CJCH, SHALOM

Tendiendo una mano a San Bernardo: unidos contra el Covid-19

Por Daphne Dionizis

Hoy los lazos son más fuertes que nunca. Tras las dificultades para iniciar el proceso de inoculación en la Comuna, la Comunidad Judía se organizó para prestar ayuda y lograr que el plan de vacunación sea una realidad para todos los habitantes de San Bernardo.

Las autoridades de la Comuna pensaron que se demorarían 12 meses en inocular a sus habitantes, sin embargo, gracias al esfuerzo y compromiso de la CJCh, Embajada de Israel, Hatzalah y Cadena, el proceso demorará solo unos pocos meses.

Conversamos con Marcelo Isaacson, Director Ejecutivo de la CJCh, quien nos cuenta más sobre la historia entre ambas instituciones y los próximos proyectos a futuro. A su vez, Roberto Gorodischer, presidente de Hatzalah Chile, nos explica en qué consiste la ayuda ofrecida en cuanto al proceso de vacunación actual.

La Comunidad Judía y la comuna de San Bernardo mantienen fuertes lazos hace años. ¿Nos podrías contar cómo nació esta amistad?

– M.I: Este vínculo nació hace siete años atrás cuando a través de un acercamiento y una solicitud de la Fundación Levantemos Chile a colaborar, ya que ellos ya se encontraban trabajando con la comuna de San Bernardo. Nos preguntaron si podíamos ayudar y aportar a la Comuna y en particular a la población San Francisco, la cual estaba armada sobre un basural. Esta solicitud y vínculo se hizo a través de Yael Rosenberg (Yoyi), Dominique Soulodre y del Dr. Alfredo Mizrahi. El doctor se comunica con las autoridades de la CJCh de ese entonces y es así como acudimos al llamado y nos pusimos a trabajar y ayudar.

¿Cuál es el papel que ha desempeñado la Comunidad en la comuna?

– M.I: Es poder ayudar a mejorar la calidad de vida de algunas personas a través de las acciones y obras. Como dice el judaísmo, uno de los pilares fundamentales es la tzedaká y el tikún olam, y basados en ese concepto, es que como Comunidad hemos intentado de alguna manera mejorar la calidad de vida de algunas personas. En el área de la salud, construyendo el Policlínico Rosita Benveniste, gracias al generoso aporte de Samuel Levy y todo su equipo, y obviamente en el liderazgo del Dr. Alfredo Mizrahi. Es un policlínico de primera línea, con infraestructura de última generación. También como Comunidad Judía hemos aportado con lo que fue originalmente un consultorio dental móvil, ya que estaba armado dentro de un contenedor y sobre un acoplado donde se podía trasladar. Lo dejamos ahí en el consultorio Benveniste, de manera fija y permanente.

En otra línea, es que hemos colaborado en el área de la Educación, ayudando a la Fundación Matte en la construcción de un jardín infantil, ya que uno de los problemas importantes que había en la población San Francisco, ya que la mayoría de los hogares son monoparentales (con la madre en el hogar). Dado que no tienen con quién dejar al cuidado a sus hijos pequeños, no podían salir a trabajar, lo que se transforma en un círculo vicioso, entonces a través de la construcción del jardín infantil, las mamás dejaron a sus hijos a demás de aprendiendo, al cuidado de profesionales de la educación y ellas pudieron salir a trabajar. Este fue un gran aporte y ha sido un poco el papel que hemos desempeñado como Comunidad.

Hace ocho años contribuyeron en la creación del Policlínico Rosita Benveniste. ¿Qué sientes hoy al ver que tantas personas pueden atenderse en este?

– M.I: Realmente una gran satisfacción. Estas oportunidades nos dan la posibilidad de practicar uno de los ejes fundamentales del judaísmo, que son la tzedaká y el tikún olam. Para nosotros es una gran mitzvá poder hacerlo y es muy reconfortante poder hacerlo en ese lugar donde realmente tantas personas lo necesitan.

Es una satisfacción que tenemos como Comunidad y tenemos que estar muy orgullosos de manera colectiva, porque finalmente esto es un aporte no de una, dos o tres personas, sino que de toda una Comunidad.

Hoy colaboran activamente en el proceso de inoculación en la comuna. ¿Cómo surgió la idea?

– M.I: La idea surgió a través del compromiso que asumimos hace siete años atrás como Comunidad, y nuestra idea es que las ayudas sean efectivas, eficientes y se mantengan durante el tiempo. Hay veces en que la ayuda que otorgamos es por algo puntual de ese minuto, pero en esta ocasión tomamos la decisión de mantener esta ayuda en el tiempo y el vínculo.

En este marco permanente, el Dr. Alfredo Mizrahi, detecta la necesidad que tenemos que ayudar y haciendo una alianza estratégica, en este caso, con la CJCh, Cadena y Hatzalah, es que surgió la idea de ir a colaborar con los voluntarios fundamentalmente en el área administrativa de plan de vacunación. Esto tiene que ver con recibir a los pacientes que vienen a vacunarse, llenar las fichas médicas, entregarles el carnet, y todo el proceso administrativo de la vacunación.

Por otro lado, hemos donado al Policlínico y a dos Cesfam de la Comuna, toldos que fueron adaptados para que las personas esperen cómodamente su turno, y no estén expuestos al sol o prontamente a la lluvia.

¿Seguirá contando San Bernardo con la ayuda de la CJCh este 2021? ¿En qué otros proyectos?

