

Por Daphne Dionizis
La sexualidad es algo fundamental en la vida de cualquier pareja, y por ende también en la de una pareja judía. Si bien, puede ser un tema pudoroso de hablar para algunos, nuestros antepasados hablanban al respecto desde hace miles de años.
Formar una relación de pareja o matrimonio con lazos fuertes e íntegros es una hermosa pero ardua tarea. Si bien existen diversos aspectos en los que trabajar, la intimidad es uno de ellos y el judaísmo no se queda atrás. A su vez, la psicología profundiza, cada vez más, en la importancia de ser conscientes en llevar una vida sexual plena.
Conversamos con el Rabino Yonatan Szewkis de la Comunidad de Viña del Mar, y R. Javier Waissbluth de la Comunidad Aish Hatorah, sobre la mirada del judaísmo y la Torá sobre la intimidad.
Hoy nos toca hablar de un tema que muchos podrías considerar TABÚ… Pero desde su perspectiva rabínica… ¿son el sexo y el placer un tema tabú para el judaísmo?
– R.J.W: El tema no es para nada tabú, por el contrario, es un tema central en el judaísmo. Sin embargo, la tradición judía entiende que parte esencial del contenido de la educación sexual está íntimamente ligado al contexto en el cual se enseña. El contexto no es asunto independiente de la información, sino que es parte esencial del mensaje que se quiere transmitir cuando hablamos de sexualidad.
Interesantemente, el judaísmo nos enseña que entrar en una relación amorosa requiere de preparación tanto teórica como emocional.
Uno de los objetivos principales de esa preparación, es transmitir la centralidad de conectar el disfrute sexual con una verdadera conexión de intimidad, amor y espiritualidad, de la cual la unión sexual resulta ser un vehículo central y poderoso.
Como vehículo y en las condiciones adecuadas, la sexualidad se vuelve una herramienta de conexión sagrada que fortalece el amor de la pareja y los perfecciona en su conexión con D-os.
Por eso el contexto es de suma importancia; cuando la sexualidad se entiende como placer sin amor y espiritualidad, el judaísmo entiende que la sexualidad se va dirigiendo por caminos no deseables. Algunas personas se sorprenden al escuchar que la sexualidad en el judaísmo tiene una importancia en sí misma más allá de la procreación. En ese sentido es muy importante despejar mitos y entender que, si bien la procreación es un gran valor para el judaísmo, la expresión sexual es entendida en un sentido mucho más amplio y profundo que busca generar la unión profunda entre la pareja.
¿Hay alguna parte de la Torá que se dedique específicamente a conversar y discutir sobre este tema?
– R.J.W: Las fuentes de la Torá oral manifestadas principalmente en el Talmud y el Midrash abundan de contenidos que hacen referencia a la sexualidad. Toda esta información se tradujo en la halajá la cual fue codificada en los tratados de ley judía como el Mishné Torá de Maimónides o el Shulján Aruj de Rabí Yosef Caro, los modos sagrados de la expresión. En estas fuentes se aborda el tema tanto desde las perspectivas prácticas como las ético-filosóficas.
¿Hay legislaciones judías de cómo deben ser las relaciones sexuales entre las personas?
– R.Y.S: Sí, muchísimo, de modo de marcar límites y de hacer del acto sexual un momento de goce, amor y respeto entre la pareja. Podemos ver gran cantidad de legislación en Taharat Mishpajat, en Nidá, etc. Hay muchísimos ejemplos en la Literatura Rabínica (Jazal) en que se legisla sobre el sexo. La importancia que tiene en la vida de las personas, del goce que debe existir entre la pareja, la armonía que puede producir en la pareja o el distanciamiento y problemas conyugales que puede acarrear la falta de sexo, en fin…está muy tratado y legislado este tema en el judaísmo. El judaísmo, me atrevería a decir, ve como algo natural y bueno el sexo. Lo importante, reitero, es darle santidad al tema, que sea lo más “kasher” posible, tener en cuenta que a partir de él podemos generar vida, el tesoro más grande que nos ha dado Hashem.
Lo que muchos lectores jóvenes querrán saber… Relaciones prematrimoniales… ¿Sí o no?
– R.Y.S: Difícil responder. Si seguimos la lógica de la Torá y de nuestras fuentes judaicas más tradicionales, entendemos que la finalidad del sexo, además del goce y mantener bien a la pareja, es el cumplimiento de la mitzvá de Pru Urbú. También, en muchas fuentes de la literatura rabínica, una relación sexual marca la unión marital entre una pareja, por lo tanto, todo daría a pensar que las relaciones prematrimoniales no están permitidas; de hecho, si nos fijamos en la primera parte de la ceremonia de matrimonio judío, hay una mención que da a entender que están prohibidas las relaciones prematrimoniales. Uno de los grandes problemas que con esto se quiere evitar, es el tema de un “Ben zorer u morer” en el judaísmo, que resulta ser un tema extremadamente complejo. También el judaísmo más clásico, quiere decir con esto que hay un tiempo para cada cosa, como lo dice el libro de Kohélet -Eclesiastés-.
