Por rabino Yonatan Szewkis
Desde tiempos bíblicos siempre ha existido un cierto desprecio por ser el o la menor. Es curioso, pero siempre ha existido un sentimiento de ver en menos al menor. Se lo ve, en muchas ocasiones, como un eslabón débil, o después de los anteriores el menor siempre llama menos la atención. Lo mismo ocurre respecto si tomamos esta idea desde lo cuantitativo. Necesitamos mostrar que somos fuertes en números, nuestras obras y construcciones, mientras más monumentales sean, mejor. Pero esto noes sinónimo de que sea bueno o por el estilo, son sólo preconceptos que nos hemos ido forjando a través de la historia y del tiempo. Tal vez, las razones sean obvias, a veces el mayor o más es poder, y como lo sabemos, a todos nos gusta y seduce el poder.
Pero a veces lo mayor, lo menor, lo mega o lo pequeño toman matices distintas desde el punto en que lo vemos o cómo lo analicemos. Por ejemplo: nuestra comunidad judía de Chile, en cuanto a números, es pequeña frente a otras comunidades Latinoamericanas, pero posee una de las comunidades más grande, en cuanto a socios (CIS), a pesar de ser pocos, tenemos una gran cantidad de instituciones y una buena organización en comparación a otras mayores comunidades.
Nuestra comunidad, la Comunidad Israelita de Viña del Mar Valparaíso, es una de las pequeñas comunidades que existen hoy en Chile, sin embargo, es la mayor fuera de las comunidades e instituciones que activan en Santiago. A lo largo de los años, hemos ido comprendiendo el doble desafío que se nos presenta como comunidad: subsistir judaicamente en nuestra región y también luchar por un lugar dentro de la Comunidad Judía de Chile.
En muchas ocasiones, solemos creer que el judaísmo está sólo en Santiago y nos olvidamos que hay judaísmo en el resto de Chile.
Este etnocentrismo judaico no es sólo un fenómeno propio de la Comunidad Judía de Chile, sino que se da y se ha dado históricamente en muchos otros países con sus respectivas comunidades judías.
Desgraciadamente, esto que ocurre, que bajo ningún punto de vista lo tomamos como falta de cariño ni tampoco la idea es hacer un reproche comunitario a través de este artículo, hace que la mayoría de los judíos de Santiago desconozcan mucho sobre nuestra comunidad, que existan incluso muchos que no saben que hay una comunidad judía en Viña del Mar, que hay un colegio Hebreo de Viña del Mar donde todos aprenden idioma hebreo, tienen clases de Tanaj, de judaísmo, etc.
Este año tan particular que hemos vivido como humanidad con la pandemia del COVID-19, a pesar de todas las desgracias que nos trajo desde todos los ámbitos que queramos ver o analizar, en lo comunitario nos exigió muchísimos desafíos.
Hasta comienzos de este año, nunca imaginamos lo que viviríamos: distanciamiento social, cuarentenas y todas las medidas que se nos impusieron para evitar más el descontrol de infectados, afectados y fallecidos que ha traído esta pandemia.
Tanto nuestra comunidad, como todas las comunidades judías de todo el mundo tuvimos que ingeniárnoslas y ver las formas de continuar y adaptarse a esta nueva realidad. Hoy, a esta altura del año, e intentando ver “la mitad del vaso lleno”, podemos decir (al igual que muchas comunidadeEn primer lugar, me gustaría destacar a nuestro colegio, el Colegio Hebreo de Viña del Mar Dr. Jaim Weiztmann. Nuestro colegio pudo salir adelante a través de la implementación de todas las materias a través del Google Meet y de todo un plan de trabajo, el cual gracias a la gran labor del Comité Ejecutivo del Colegio, de la Dirección del Colegio, de los apoderados que en gran mayoría confiaron en nosotros y cargaron junto a nosotros con esta pesada y nueva mochila, y fundamentalmente, gracias al cuerpo de profesores y a los alumnos, podemos decir que superamos con creces los desafíos que nos planteó este año con la pandemia. Lugar aparte merece el Viaje de Estudio a Israel del IV Medio que se llevó a cabo durante la primera quincena de marzo. 18 jóvenes, de los cuales sólo 7 son judíos, tuvieron la oportunidad de conocer y vivenciar Israel. Este viaje fue inédito.
Conseguimos hacer un viaje maravilloso terminando justo antes de comenzar las medidas de la pandemia.
