Como voluntarios de Reshet, cuando anunciaron todas estas medidas de aislamiento Social y sin dejar de lado las aprensiones propias de cada uno, nuestra mayor preocupación fue organizarnos para establecer cómo atenderíamos las necesidades de nuestros beneficiarios que son aún más frágiles y desvalidos haciéndolos parte de la población de riesgo.
Rápidamente armamos equipos de voluntarios, siempre dispuestos, y con toda la protección de mascarillas y guantes obtuvimos un permiso especial para ingresar al Estadio. Allí armamos los remedios que entregamos de la mayoría de los beneficiarios. Los trasladamos luego a la casa de una de nuestras voluntarias, donde los beneficiarios podrían retirar; así mismo, otro grupo de voluntarias se organizó para entregar cajas de alimentos, también muy necesarias.
Sabemos que muchas veces nuestra labor se hace un poco invisible a los ojos de nuestra comunidad, pero lo cierto es que hay muchas familias que dependen de la ayuda de Reshet para subsistir del mismo modo en que nos necesitan personas de tercera edad en hogares. Y por supuesto, nuestro querido Beit Naomi.