Sin embargo, tampoco podemos escondernos y desconocer la realidad que vivimos hoy.
Al final de cuenta las relaciones prematrimoniales es una cosa personal de cada uno y de la pareja.
Sabemos que, si bien intentamos cumplir la mayor cantidad de mitzvot posibles y que debemos incentivar más al cumplimiento de ellas, hay muchas personas que eligen qué mitzvot cumplir, cómo cumplirlas, etc. Como digo, no podemos esconder o tapar algo que hoy sabemos que sucede. Tal vez, en el mundo más jaredí, se incentiva a que las parejas se casen más jóvenes justamente por esto. Sin embargo, en el universo no jaredí, en donde muchas parejas por distintas razones no han decidido “casarse”, sabemos que las relaciones prematrimoniales existen, son un hecho.
Yo no soy quién para juzgar si eso es bueno o malo, es una realidad que vivimos hoy. Me parece sí importante, que si una pareja decide tener relaciones prematrimoniales le otorguen a ese momento el máximo de Kedushá (santidad), con amor y, por supuesto, con goce y responsabilidad. Ante este panorama, es bueno conocer la perspectiva judáica y ver qué es lo que nos dice la Halajá respecto a todo este tema.
Poniendo el tema sobre la mesa
Así como hemos conversado con los rabinos quienes nos explicaron la visión judía del placer, no podemos dejar de lado la perspectiva psicológica, para así entender a cabalidad este tema tan trascendental para la vida.
Florencia Grebe, psicóloga clínica con Máster en Terapia sexual y de pareja, de la Universitat de Barcelona, nos afirma que el sexo es un tema tabú y siempre lo ha sido, aunque le parece que cada vez la gente se está atreviendo a hablar más del tema, lo cual asegura es muy positivo.
“La sexualidad toca una esfera muy íntima de las personas y muy privada, puede ser algo que nos hace sentir vulnerables ante lo que puedan pensar los otros y eso nos hace no querer hablar de algo que es a la vez tan natural y propio de todos los seres humanos”, agrega.
¿Será tabú por un tema cultural?
– Creo que sí es un tema cultural, ya que sabemos que en Chile somos muy conservadores. Pero también creo que tiene que ver con los pocos espacios que tenemos para expresarnos, para compartir experiencias, y para poder educarnos en temas de sexualidad.
Se habla mucho del “placer sexual” pero finalmente… ¿Qué es? ¿De qué estamos hablando?
– Cuando hablamos de placer sexual hablamos de una sensación subjetiva que es muy difícil de describir con palabras. El placer sexual es igual que cualquier otro placer, como por ejemplo lo bien que uno se siente cuando te comes algo rico que hace tiempo tenías ganas de comer, es esa sensación de satisfacción máxima que recorre todo tu cuerpo y te hace feliz.
Lo mismo pasa en lo sexual, el placer se siente en todo el cuerpo y tiene que ver con sentirse liberado/a y relajado/a.
Según tu opinión ¿Cómo estamos en materia de educación sexual en el país? ¿Crees que nos espera un futuro mejor en este sentido con las medidas gubernamentales que se están tomando hoy?
– Creo que estamos muy al debe en temas de educación sexual en Chile, porque siendo sincera, básicamente no existe.
Y esto es lamentable porque el no tener una buena educación sexual tiene consecuencias muy duras, como por ejemplo el aumento de infecciones de transmisión sexual (ITS), o simplemente el no tener una relación positiva con la sexualidad y crecer con mucho desconocimiento e ideas erradas.
Quiero creer que vamos avanzando en este tema, y si hay algo que me da esperanza es ver que cada vez hay más personas buscando espacios para educarse y poder hablar de estos temas. Al mismo tiempo, veo que cada vez somos más profesionales de distintas áreas dedicándonos a esto y a poder promover la educación sexual.
¿Cuál dirías tú que son los momentos más plenos en lo que sexualidad se refiere en la vida de una persona?
– Yo diría que los momentos más plenos no tienen que ver con la edad o con las circunstancias vitales (aunque los estudios dicen que las mujeres viven la plenitud sexual a los 40 años y los hombres a los 30), sino que tiene que ver con una actitud de vida y el trabajo personal que uno pueda hacer. Con esto quiero decir que me parece que los momentos más plenos en la sexualidad de una persona se dan cuando esa persona logra ser consciente de su cuerpo, de conocerlo y amarlo tal como es, y en este sentido cuando logra no limitarse por los miedos y pudores, y puede liberarse de ellos para poder experimentar placer.
