Pamela Auszenker: aprendiendo a cuidar nuestras finanzas
Publicado el: 04 / 10 / 2020

Por DaPhne Dionizis

En esta época no solo debemos tomar especial cuidado con la salud. Nuestros bolsillos también necesitan de un trato especial

Los números y cuentas no son la pasión de muchos, y es probable que se hayan convertido en un gran dolor de cabeza en tiempos de pandemia. Sin embargo, con una adecuada educación al respecto, podríamos dejar ese paracetamol y ordenar nuestras finanzas personales.

Conversamos con Pamela Auszenker, Subgerente de Renta Variable y Estrategia, en Banco BCI, quien nos explicará conceptos y temáticas actuales en el área financiera.

¿Qué nos recomiendas para tener un buen manejo de nuestras finanzas personales durante el fin de año?

– En general, la recomendación es siempre gastar de manera muy responsable y ser ordenado, respecto a ingresos y gastos.

Lo ideal es siempre gastar menos de lo que uno gana, logrando ahorrar, aunque sea un porcentaje muy bajo. La mejor manera de realizarlo es poniéndose un objetivo inicial. Obviamente estamos en una situación muy particular y muy difícil para muchos, por lo que, si bien no siempre es posible lograr este objetivo, sí el llamado es a ser sumamente responsables.

Como medida general, siempre es bueno hacer algún tipo de presupuesto, donde uno tenga claridad de los gastos “recurrentes” (constantes) que tiene, comparado con sus ingresos en tiempos normales. Y en función de eso, se puede determinar un ahorro mensual, o bien ir ajustando los gastos para no exceder los ingresos.

¿Estás de acuerdo con el retiro del 10%?

– Claramente estamos pasando por un periodo muy complejo, donde un gran número de personas y familias, se han visto muy afectadas por la crisis económica derivada, en primer lugar, tras el estallido social en octubre pasado y luego por el coronavirus y cuarentena. A raíz de ello, se requerían medidas para contrarrestar estos impactos.

El objetivo de los ahorros que uno tiene en la AFP tienen un fin previsional, es decir, para la jubilación una vez que llegue el momento. Por lo tanto, debemos entender que sacar un porcentaje de dichos ahorros va en desmedro de la pensión futura de cada uno. A pesar de eso, es difícil obviar el momento por el que se está pasando, donde se requerían medidas también extraordinarias. Probablemente dichas medidas podrían haber sido alcanzadas de otra manera, pero es una realidad que esos fondos van a ser de ayuda para muchas familias.

En resumen, es difícil tomar una posición drástica respecto al retiro del 10%. A priori, hay que entender que las consecuencias del retiro van a ser importantes en términos de pensiones futuras y de la carga adicional para las finanzas de Chile eventualmente, pero uno también debe ser sensible a la situación actual en la que estamos. Dicho todo lo anterior:

Hoy ya es un hecho el retiro del 10%, por lo tanto, lo importante es determinar qué hacer con esos fondos.

Sin olvidar, sin embargo, que hay algunos proyectos de ley que apuntan a retirar mayor porcentaje de los fondos de las AFP (en línea con otros países), lo que podría ser complejo.

En ese sentido ¿qué nos recomiendas para aprovechar de mejor manera ese retiro? ¿Qué hacemos con ese 10%?

– Apelar a la responsabilidad. Y acá, entender que no existe una respuesta única de lo que es óptimo o recomendable, ya que va a depender de la situación de cada uno. Para aquellos que se encuentran en una situación compleja por la coyuntura, donde han visto disminuidos fuertemente sus ingresos por la crisis, claramente que el uso del 10% irá a gastos corrientes o cotidianos, que era precisamente el objetivo final de este retiro del 10%.

Por otra parte, aquellos que no han visto sus ingresos disminuir de manera relevante, o que tienen cuadrados los ingresos con sus gastos recurrentes, pero que arrastran deudas “caras”, es recomendable pagar estas deudas. Con deudas “caras”, me refiero especialmente a aquellas con altas tasas de interés, como por ejemplo líneas de crédito, tarjetas de crédito (de casas comerciales o bancarias) o créditos de consumo con tasas elevadas. A mi juicio, no entran en esta categoría los créditos hipotecarios, que tengan tasas más bajas y que son además de largo plazo y con fines habitacionales.

Por último, para aquellos que no caen en las categorías anteriores: lo ideal es ahorrar (e invertir). Más aún, como decía anteriormente, no hay que olvidar que el retiro del 10% va en directo desmedro (o disminución) de las pensiones futuras de cada uno, por lo tanto, aquí es recomendable reinvertirlo para las pensiones, es decir, APV o cuenta 2 de la AFP. Las diferencias entre ambas son hartas, y uno siempre tiene que además considerar los costos de cada uno (es decir, cuánto cobra la AFP o administradora de fondos o aseguradora por el APV que estamos contratando. En el caso de la cuenta 2, por el retiro de estos fondos la AFP no cobrará comisión, por lo que también debe entrar en la balanza este aspecto).

