Año Nuevo de los arboles (Tu Bishbat) que celebramos durante enero y en que se acostumbra plantar árboles. Por esto es muy agradable para nosotros, como oficiantes, compartir en esta época del año los servicios en contacto con la naturaleza”, comenta el Rabino Efraim Rosenzweig.
Sacar las sillas, montar los púlpitos de los Rabinos y jazanim, el teclado, los toldos para que nos den algo de sombra y por supuesto todo lo necesario para que el sonido sea perfecto. Un trabajo en equipo que se cubre todos los viernes.
“Hay que sacar todos los implementos: mínimo 60 ó 70 sillas y todo lo necesario para realizar Shabbat, incluso la mesa COVID con todos los elementos como alcohol gel y spray, no hay que olvidar que también hay que trasladar los libros para rezar. Es harto trabajo, no es fácil, pero se hace con cariño”, comenta Pepe, como le decimos con cariño.
Ya cuando termina el Kabalat Shabbat, y gracias a la tremenda labor que hace nuestra querida socia Juanita Durán, podemos disfrutar de un exquisito kidush en modo COVID: todo en formato individual, para seguir con las normas del SEREMI con las que ya estamos más que acostumbrados a convivir día a día.
Te invitamos a ser parte cada viernes a las 19:00 hrs. de nuestro bello servicio de Kabalat Shabbat al aire libre en los jardines del EIM, una instancia de retro inspección y de disfrutar de las cosas simples que nos pueden entregar momentos como este.