¿Has tenido consultas durante la pandemia vinculadas con afecciones sexuales provocadas por estos momentos de incertidumbre y estrés? ¿Cómo dirías que nos ha afectado todo esto?
– Al principio de la pandemia recibí un par de pacientes hombres que se preocuparon porque estaban teniendo problemas que antes no tenían, como disfunción eréctil o eyaculación precoz.
La verdad es que al momento de comprender que es totalmente normal que estas cosas sucedan en momentos de estrés, incertidumbre y angustia, el problema comienza a desaparecer.
La pandemia creo que nos ha afectado en muchos sentidos, aunque me parece que ahora ya estamos un poco más acostumbrados y hemos comenzado a aceptar esta “nueva normalidad”.
En términos de sexualidad creo que, de forma general, lo que más se ha visto afectado durante la pandemia es el deseo sexual y los espacios de intimidad de las parejas.
¿Algún consejo para una vida sexual plena?
– ¡Liberarse! De los miedos, de la vergüenza, del qué dirán, y atreverse a experimentar y explorar nuestro cuerpo. También es fundamental el auto-conocimiento, el conocer nuestro cuerpo y qué es lo que le hace vibrar a cada uno. Me parece que la vida sexual plena es cuando no necesitamos de otro para sentir placer, porque podemos sentir placer tanto solos como acompañados.
¿Es mito o realidad que en esta época del año aumenta alguna hormona que hace que haya más deseo entre las personas? ¿A qué se debe?
– Tiene algo de realidad, pero no es solo por un factor biológico. En términos de hormona, los días más largos y por tanto de más horas de luz junto con el calor, estimulan la fabricación de determinados neurotransmisores y hormonas que juegan un papel importante en el aumento del deseo sexual.
Pero esto no es nada si no le agregamos lo sociocultural. El calorcito nos invita a salir más de la casa, reunirnos con gente (bueno ahora dentro de lo que se puede), tener más actividades al aire libre, sentirnos más relajados y desconectados de la rutina, lo que nos puede hacer estar de mejor ánimo y con mejor disposición a tener relaciones. A su vez, el salir más aumenta nuestras probabilidades de conocer a alguien si es que estamos solteros.
¿Cuáles son los problemas sexuales por los que más te consultan?
– En el caso de los hombres, la mayoría de mis pacientes se atienden por eyaculación precoz o retardada, que, en pocas palabras, es sentir que no hay control sobre el tiempo de la eyaculación. En menor medida me consultan también por problemas en la erección.
En el caso de las mujeres, lo que más veo son mujeres con vaginismo (dificultad para tener sexo con penetración), lo cual a su vez puede estar acompañado de otros problemas como el sentir dolor, la dificultad para tener orgasmos o lo más común; la baja de deseo sexual.
¿Qué es la terapia sexual? ¿Da igual hacerlo solo o en pareja?
– El trabajo que realizamos en terapia sexual no lo podemos separar del trabajo que realizamos en cualquier otro tipo de terapia. Es decir, es imposible enfocarse solo en el sexual y no atender las otras áreas que nos componen como seres humanos.
De esta manera, la terapia sexual no deja de lado el trabajo en emociones, habilidades sociales, autoestima, vínculos afectivos, entre otros.
En la terapia utilizo diversas herramientas otorgadas por distintos enfoques psicoterapéuticos, pero principalmente desde la terapia sistémica y la terapia cognitivo-conductual, para que, tanto en las sesiones como en casa, las personas puedan ir acercándose a vivir una sexualidad plena.
Todo esto es mucho más sencillo hacerlo en pareja, ya que muchas veces se necesita hacer una serie de ejercicios en casa con la pareja. También es mejor realizar la terapia en pareja, ya que lo que le pase a uno probablemente tiene un efecto en el otro, y a su vez, es importante entender que un problema en lo sexual suele ser un síntoma que nos avisa que algo anda mal y eso puede tener que ver (o no) con la relación de pareja. La pareja también puede facilitar o entorpecer el cambio, por eso es fundamental tener a ambos en las sesiones.
Esto no quiere decir que si estás soltero no puedes acceder a terapia sexual, solo que en ese caso el enfoque de trabajo es un poco distinto y es más difícil ver concretamente los cambios, por lo tanto, se trabajan más otros aspectos, como por ejemplo la seguridad y la autoestima, que suelen tener mucha influencia en la vida sexual.
¿Qué factores crees que garantizan una intimidad plena en una pareja?
– Cada pareja es un mundo y tiene una realidad única. Sin embargo, es posible ver que las parejas que tienen una comunicación basada en la confianza, empatía y respeto logran más fácilmente salir de momentos complejos, llevándolos así a alcanzar una vida sexual más plena.