Shavuot en el Desierto de Sinaí: ¡sigue iluminándonos hasta el 2021!
Por rab Ariel Furman
Muchas veces me quedo pensando: un evento ocurrido hace 3000 años en el que D-os se reveló a nuestros antepasados, ¿cómo aplica hasta el día de hoy?
¿Qué ocurrió realmente en el Monte Sinai?
Fue un evento completamente único en la historia de la humanidad. La Torá misma relata, en Debarim -Deuteronomio- IV:33, que esto nunca ocurrió en otro lugar. Puedes revisar todos los libros de historia; nunca encontrarás una historia similar, de D-os hablándole a un pueblo entero. Todas las demás afirmaciones de revelaciones divinas en la historia humana están basadas en la experiencia individual o, en el mejor de los casos, en la experiencia de un pequeño grupo de personas.
La noción de un pueblo entero teniendo un encuentro con D-os es única del judaísmo.
Y es la única afirmación de que no puede ser inventada. Porque, por ejemplo, yo podría decir que anoche tuve una visión y que D-os me habló, y si soy lo suficientemente carismático, y ustedes lo suficientemente crédulos, podrían creer que soy un profeta. Pero yo no puedo convencerlos de que ustedes vieron algo que saben que no vieron.
Consideremos cómo los chilenos se convirtieron en “chilenos”. ¿Se levantaron una mañana y decidieron colectivamente que iban a consumir comidas y bebidas tradicionales y hablar español? ¡No! Fue un proceso largo. Como con cualquier otra nación, este proceso involucró a gente viviendo en un área geográfica determinada, por un período de tiempo prolongado y desarrollando un idioma y una cultura en común que surgieron de una experiencia histórica compartida. Eventualmente, estas personas desarrollaron una entidad política y un gobierno y definieron sus límites, izaron una bandera, acuñaron monedas y se autodenominaron “Chile”.
Para los judíos, el proceso de convertirse en nación comenzó fuera de su tierra-patria. De hecho, comenzó mientras estaban bajo cautiverio y en las condiciones más adversas, que fueron diseñadas especialmente para borrar toda identidad cultural o histórica. Los judíos no se convirtieron en una nación jurándole fidelidad al “Estado de Israel”. Una banda de esclavos fugitivos se convirtió en una nación estando al pie del Monte Sinaí y diciéndole a D-os: “Haremos y escucharemos”. Es decir, jurando cumplir los mandamientos de la Torá y entender con el tiempo la misión que los acompaña.
Así es como los judíos se convirtieron en la nación de Israel.
Es por esto que decimos que el judaísmo no es sólo una religión; es una identidad nacional.
Ser judío significa ser parte de un pueblo y una nación distinta, tiene una tarea en el mundo, ¡revelar a la gran mano de D-os!
Y todo esto ocurrió en Har Sinai, donde nos comprometimos con una misión y una forma específica de vivir de acuerdo a los mandamientos de la Torá, que es el libro guía para alcanzar el máximo a nivel personal y nacional, que se traduce en la identidad nacional judía.
Es por eso que nuestros sabios nos enseñan que desde el momento en el que fuimos elegidos en Sinaí, bajó un odio contra nuestra nación, algo que hemos sentido en todas las generaciones. ¿Por qué? Por ser los que tenemos el deber de revelar el camino correcto a las naciones.
La revelación de los secretos a la humanidad entera iluminan a nuestro pueblo día a día, generación tras generación.
Es increíble ver como en cada lugar del mundo hay judíos dedicándose al estudio de Torá.
De la misma forma que se ha hecho durante siglos, incluso después de 3000 años de haber sido entregada por D-os.
Aish Chile no es la excepción, en nuestra comunidad contamos con jóvenes y adultos de nuestra comunidad que estudian día a día con ganas y con gran motivación.
Eso es lo que se vio en este Shavuot especial, en el que no pudimos compartir en nuestra tradicional noche de estudio, pero no faltaron las instancias en las que tanto por Zoom en los días anteriores, como en pequeños grupos en la noche de Shavuot, se reunieron personas de nuestra comunidad para continuar aprendiendo y trayendo luz con la revelación de la Torá.
¡Zot HaTorá! ¡Esta es la Torá que D-os entregó y perdurará para siempre! ¡Nuestra nación sigue viva!