No hay que olvidar que invertir en APV, además de contribuir a mejorar la pensión futura (los fondos solo pueden ser usados a la hora de la jubilación, no así la cuenta 2, y tienen beneficio tributario. Y acá, el régimen a elegir (entre A y B), dependerá del nivel de renta o ingreso de cada uno (en general, es seguro decir que con rentas mensuales superiores a $2 millones, conviene el régimen B, pero también dependerá de si uno ya invierte en APV, porque existen montos máximos para aprovechar los beneficios tributarios).

Lo más importante, en resumen, es entender que no hay una recomendación única, ya que depende de la realidad de cada uno.

Pero como regla general, siempre ser responsable, y asesorarse.

¿Nos conviene usar ese 10% para comprar acciones de LATAM Airlines a mil pesos? Valía $7. 000.. ¿en algún momento se recuperarán, ¿no?

– Uf. El tema de LATAM Airlines es mucho más complejo y extenso. La respuesta es definitivamente no, y por varias razones. La primera, es que uno debe ser responsable con el 10%, entendiendo que el fin es la jubilación, y considerar las respuestas de la pregunta anterior. Además, entender que las acciones son un producto con un alto nivel de riesgo, donde eventualmente (no es muy común, pero puede pasar), uno puede perder el total de lo invertido. Es cosa de pensar precisamente al revés que la pregunta, el que invirtió a $7.000, en un par de meses perdió cerca del 90% de su inversión. Con esto, no quiero decir que estoy en contra de invertir en acciones (por el contrario, es parte importante de mi trabajo recomendar precisamente en qué instrumentos y/o acciones invertir a nivel global), pero uno debe tener presente su perfil de riesgo (qué tan dispuesto estoy a perder parte de mi inversión, dado que existe la posibilidad de ganar también), y por supuesto el objetivo y horizonte de la inversión (no es lo mismo si estoy invirtiendo para la vejez, o para la universidad de mis hijas, o para irme de viaje en unos meses). Las acciones no son para todos, ni para todo tipo de inversión.

Y, por último, considerar que la situación particular de los accionistas de LATAM Airlines es compleja. Acá, hay que diferenciar entre la empresa (LATAM, que todos conocemos) vs los accionistas. Si bien la probabilidad, a mí parecer, de que Latam salga del capítulo 11 de manera exitosa, y logre evitar una quiebra, es bastante alta, eso no significa necesariamente que las acciones actuales se vayan a recuperar.

En resumen, no porque la acción haya estado a $7.000 (ojo que hace varios años atrás, superó los $15.000 incluso) va a volver a esos niveles. De hecho, nosotros creemos que ese no será el caso, no en el mediano plazo por lo menos, y no recomendamos hoy invertir en la acción de Latam. Va a tener mucha volatilidad, y el resultado final es muy incierto.

En cuanto al crédito hipotecario ¿Deberíamos postergarlo? ¿Por qué?

– Nuevamente, la respuesta aquí depende de la situación de cada uno. Claramente que aquellos que han visto disminuir fuertemente sus ingresos, es un gran alivio el poder aplazar los pagos de dividendos, sin intereses relacionados.

Si uno no está en esa situación, uno tiene que ver el “costo alternativo”. Si bien postergar el dividendo no acarrea un interés asociado, se aplaza el tiempo para que uno termine de pagar el crédito total. Por eso, es bueno ver qué haría hoy con esa plata que me “ahorro” al no pagar el dividendo. Si la respuesta es consumirla, probablemente no es recomendable (volvemos nuevamente al tema de la responsabilidad). Sin embargo, si la respuesta es ahorrarla e invertir, ahí debemos fijarnos que la tasa de interés que logremos, sea lo suficientemente buena.

¿Cómo debemos elegir el APV? ¿En qué debemos fijarnos?

– Lo primero, es entender lo que significa el APV (ahorro previsional voluntario). Es un monto que ahorramos (ya sea mensualmente, anual o por una vez), con el fin de aumentar el monto de la futura pensión. Este se puede contratar o en la misma AFP, o bien en una administradora de fondos (AGF) o compañía de seguros.

Existen dos regímenes, el A y el B, que difieren en el beneficio tributario asociado (esto es lo primero que uno debe fijarse). El régimen A, es por el cual el trabajador, al momento de ahorrar, paga los impuestos correspondientes. De esta forma, al momento de retirar el ahorro, el cliente no tributa por este, solo lo hace por la rentabilidad real obtenida. El beneficio es una Bonificación Fiscal del 15% de lo ahorrado en el año con un tope de 6 UTM.

