KEREN HAYESOD

Nuestros jóvenes, nuestro futuro

Por Max Baron, Keren Hayesod Chile

Como Fundación Keren Hayesod Chile queremos compartir una pequeña reflexión respecto al futuro de nuestra comunidad y el rol clave que USTEDES, los jóvenes, juegan en este escenario. Nuestra fundación nace de un sueño, de una pequeña idea que se transformaría en la semilla para la creación de Eretz Israel. Para las personas mayores, probablemente sus abuelos y bisabuelos, crecer en un mundo donde existiera un estado judío era algo impensado hasta el año 1948. Una historia antigua, un “mito” que ocupaba más espacio en libreros que en ideas concretas, pero que con el paso del tiempo se convirtió en un proyecto comunitario que se concretó con el nacimiento de un país.

En la actualidad, es común que las nuevas generaciones demos por sentada la existencia de Israel.

Y así mismo, es común que se nos olvide que todavía hay que hacer esfuerzos para proteger ese sueño que tanto costó materializar. Para nosotros, los jóvenes, crecer en un mundo donde Israel es una realidad ha sido un privilegio que nuestros antepasados no tuvieron y su normalización es un arma de doble filo con la que debemos ser muy cuidadosos. Por un lado, podemos gozar de todos los beneficios que nos entrega Israel como miembros de una comunidad, pero, por otra parte, es fácil caer en la presunción de que al ser Israel un estado constituido su futuro recae solo en las manos de sus ciudadanos.

Lo anterior, se traduce en que las personas que generacionalmente están ligadas a los hitos fundacionales de Israel contribuyan en mayor medida que aquellos que han crecido en un mundo donde Israel existe. Una lógica similar se puede ver en la ayuda que reciben las organizaciones comunitarias en Chile. Aquellos que migraron al país e hicieron grandes esfuerzos por construir instituciones que nos permitan converger como comunidad y mantener nuestras tradiciones tienen una mayor participación a la hora de prestar apoyo a la comunidad.

Frente a este panorama, es inevitable que las organizaciones dedicadas a la protección y continuidad de la vida judía sientan preocupación e incertidumbre respecto al futuro de nuestro pueblo. Tanto en Chile como en Israel es necesario seguir incentivando la Aliá, prestar una mano a los judíos en situación de emergencia que necesitan escapar de sus países, facilitar la inclusión de los nuevos Olim que llegan a Israel, fortalecer las comunidades que viven en la diáspora, continuar invirtiendo en programas educativos, pero por sobre todas las cosas, nunca dejar de construir una sociedad mejor.

Si hay algo por lo cual nos caracterizamos los jóvenes es por ser soñadores e idealistas.

Muchas veces vivimos con los pies despegados de la tierra y eso no tiene nada de malo, de hecho, es lo que nos caracteriza como una generación que crea y potencia los cambios sociales. Pero al mismo tiempo, hay ciertas cosas que para cambiar necesitan continuar existiendo y ese es el caso de nuestra comunidad en Chile y de Medinat Israel. Lo más enriquecedor que podemos hacer como juventud es traer esas características que nos identifican y enfocarlas en el cuidado de lo construido por nuestros antepasados. A fin de cuentas, su esfuerzo consiguió crear realidades en espacios que estaban dedicados a los sueños y ese es su legado para el futuro, el cual debemos cuidar y proteger.

Juntos hemos apoyado el pasado de Israel

Ahora necesitamos asegurar su futuro

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