– M.I: Como mencioné anteriormente, la idea es una ayuda continua a la Comuna y el compromiso es seguir trabajando y seguir mejorando. Uno de los proyectos que hay es tratar de colaborar en mejorar la infraestructura técnica del Policlínico a través de los equipos que actualmente están funcionando. Hay una necesidad de un equipo de rayos X, por ejemplo, y vamos a tratar de alguna manera de ayudar para que esto pueda ser una realidad. Vamos a seguir colaborando en lo que requieran las autoridades, trabajamos muy de cerca en el pasado con la alcaldesa Nora Cuevas, que actualmente es diputada, y hoy en día con el alcalde Leonel Cádiz, que recién asume el cargo. Y seguiremos trabajando con la próxima autoridad electa en lo que podamos asumir como Comunidad Judía.

¿Tienen como misión seguir contribuyendo a mejorar diversos asuntos públicos de nuestro país?

– M.I: Sí, por supuesto. Uno de los pilares fundamentales de la Comunidad Judía de Chile, es trabajar en el ámbito público. Nos referimos a áreas muy diversas, como lo es la ayuda social que lo hemos estado haciendo durante la pandemia, a través de la entrega de alimentos en diferentes comunas de Santiago, como Quilicura, Cerro Navia, Conchalí, San Bernardo, San Miguel, entre otras.

Otros temas de asuntos públicos son el vínculo y la relación con el gobierno, que hemos estado trabajando muy cerca; con la Onar, Oficina Nacional de Asuntos Religiosos en la cual hemos estado trabajando en una mesa de diáglogo interreligioso, que está compuesta por católicos, musulmanes, mormones, bahai, evangélicos y judíos. En el ámbito legislativo, estamos fuertemente involucrados en la Ley Antidiscriminación y en el proyecto de ley que condena el odio y la violencia, ya que es un vacío grande que nos vemos afectadas las minorías tanto religiosas, étnicas o pertenecientes a la diversidad sexual.

¡Vacunas para todos!

El escenario de vacunación en San Bernardo no era alentador. La escasez de materiales, infraestructura, recursos económicos y personal médico para poder inocular a todos los habitantes era alarmante. Entendiendo y empatizando con esta realidad, la Comunidad Judía liderada en esta ocasión por la CJCh, Embajada de Israel, Cadena y Hatzalah, se organizaron para ayudar a que el proceso de inoculación pudiese comenzar.

¿Roberto, podrías contarnos cuál es el rol que cumplen Hatzalah y Cadena en esta gestión?

– Muy sensibilizados por todo lo que ha significado la pandemia, quisimos aportar de alguna forma en vencer al COVID-19 que tanto angustia y sufrimiento ha generado este año. Como la Comunidad Judía de Chile ha tenido una larga historia de ayuda a la comuna de San Bernardo, nos acercamos a ellos a ofrecerles nuestra ayuda. Levantamos necesidades de recursos humanos y materiales.

Afortunadamente Cadena considera la pandemia un desastre natural, así que pudieron ayudar en un principio junto con la Embajada de Israel y la CJCh, en conseguir e instalar carpas y toldos que permitieron instalar centros de vacunación, salas de espera y observación, tal como se ven en las comunas con mayores recursos y que son tan importantes para dar condiciones mínimas e incentivar a la gente a vacunarse.

Hatzalah también hizo su aporte en ese sentido y además, junto con los voluntarios activos y los postulantes a rescatistas, estamos apoyando a los funcionarios de la salud que están sobrepasados con la enorme carga laboral acumulada.

Hay que considerar que además de la vacuna contra el COVID, el Plan de Vacunación Nacional sigue su curso con vacunación contra la Influenza y el Sarampión. Los voluntarios de Cadena también están colaborando en labores administrativas relacionadas con la vacunación.

¿Por qué fue necesaria la intervención de las distintas instituciones de la Comunidad Judía para poder comenzar con el plan de vacunación?

– Cuando llegamos al Cesfam El Manzano a ofrecer nuestra ayuda aún no se conocía el programa de vacunación del gobierno, no había ningún plan de vacunación masiva, su horizonte lejano era vacunar a sus 150 funcionarios de los cuales 50 no querían vacunarse. Las necesidades eran grandes y se requería un gran apoyo.

Ahora que ya está en marcha ¿Cómo ha sido el proceso de inoculación en la comuna? ¿Se llegaron a cumplir las metas?

– El primer desafío fue convencer a las autoridades de Salud de la Comuna, que de acuerdo a su estrategia de vacunación, demoraría mínimo 12 meses en vacunar a toda su población. Superar esa meta es fácil, el proceso está en marcha y se está vacunando con mucha mayor velocidad.

Se dice que esta pandemia la combatimos todos juntos ¿Qué sientes al saber que gracias al esfuerzo y contribución de la Comunidad, ahora los habitantes de San Bernardo podrán vacunarse contra el COVID-19?

Lo que ha hecho la Comunidad Judía es aportar a que el proceso de vacunación sea más rápido y digno para las personas.

Creo que podemos decir que es un Kidush Hashem comunitario, como judíos tenemos que ser sensibles y preocupados de nuestro entorno, hacernos responsables de los necesitados y así nos transformamos en co-creadores junto con D-os, uno de los principios básicos del judaísmo.

¿Cómo ha sido el proceso diario con los habitantes de la comuna?

– Ha sido una experiencia muy enriquecedora para nosotros en varios aspectos. Muchos voluntarios usan Kipá y claramente la gente nos identifica como judíos. Muchas personas se acercan con enorme cariño a contarnos su relación con la Comunidad Judía, algunos han trabajado en el Estadio, otros hijos de profesoras de Instituto Hebreo, algunos que se identifican como judíos. El cariño demostrado es enorme. Realmente ha sido una preciosa experiencia y ¡cómo olvidar que mi primera paciente me regaló un paquete de galletas!

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