Por su parte, el régimen B, es por el cual no se paga impuesto al gestionar el ahorro, dado que los aportes se rebajan de la base imponible del impuesto único de segunda categoría. Este tiene un tope mensual del beneficio de 50 UF, o anual de 600 UF.

Cuál conviene más, depende del tramo de impuesto en que uno está. El otro elemento que uno debe considerar a la hora de elegir el APV es el costo que tiene. Los costos varían según cada administradora. Recordar, además, que el costo es en base al AUM total (monto total que se tiene en el APV), y no en función de lo que se deposita mensual o anualmente (que es el caso de la parte obligatoria de la cotización).

Por último, una vez que se definió el régimen y la institución, se debe definir el nivel de riesgo que uno quiere asumir en su inversión (cuanta menos falta para jubilarse, lo recomendable es que el nivel de riesgo sea menor), y en base a eso elegir los instrumentos (por ejemplo, bajo qué multifondo, o si se desean fondos mutuos accionarios o de renta fija).

El endeudamiento sin lugar a dudas aumentó, y las compras por Internet al parecer fueron un gran pasatiempo en cuarentena. ¿Crees que seguirá esta tendencia?

– El e-commerce, o compras online, venían creciendo de manera sostenida durante los últimos años. Claramente lo que vimos, fue que a raíz de la pandemia, este crecimiento se aceleró de manera muy significativa y exponencial. Así, el año pasado la penetración del e-commerce (como % del total de ventas) llegaba a 5 o 6%, pero la pandemia llevó dicha cifra hacia niveles incluso superiores al 30%. Claramente estos números no son sostenibles, al menos no por ahora, pero sí es posible pensar que se situará en el corto plazo en niveles cercanos a 15 o 16%, con espacio para seguir creciendo (considerando que, en países como Estados Unidos o China, dichos porcentajes llegaban al 20%).

En resumen, no se puede esperar que se mantengan los niveles actuales de ventas por internet. Es cosa de ver los malls, que ya se encuentran con mucho público comprando (aún con las restricciones que tenemos en la actualidad en términos de tiendas abiertas y aforo).

Pero sí, ciertamente, parte del crecimiento que se vio durante la pandemia tenderá a permanecer.

¿Qué oportunidades podemos encontrar en términos financieros en esta pandemia?

– Un dicho bien conocido en inversiones, es que todas las crisis generan oportunidades. Y esta no es la excepción. Claramente que las fuertes caídas generalizadas en los mercados a comienzos de año (marzo/abril), llevaron a distintos mercados a niveles muy castigados, sin embargo, en los últimos meses han tendido a normalizarse. A la hora de evaluar las oportunidades, nuevamente entra en la ecuación el perfil de riesgo de cada inversionista, y su horizonte.

Antes de presentar las recomendaciones, me gustaría hacer hincapié en algo que, si bien todos lo sabemos, pocos lo practicaban en Chile hasta antes de octubre del año pasado. La diversificación, tanto en instrumentos como geográfica. En palabras simples, no poner todos los huevos en la misma canasta. Los inversionistas chilenos solían tener un sesgo local (preferencia por instrumentos chilenos) muy marcado, y a raíz de los fuertes ajustes que vimos en los mercados a finales del año pasado, y de la incertidumbre que afloró por la situación país, los inversionistas tendieron a vender posiciones en Chile, y llevarlas al extranjero, diversificando sus portafolios. Por eso se vio también una fuerte alza en el dólar.

Si bien con la crisis actual del coronavirus vimos que todos los mercados tendieron a caer al unísono, lo hicieron en magnitudes distintas, y con recuperaciones muy disímiles. Es cosa de ver cómo los mercados accionarios de Estados Unidos (S&P y Nasdaq) han tocado sucesivos máximos históricos durante estos días, borrando todas las pérdidas ocasionadas por la pandemia, mientras que los mercados latinoamericanos están todavía con pérdidas del orden de 10 a 15% en lo que va del año, y Alemania en similar magnitud.

Lo anterior refleja la importancia de estar bien diversificados, invertidos en distintas regiones y activos. Dicho eso, en general estamos recomendando estar levemente más expuestos en acciones que en renta fija, privilegiando Estados Unidos (aunque disminuyendo levemente la exposición y traspasándola a Europa, que muestra mayor rezago).

En renta fija, todavía se ven oportunidades en bonos high yield y deuda corporativa latinoamericana.

Respecto al dólar, allí dependerá del horizonte de inversión. Nuestra expectativa es que termine el año más cercano a niveles de 800, dependiendo indudablemente de qué ocurra localmente de cara al plebiscito de octubre.

¿Tienes miedo a que haya un corralito en Chile?

– En Chile tenemos instituciones financieras que son sumamente sólidas y bien capitalizadas, y un Banco Central autónomo y muy capaz, que vela por la estabilidad del sistema financiero.

No estimo que vayamos a tener un corralito en Chile, la probabilidad de que ello ocurra es sumamente baja.