CISROCO

Un homenaje necesario

Han pasado prácticamente dos años desde que nuestro querido past president Pablo Pinto (Z.L.) nos dejó, pero como CISROCO teníamos pendiente realizar un agradecimiento y homenaje póstumo. El alma de nuestra fundación son las personas, nuestros residentes y todos quienes colaboramos en sacar adelante la vida de la residencia; en ese sentido, el trabajo voluntario de los directores ha sido un pilar fundamental en los 83 años de vida de CISROCO.

Todos los directores y voluntarios que han pasado por nuestra institución se merecen un agradecimiento constante, y dentro de ellos, Pablo ocupó un lugar especial, por la perseverancia y tiempo dedicado a CISROCO.

Pablo Pinto fue director por 15 años, y por 4 ocupó el rol de presidente del directorio, aportando desde su experiencia comunitaria en mejorar y ayudarnos a ser lo que hoy en día somos: la casa de las personas mayores de la colectividad, con un ambiente cercano y familiar, que las personas sienten como suyos.

Pablo aportó en esto y desde su experiencia en la banquetería y gastronomía, asesorando y deleitando a residentes e invitados en muchas celebraciones de festividades judías. ¡Cómo olvidar tantas cenas de Pesaj o Rosh Hashaná en CISROCO! En las cuales el sabor de su comida, la presentación de los platos y la atención del personal fue clave para alegrar y reunirnos en torno a tradiciones.

Pablo fue un director y voluntario excepcional: sencillo, visionario y muy comprometido con la fundación, razón que lo llevó a querer hacerse cargo del área de alimentación de la residencia, y que no se pudo concretar debido a su partida.

Sin embargo, sabemos que su legado está presente en el trabajo que actualmente realizan Nicolás, su hijo, y Max, su amigo y mano derecha.

Desde la partida de nuestro querido Pablo, en CISROCO teníamos una deuda pendiente: poder hacer un homenaje que expresara nuestros sentimientos y el alcance que tuvo su dedicación y trabajo. La pandemia limitó nuestras posibilidades de encuentro y es por ello que recién el pasado 13 de octubre pudimos concretar nuestra deuda, en una ceremonia íntima pero muy significativa, donde inauguramos dos placas en homenaje a quien fue presidente del directorio de la fundación entre el 2013 y 2017.

En la actividad nos acompañó su familia, amigos, residentes y su grupo de estudio Orjot Tzadikim, quien junto al rabino Jaim Waissbluth, inauguraron una de las placas. La otra estuvo a cargo del directorio de la fundación, presidido por Andrés Stranger, quien junto al rabino Alejandro Bloch, inauguraron la segunda placa en un lugar muy significativo para todos: el acceso al comedor, ya que la historia de Pablo estuvo ligada a la mesa, tanto en la comida como en el encuentro.

En CISROCO y en toda la colectividad, es imposible olvidar el legado de nuestro ex presidente, que alegró tantas celebraciones y eventos comunitarios con su comida y excelente atención.

Para la residencia, esto además tiene especial valor, pues la comida va de la mano a lo largo de la vida con el placer y el encuentro con otros, en las personas mayores, esto cobra gran realce, por eso, deseamos que tal como dice una de nuestras placas: “Que su recuerdo sea por siempre una bendición”.

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