Por la educación judía: la oportunidad está en tus manos
Publicado el: 02 / 09 / 2020

Por Mickey Gelerstein

Estamos pronto a vivir nuevamente una de las fechas más importante del calendario judío, Yamim Noraim. Nadie que haya leído alguna vez en su vida la corta plegaria “Unetané Tókef” que se reza en Musaf de Rosh Hashaná y Yom Kipur, podría quedar insensible a su texto. En su segundo verso, dice lo siguiente: “En Rosh Hashaná serán inscritos y en Yom Kipur serán sellados cuántos dejarán la tierra y cuántos serán creados. Quién vivirá y quién morirá. (…) Quién será degradado y quién será exaltado. Pero la Teshuvá, la Tefilá y la Tzedaká remueven el mal decreto”.

En los impresionantes días de Rosh Hashaná y Yom Kipur, le suplicamos a D’s con estas conmovedoras palabras, escrita por el Rav Amnón de Maguncia hace más de 1000 años atrás. El final de este rezo nos deja un mensaje fundamental para nuestros días: la declaración colectiva de, “Teshuvá, Tefilá, y Tzedaká evitan el mal decreto”.

La ecuación en sí misma parece bastante extraña. ¿Por qué se incluye Tzedaká en esa tríada? Uno puede entender fácilmente cómo la mitzvá de Tefilá (oración) -que apela a la misericordia de D’s- puede potencialmente evitar un decreto maligno. Al solicitar una respuesta positiva de D’s, y Él la acepta, el decreto se cancela. Del mismo modo, si una persona simplemente se aprovecha de la notable posibilidad de la Teshuvá (arrepentimiento), D’s lo perdona y se evita el decreto. ¿Pero por qué se incluye aquí la Tzedaká (caridad)?

A simple vista, y superficialmente, es una mitzvá como cualquier otra. ¿Por qué está junto a Teshuvá y Tefilá en esta grandiosidad de ideas y dotada del poder de evitar un mal decreto?

El rasgo común

Teshuvá, Tefilá, y Tzedaká son todos elementos profundamente transformadores en la persona. El cumplimiento adecuado de cualquiera de estas tres Mitzvot puede cambiar totalmente al individuo.

Rab Yosef Albo, en su libro “Séfer Haikarim”, sugiere la elegante noción de que en realidad no es D’s quien cambia de opinión, sino que es el hombre quien cambia en sí mismo. La Tefilá es tan poderosa, que es muy posible que la persona que concluye su sincera y sentida petición a D’s a través de la oración, no sea la misma persona que comenzó la oración.

Una idea similar existe con el concepto de Teshuvá. El gran kabalista del siglo XVIII, Rab Moshé Chaim Luzzatto (conocido como Ramjal), se pregunta cómo la Teshuvá puede ayudar a una persona. Parece que ningún tipo de remordimiento, arrepentimiento o súplica puede alterar la realidad. ¡La acción ya está hecha! Sin embargo, la Teshuvá hace justamente eso, el arrepentimiento borra por completo el acto errado realizado. De una manera algo milagrosa es transformadora de la persona que ha errado. En las poderosas palabras de Ray Itzjak Hunter: “La Teshuvá no mejora a la persona, sino que la cambia”.

Y la Tzedaká no es la excepción. Ser el receptor de la misericordia divina como resultado de la conducta caritativa de uno, es una experiencia que altera la personalidad, es una experiencia transformadora. Al ser caritativo, una persona se transforma en un individuo más noble.

El propósito de D’s al crear el mundo es que el hombre cambie las cosas y al hacerlo se cambie a sí mismo.

Y eso es exactamente lo que hacen las Mitzvot de Teshuvá, Tefilá y Tzedaká. Transforman al hombre a través de estos actos. Son capaces de transformar al hombre en un ser distinto y, por ende, de remover o evitar un decreto adverso en Yamim Noraim.

Nuestra causa comunitaria

Hace un par de años Maimonides School fue transferido desde la Fundación Friedberg a la Comunidad. Se nos ha regalado una institución para ser nosotros quienes forjemos su desarrollo; tenemos el desafío de seguir fortaleciendo nuestra institución y así juntos, lograr que sea cada día más sólida y nos permita continuar educando a las futuras generaciones de nuestra Comunidad.

Con el objetivo de dar sustentabilidad a nuestro proyecto, se creó hace unos años el Maimonides Educational Fund (MEF), que busca mediante su programa de becas asegurar una educación judía de excelencia para todos.

Te queremos invitar a ayudarnos a seguir construyendo juntos el futuro de nuestra Comunidad Judía, a formar niños y jóvenes con valores, líderes de la próxima generación.

Con nuestros mejores deseos que sean inscritos y sellados en el Libro de la Vida ahora y siempre.

Shaná Tová, ketivá vejatimá tová.