Desde marzo, cuando se suspendieron las clases presenciales, todos soñábamos con regresar al colegio y reencontrarnos. Y con mucha emoción y alegría, pudimos hacerlo de forma gradual en noviembre, respetando las nuevas medidas sanitarias dispuestas por las autoridades.
De a poco, los pasillos del Hebreo se volvieron a llenar de vida con las risas de los talmidim, los comentarios más entretenidos y el cariño de las morot que tanto extrañaron a sus alumnos.
Con mascarillas y distanciamiento social, igual se percibió la alegría de estar juntos otra vez.
Uno de los grandes objetivos que tuvimos como colegio este año fue el de apoyar a nuestros alumnos, sus familias y morim, expuestos emocionalmente a desafíos desconocidos. Impulsados por los valores de nuestra tradición judaica y el sentido de comunidad que nos une, logramos atravesar momentos muy difíciles unidos.
Ser mejores personas que antes de la pandemia, es sin duda, nuestro propósito y deseo para todos los que formamos parte del Hebreo.
Hoy nuestro colegio tiene un nuevo desafío: formar y cuidar a los estudiantes que eligieron el modo presencial y continuar acompañando a las familias que optaron seguir en el formato online, preservando la salud y el bienestar de toda la comunidad educativa. Y para lograrlo, hemos implementado un programa de educación híbrida, proyectándonos al 2021. Un modelo que integra a los talmidim que están en casa y los que regresaron a clases presenciales, con el apoyo de plataformas tecnológicas y nuevas metodologías de aprendizaje en el aula.
Estas últimas semanas fueron muy desafiantes: emociones encontradas, aprendizajes en el camino y las ganas infinitas de disfrutar de lo que queda del año escolar.
Entre todos, estamos encontrando la mejor forma de cuidarnos para que nuestros talmidim sigan aprendiendo y estén contenidos emocionalmente en todo momento.
Les compartimos algunas fotos de este esperado retorno.