Este gran viaje marca el objetivo de que todos los futuros IV Medios de nuestro colegio viajen a Israel como Viaje de Estudios, nos hemos convencido como colegio y comunidad que de esta experiencia nacerán los mejores embajadores que podrá tener el Estado de Israel.
Comunitariamente, las dificultades de la pandemia nos desafió a reinventarnos.
Sin mucha experiencia previa, nos vimos en la necesidad de recurrir al Zoom. Desde ahí pudimos retomar todas nuestras actividades comunitarias.
Con mucho cuidado y consenso intentamos traer los servicios de Shabat, festejar todas nuestras festividades judaicas. Más que nunca conseguimos tener charlas y convidar a personas que, en otras circunstancias jamás hubiésemos soñado que darían charlas o tendríamos el privilegio de escucharlas. Sólo a modo de ejemplo comentar que en nuestra Escuela de Verano, tuvimos a la renombradas filósofa argentina, dra. Diana Sperling; tuvimos al rabino Felipe Yafe; el rab Fishel Szlajen; el director de Radio Jai, Miguel Steuermann; la rabino Judith Nowominsky; desde Tzaft, el rabino Avi Roitman; la escritora Marjorie Agosín; y así, muchas otras personalidades que nos nutrieron con sus conocimientos.
Pudimos contar con la participación de todos ustedes en nuestros destacados actos de Yom Hashoá, Yom Hazikaron, Kristallnacht y el día de Recuerdo al Atentado a la AMIA en el que contamos con la presencia de Marianella Kreiman y su familia recordando y homenajeando así a nuestra querida Susy Kreiman, ZL.
Este año y como no recordábamos desde hace mucho tiempo se unieron a nosotros participando activamente nuestro presidente de la CJCh, Gerardo Gorodicher, y también nuestra queridísima y excelentísima embajadora, Marina Rosemberg, quien incluso llegó a dirigir el Dvar Torá del Kabalat Shabat en más de alguna ocasión.
Muchas personas de Santiago, y sobre todo ex viñamarinos, se unieron a nuestros Shabatot y espacios de estudios que ofrecemos semanalmente en nuestra comunidad.
Vale destacar nuestro espacio de los días sábados, después de nuestra Tefilá, en el que recordamos y hablamos de todas las personas de nuestra comunidad que están de Yortzait. Muchos de los que se han conectado han podido recordar y hablar de sus familiares y seres queridos.
Con toda la adversidad nuestros jóvenes de Macabi Hatzair Viña del Mar, han seguido activando en la medida que les ha sido posible.
Una gran mención merecen nuestras mujeres que pertenecen a WIZO Filial Viña del Mar que han seguido juntándose en sus respectivos grupos. Así también nuestras mujeres de las Damas Israelitas. Ambas instituciones se pudieron el peso en sus hombros en cuanto a la ayuda social que nuestra comunidad prestó a familias carenciadas, sobre todo de las escuelas Estado de Israel y Ben Gurión de Valparaíso, las cuales apadrinan.
Un reconocimiento especial merece nuestro Kol (informativo semanal comunitario) el que en este tiempo se ha vuelto un verdadero medio de comunicación y cultural judaico que ha atraído a muchas personas y que ha sido motivo de muchas felicitaciones por parte de los lectores.
No podemos dejar de mencionar a nuestro Club Deportivo Israelita, el cual a comienzos de este mes cumplió 90 años de existencia. Sus jugadores del equipo de Basquetbol han seguido entrenando incluso de forma virtual. Así continúan a través del deporte representándonos comunitariamente haciéndonos sentir profundamente orgullosos, del mismo modo que todos los bomberos de la 15ª Compañía de Bomberos de Valparaiso, nuestra querida Bomba Israel de Valparaíso, quienes han llevado a cabo una labor maravillosa.
En fin, es cierto, somos una comunidad pequeña, pero tremendamente viva, a pesar de ser los que somos, con orgullo, con números y estadísticas en mano, nos enorgullecemos en que porcentualmente somos la comunidad o institución que más convoca.
Con todo lo vivido en este 2020 y a pesar de muchos sinsabores, como así también de pérdidas de varios socios que, desgraciadamente sufrimos a lo largo de este año, podemos decir que fue un gran 2020.
Obviamente nos quedan muchos desafíos, que como cualquier comunidad, estamos lejos de ser la comunidad perfecta o la que soñamos todos, pero lo que sí tiene que quedar claro:
La Comunidad Israelita de Viña del Mar Valparaíso está viva y los espera todos y todas judíos de Chile y el mundo con los brazos abiertos.