

Solíamos quejarnos por levantarnos temprano para ir a al trabajo, reuniones, redactar las planificaciones o cumplir con metas y horarios…
Cuando teníamos que hacer madrugar a los niños para ir al colegio, luchar contra el horario, el drop off, las tareas, la casa del amig@, la psicopedagoga.
Cuando tocaba pensar en el horario para ir al supermercado, farmacia, dentista, visitar a los padres, abuelos, hacer Pésaj, shabat, etc…
¿Y ahora que vemos en pantalla a quienes mas queremos pero no viven con nosotros? ¿Ahora que no hacemos todas aquellas cosas a las que nos sentíamos tan obligados y nos vemos realmente forzados a no realizarlas? Ahora…¡¡ahora las extrañamos TANTO!!
Todos aquellos que rogamos por abrazar a quienes tenemos adentro de la residencia Beit Israel tuvimos que hacer un “giro de amor”, una entrega total y absoluta a los cuidados que sabemos les están dando pero, ya NOHAY que ir…¿y ahora qué?
Ahora nos guían para poder verlos, decirles cuánto los amamos y cuánto los extrañamos. Y ellos, los que están adentro, en su total calma y seguridad, esa que nos transmiten diciéndonos que esto sólo es cuestión de tiempo, que hay que saber esperar.
Y entonces que nos queda una sola cosa por hacer: APRENDER…aprender que cada día es una oportunidad, que es mejor ese trabajo a no tenerlo, levantarse temprano que no tener razón para hacerlo, correr a hacer filas que pedirlas por despacho, llegar a casa en vez de nunca haber salido, ir a verlos en vez de tenerlos alejados, decir te amo en vez de callar.
Aprendimos que es mejor estar y vivir que dejar que la vida corra sin estar en ella.
En Beit Israel se vive mejor así, en Beit Israel se vive mejor.