NBI

Sukot en la NBI

En el marco de una hermosa celebración de Sukot, y con el apoyo del departamento Irgún, de la Organización Sionista Mundial, compartimos una hermosa jornada de Sukot en familia, que resultó en una hermosa experiencia.

Sukot, al celebrarse inmediatamente después de los Iamim Noraim, suele quedar relegada debido al agotamiento que éstos últimos generan. Sin embargo, es una festividad que posee una cantidad de rituales y simbología extraordinaria. Desde la obligación de trasladar nuestra vida cotidiana a la Suká, pasando por regocijarnos y sentir el placer del aroma del Etrog y los Adasim, hasta entender el significado de lo endeble de la Suká, en una celebración donde nos alegramos por la abundancia material. ¿De qué se trata esto último?

Sukot, en tiempos de la Torá, se visualiza como la festividad que se celebra al final del verano, con las últimas cosechas terminando. En ese momento, se realizaba el cómputo final de la cosecha y el trabajo de todo el año. En esa situación, la alegría era superlativa. Uno se daba cuenta de la cantidad de producción que el año había arrojado sobre nuestros campos. Y es en esa misma situación, que se nos obliga a dos cosas. Dos de las Mitzvot más destacadas de Sukot:

  • “Y te regocijarás en tu festividad: tú, y tu hijo y tu hija, y tu esclavo y tu esclava, y el Leví y el prosélito y el huérfano y la viuda que está en tus ciudades” (Devarim 16:14).
  • “En las Sukot habitarán siete días, todos los nativos de Israel, habrán de habitar en Sukot” (Vaikrá 23:42).

La primera Mitzvá nos obliga a tener un determinado estado de ánimo: Estar alegres. La segunda, habitar en la Suká. Pero comencemos por la primera. ¿Es lógico que se nos imponga estar de un estado de ánimo en especial? Tiene sentido pensar en que se nos obligue a determinada acción en particular. O bien abstenernos de realizar una acción prohibida. Pero resulta llamativo que la Torá nos imponga un estado de ánimo.

Si observamos con detenimiento el versículo de la Torá, vemos que la Mitzvá no es necesariamente la alegría. La idea central es otra. La idea es regocijarnos (alegrarnos), pero no solos. Estar alegres junto a nuestros hijos, esclavos, los prosélitos, los huérfanos y los levitas. ¿Por qué? Porque todos estos grupos (a excepción de nuestros hijos e hijas) representan un estrato social carente de territorio propio. Y por lo tanto, carentes de los medios materiales a través de los cuales alegrarnos en la época de la cosecha. Porque ellos no tenían cosecha, no tenían tierra. Y en ese sentido, la alegría que sentían aquellos que poseían los medios para poder alegrarse, debiera ser compartida con todos los demás. Es una época en la que todos deben alegrarse, los que tienen y los que no. ¿Cómo lograrlo? Compartiendo alegremente lo que se tiene.

Siguiendo esta misma línea, podemos entender la otra Mitzvá: Vivir en la Suká. Si tomamos lo anterior, la abundancia que nos ofrecía la festividad de Sukot, entendemos que vivir en la Suká es el contrapeso al éxito material y financiero.

La proliferación material no debe alejarnos de la tradición. Es ahí mismo donde debemos vivir (no realizar determinadas cosas, sino la mayoría de nuestras acciones habituales) en la Suká.

Este año, y con el apoyo del departamento Irgún, de la Organización Sionista Mundial, compartimos actividades de Talmud Torá, con las familias del Gan que funciona en nuestra comunidad. Y como nos muestran las fotos, un hermoso domingo con muchas familias jóvenes de la NBI, en donde no solo “vivimos” en la Suká, por un par de horas, sino que también “compartimos” ideas y un hermoso momento.

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